LA PREPARACIÓN DE LA ESPOSA
“7Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”. Apo. 19:7,8.
Comentarios de crítica textual
Hermanos, estamos en el capítulo 19, y la perícopa que estaremos considerando hoy, la preparación de la esposa, se encuentra entre los versículos 5 y 10. Apocalipsis 19:5-10. Son pocos los comentarios de crítica textual. Haremos la lectura del pasaje y los breves comentarios allí, y luego volveremos sobre la exégesis, Dios mediante: “5[Y] salió del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos (la letra “Y” está en unos manuscritos y falta en otros, y ha sido difícil saber si pertenece al texto o no; entonces lo colocan en las ediciones críticas entre paréntesis cuadrados), [y] los que le teméis (o simplemente “los que le teméis), así pequeños como grandes. 6Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor [nuestro] Dios (o “Dios”, aquí la expresión “nuestro” aparece también en unos y falta en otros y ha sido muy difícil decidir si pertenece o no al original, entonces aparece también en las ediciones críticas entre paréntesis) Todopoderoso reina! 7Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio resplandeciente, porque el lino fino es las acciones justas (puede traducirse: “justicia o justificación”) de los santos. 9Y me dijo: (la versión Reina-Valera de 1960 dice: “Y el ángel me dijo:”; ningún manuscrito conocido dice “ángel”; fue solamente una clarificación del traductor, pero no está en ningún manuscrito) Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: estas son palabras verdaderas de Dios. 10Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”.
Volvamos, hermanos, con la ayuda del Señor, sobre la exégesis del pasaje. En primer lugar, quiero que ubiquemos la perícopa en el contexto del Apocalipsis en general y el Apocalipsis en el contexto de toda la Biblia. Si no hubiera Apocalipsis, la Biblia no tendría final, no sabríamos en qué termina el programa de Dios. Apocalipsis nos muestra el final de todas las cosas. En este capítulo 19 del Apocalipsis, ya en la próxima perícopa se ve la segunda venida del Señor y luego se ve el Milenio, etc., el juicio del trono blanco, la Nueva Jerusalén, cielo nuevo y tierra nueva, etc.; quiere decir que estamos ya en las perícopas finales, en el objetivo general de toda la Biblia, inmediatamente antes de la venida del Señor, que es la que culmina, digamos, el programa de Dios, es el que trae definitivamente el establecimiento de la manifestación del reino del Señor. Antes de esa perícopa lo último que aparece aquí es la preparación de la esposa.
Las bodas en toda la Biblia
Quiero llamarles la atención para poder ubicar el asunto de las bodas, porque para entender el asunto de las bodas, tenemos que ver todos los versículos que hablan de las bodas. Si tomamos un versículo que habla de las bodas separado de los demás, entonces vamos a poner un verso contra otro; pero si los tomamos todos juntos, unos nos ayudan a interpretar a otros. Este pasaje de las bodas del Cordero es el que culmina todo el motivo de las bodas que aparece desde el principio en la Biblia. Adán y Eva es una pareja y Adán es figura de Cristo, del que había de venir, y Eva es figura de la Iglesia; y ese asunto de ese matrimonio, de esa pareja, de esas bodas, aparece a lo largo de toda la Biblia. Ya ustedes recuerdan cómo Dios hablaba a Israel; ustedes recuerdan, por ejemplo, en Isaías 54 cómo Dios le habla a Israel como a una esposa; o sea, se presenta como el Hacedor, su marido. En Oseas, Él también le dice a Oseas que tome una mujer fornicaria para que el pueblo de Dios le entienda a Él, que Él es el esposo y que ella ha sido adultera, y sin embargo Él, a pesar de todo, como dice después en Ezequiel 16, la perdona para que ella se avergüence de sus pecados y ahora viva sólo para Él. Todo ese motivo de la pareja está en toda la Biblia. Luego aparece el Nuevo Testamento. El Señor en varias ocasiones habla de las bodas. Cuando le preguntaron: ¿Por qué los discípulos de los fariseos ayunan y los otros y en cambio tus discípulos no ayunan? Él responde: ¿Cómo los que están de bodas van a ayunar en tanto que está con ellos el esposo? Un día el esposo les será quitado y en esos días ayunarán, pero mientras están con el esposo, no; y Él usó otra vez el símil o la figura del esposo y la Iglesia, la esposa. Juan el Bautista la misma cosa, habló de la misma manera: el que tiene la esposa es el esposo; el amigo del esposo que lo ve se alegra, pero la esposa no está casada con el amigo; el amigo no es el centro; la esposa es del esposo y el amigo es necesario que desaparezca, que mengüe y que el esposo crezca; otra vez la figura del esposo.
Después el apóstol Pablo vuelve a mencionar esto en 2 Corintios 11; compara a la Iglesia con Eva. A los Efesios en el capítulo 5, les muestra que Cristo está figurado en el varón y la iglesia está figurada en la mujer, Adán y Eva, el hombre y la mujer el misterio del matrimonio; todos esos motivos de matrimonio aparecen en el principio de la Biblia hasta el final; ese precioso poema que está en el centro de la Biblia, en el corazón, en Cantar de los Cantares, nos muestra que a lo largo de toda la historia ha habido una conquista del Novio que está conquistando la novia, y al fin la conquista y la prepara para presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, sin mancha y sin arruga ni cosa semejante; y esta perícopa final en el libro del Apocalipsis es la que consuma todo ese motivo, porque ya después viene el Señor, aparece el Milenio, aparecen las bodas del reino, las fiestas, el fin, la ciudad en que van a vivir, etc. Entonces la Nueva Jerusalén, que es la esposa del Cordero, es la culminación, y aquí entonces aparece la preparación; y en eso termina este motivo bíblico que viene desde Génesis y atraviesa toda la Biblia, Antiguo y Nuevo Testamentos y llega por fin al Apocalipsis. Cuando en otros pasajes encontremos el tema de las bodas, como en Mateo 22, como en Mateo 25, en Lucas, etc., nos vamos a dar cuenta de que todo está relacionado, que viene hablando de la misma cosa. Les llamo, pues, la atención al contexto general de la Biblia, que es lo que acabamos de hacer, porque un principio de sana interpretación es que el texto sin contexto es un pretexto. Se tiene que tener el contexto general, que es el que acabamos de ver, y el contexto más inmediato.
El contexto más inmediato comienza desde la “Y” del versículo 5, kai en el idioma griego. Esa “Y” quiere decir que esta perícopa no es una perícopa independiente, sino que continúa después de la perícopa anterior. ¿Cuál fue la perícopa anterior? La gran ramera y su sentencia. El ángel le dijo: Ven acá, yo te mostraré la sentencia sobre la gran ramera; y la describe, y describe la sentencia. La perícopa anterior que estudiamos las dos veces pasadas va desde el capítulo 17:1 hasta el 19:4; y cuando dice: “Y”; significa que la perícopa de la preparación de la esposa es después de la condenación de la gran ramera. Primeramente Dios juzga a la gran ramera; antes de juzgarla advierte al pueblo que Él tiene en Babilonia para que salga de Babilonia; después juzga lo que Él desaprueba, y por fin se queda con lo que realmente es de Él. Mientras esté Babilonia sin ser juzgada, todavía no se sabe qué es de Él y qué no es de Él, porque el diablo sigue engañando a través de Babilonia; pero una vez que el ángel le dice: te mostraré el misterio de la mujer y de la bestia que la trae, y la describe y la juzga, entonces ahora sí quedó la esposa.
Otra cosa más respecto del contexto: el capítulo 17, 18 y la primera parte del 19 que habla del juicio a la gran ramera, a la cual se le llama misterio Babilonia, es una explicación adicional del Espíritu Santo, de Cristo, del ángel y de Juan, porque en la séptima taza había anunciado la caída de Babilonia. La séptima taza está en el capítulo 16 y el verso 19 dice: “Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira”; este versículo corresponde a la séptima copa, y sabemos que las siete copas consuman la ira de Dios; esta séptima copa menciona la gran Babilonia; entonces si la séptima copa consuma la ira de Dios, lo que explica de la gran Babilonia en el capítulo 17, en el 18 y en los primeros cuatro versos del capítulo 19 es una explicación de lo que es la Babilonia mencionada en la séptima copa; no es un acontecimiento posterior, no es un juicio posterior. Los capítulos 17, 18 y los primeros del 19, que es la condenación de la gran ramera, es lo que está diciendo en la séptima copa; cronológicamente pertenece a la séptima copa.
Ubicación de las bodas
En la sexta copa el Señor todavía está diciendo: He aquí, yo vengo pronto; que estemos preparados, bien vestidos. Entonces viene la séptima copa, y en la séptima copa menciona esta gran Babilonia que fue juzgada, la ciudad fue dividida, vino el cáliz del ardor de la ira de Dios; esa Babilonia es descrita en la séptima copa, que es explicada, no como un acontecimiento posterior, porque la séptima copa consuma la ira, sino que 17 y 18 la explica. El verso 19 del capítulo 16 es explicado en los capítulos 17, 18 y en los primeros versos del 19.
¿Eso qué quiere decir? que el asunto de las bodas del Cordero es después de la gran tribulación, inmediatamente antes de la venida gloriosa del Señor Jesucristo, como es descrita en el resto del capítulo 19. Por eso hice todas estas conexiones. La “Y” del capítulo 19:5 lo conecta cronológicamente con la perícopa anterior, y la perícopa anterior es una explicación de la séptima copa; entonces la hora de las bodas, del llamamiento a las bodas es después de la gran tribulación, porque viene después de la perícopa de la ramera, que es una explicación de la séptima copa, y son las siete copas las que consuman la ira de Dios. En la sexta copa todavía se está anunciando la venida del Señor como ladrón; no ha venido todavía en pleno acontecimiento de la sexta copa donde está el anticristo, donde ya está el falso profeta, donde ha habido juicios tremendos. Esto para ubicar cronológicamente el momento de las bodas del Cordero.
Entonces ahora sí leamos los versos: “5Y salió del trono una voz”; ¿cómo? Esta voz está pidiendo que se glorifique a Dios, que se glorifique al Padre; pero quiere decir que no es el mismo Padre; ¿pero quién está con el Padre en el trono? El Hijo; ¿qué es lo que glorifica al Padre? ¿No dijo el Señor Jesús: Yo os he puesto para que vayáis y llevéis mucho fruto; en esto es glorificado mi Padre, en que vayáis y llevéis mucho fruto? Lo que glorifica al Padre es la edificación de la Iglesia en número y en calidad y madurez; y ahora estamos llegando a la perícopa que nos habla de la preparación de la esposa; entonces es el momento en que el Hijo puede decir: Ahora sí, llegó la hora de glorificar a Dios; ya la gran ramera fue juzgada, alabamos a Dios por su juicio; pero Dios no tenía sólo juicio, Dios tenía un plan glorioso; el juicio era para quitar lo que estorbaba ese plan, pero el plan continúa; por fin, después de tantos dolores de parto, de tantos combates, por fin, ahora el cielo y la tierra, y toda la creación visible e invisible puede alegrarse, porque lo que Dios quería llegó a concreción.
Alabad a nuestro Dios
Ahora sí es posible que haya Nueva Jerusalén; ¿por qué? porque hay esposa, ¡aleluya! “Y salió del trono una voz (yo creo y no soy dogmático; en ninguna cosa quiero ser dogmático; estoy diciendo lo que más entiendo; ustedes pueden pensar distinto con todo derecho; si es del trono, ¿de quién sería esta voz? Pienso que es del Hijo) que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos”; aquí no está hablando solamente a los de la tierra, ni solamente a los del cielo, sino a todos los que le sirven; ya más abajo aquel ángel que tenía la séptima copa, que es el que le habla a Juan, le dice: yo también soy consiervo tuyo y de tus hermanos; Juan está incluido entre los siervos. “Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis”. Si esta “y” pertenece al texto, quizá podrían ser estos “los que le teméis”, los temerosos de Dios de los llamados siervos, pero si no es la “y”, puede ser otras palabras para decir los mismos; pero ya en otros pasajes, que es en la séptima trompeta, se hace esa diferencia.
En la séptima trompeta (11:18), dice: “Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre”; vemos como categorías de personas del pueblo de Dios: los santos que están en el Señor, pero hay también personas que son temerosas de Dios, digamos que no van a ser los santos vencedores que van a reinar en el Milenio, pero sí aquellos temerosos de las naciones sobre quienes van a reinar los santos en el Milenio. Entonces aquí están incluidos todos los siervos: “y los que le teméis, así pequeños como grandes”. Dice: “Alabad a nuestro Dios”; esa fue la orden del Verbo de Dios, una voz del trono; ¿cuál otra? Yo creo que es el Hijo; y entonces miren la obediencia a esa orden a la creación, a los siervos. “6Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos (esta es la voz de Dios, pero la voz de Dios expresada en la creación. En el capítulo 1, que expresa al Cristo glorificado, su voz era como de muchas aguas, o sea, es el Señor hablando también a través de Su pueblo), que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” ¿Cómo era la cosa antes? Bueno, en el cielo se hace la voluntad de Dios, pero aquí en la tierra el diablo hace de las suyas y cada uno de nosotros hace lo que le da la gana, cada cual hace como bien le parece; entonces ¿a qué viene el Señor Jesús? viene a que en la tierra se haga la voluntad del Padre, y nos compromete; vosotros oraréis así: “9Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mt. 6:9-10).
Ahora, ¿cómo termina la séptima trompeta? Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; la séptima trompeta incluye las siete copas; la séptima trompeta incluye la consumación del misterio de Dios; o sea, incluye el Milenio, incluye el juicio del trono blanco, incluye la Nueva Jerusalén; todo eso está contenido en la séptima trompeta. Así como el séptimo sello incluye las siete trompetas, la séptima trompeta incluye las siete copas y el resto del misterio de Dios. El misterio de Dios se consuma en la séptima trompeta. ¿Qué decía la séptima trompeta? Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo. El Hijo del Hombre se sentó a la diestra del Padre y empezó a abrir los sellos, y envió el evangelio, y después comenzó a controlar las circunstancias de la tierra para someter todas las cosas bajo las plantas de los pies del Hijo del Hombre. Entonces ¿qué es lo que aparece aquí? El momento del reino; ya el anticristo fue juzgado, los hombres fueron juzgados, el falso profeta fue juzgado, la gran ramera fue juzgada, todo fue juzgado; pero sobrevivió ¡aleluya! lo que Dios estaba buscando, la esposa para el Hijo; pasó por medio de todo y quedó incólume, purificada, vestida, emblanquecida por fin la novia.
Significado de las bodas
Entonces, hermanos, ¿qué es una boda? Más que algo exterior que también se puede simbolizar y festejar exteriormente; pero la esencia de una boda es que el esposo y la esposa se hacen uno solo. Al principio el Señor era el perfecto y nosotros los imperfectos, pero Él se ha ido formando en la Iglesia; hasta que lleguemos a la plenitud de la estatura de la plenitud de Cristo, cuando los vencedores al fin se hacen uno con el Señor. Esa es la realidad espiritual de la boda; mientras no haya madurez de la Iglesia, mientras la Iglesia no se haga una con el Señor, el Señor todavía tiene que estar esperando, porque Él dijo en una parábola: El reino de los cielos es como aquel hombre que siembra semilla en el campo y luego sale una hojita, y luego sale una espiga, y cuando el grano está maduro enseguida se mete la hoz porque la siega ha llegado. ¿Cuándo es la hora de la siega? Cuando el grano está maduro. ¿Qué quiere decir el grano maduro? Cuando la vida del grano que fue sembrado se ha dispensado y formado en los nuevos granos; los nuevos granos es la madurez de la Iglesia, es la formación de la plenitud de Cristo en el cuerpo de Cristo; entonces es la hora cuando Él y ella se hacen uno.
Esa es la hora de la siega, esa es la hora de madurez, esa es la hora de la boda. El Señor no puede casarse con una niña; Él tiene que presentarse a sí mismo una esposa hecha y derecha, santa, sin mancha, sin arruga ni cosa semejante. El momento es éste de esta perícopa de Apocalipsis 19. Por eso dice: “¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” Pero noten que ahí no fue lo único que habló la multitud; la multitud siguió diciendo: “Gocémonos”; y eso quiere decir que esta multitud es mayor que la esposa; porque la multitud está hablando de la esposa, la multitud es mayor que la esposa; la esposa es menor que la multitud; por lo menos para la hora del Milenio, la esposa es menor que la multitud. Aquí toda esa multitud de siervos celestiales y terrenales está glorificando que ahora llegó la hora en que el Señor reina. Reina, ahora ya reina el Señor; ahora nos sometimos al Señor; juzgó la tierra y los que le obedecen le obedecieron, se sometieron al Hijo, se casaron, llegaron a ser uno con Él. Entonces dice la misma voz de la multitud que dijo: “¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!”, siguió diciendo la misma multitud: “6Gocémonos (hablan en plural) y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero (¿cuando han llegado? después del juicio de la gran ramera en la séptima trompeta), y su esposa se ha preparado”. Hay muchas profecías en la Biblia acerca de Israel, de terremotos, del anticristo, de pestes, de enfermedades, de sediciones, hambres; y no sólo de Israel, sino de Europa, del Oriente, del Sur y del Norte, ¿y no iba a haber profecías acerca de la Iglesia? Claro, hay profecías acerca de la Iglesia. Ahí están las parábolas del Señor que tienen que ver con el capítulo de la Iglesia en el reino de los cielos que vamos a ver eso otro poquito ahora; están las profecías de Apocalipsis 2 y 3 y otras menciones de la Iglesia, y está esta profecía tremenda de la Iglesia: “Su esposa se ha preparado”. Existe algo que se llama la preparación de la esposa.
¡Qué cosa preciosa! Su esposa se ha preparado; quizá las vírgenes insensatas no, ellas no estaban preparadas; por eso es que el grupo de las que esperan al esposo es más grande que la esposa que se casa en la boda para el Milenio; ya después en el cielo nuevo y en la tierra nueva, ahí entran todos; pero para el Milenio entran sólo los vencedores preparados; entonces por eso esta voz que habla, habla acerca de una esposa. Son más los que se gozan que la que se casa, pero de todos modos la que se casa se prepara; su esposa se ha preparado; pero miren lo que dice a continuación, y esto, hermanos, me llena de alegría.
Las dos vestiduras
“8Y a ella se le ha concedido (es una concesión de Dios, es la gracia de Dios) que se vista...”; miren que aquí no está hablando de la vestidura de oro que tiene la esposa. Vamos a hablar de las dos vestiduras, la de la naturaleza y la de las acciones justas: una es para ser hijo y otra es para ser vencedor; son dos vestiduras que vamos a ver; por lo pronto aquí está hablando de la segunda vestidura, de la de los vencedores, porque ella ya está vestida, justificada, ya lleva vestiduras blancas, pero tiene que ser vestida para el casamiento.
Entonces dice: “se le ha concedido”; esa es la gracia de Dios. Si nosotros nos miramos a nosotros mismos, ¿dónde vamos a llegar? Pero “se le ha concedido”; por eso está feliz todo el cielo y la tierra, los que son de Dios; los demás ya fueron juzgados; los que quedaron del juicio, los que sobrevivieron al juicio están felices. “Se le ha concedido (a la esposa, a la que se ha preparado) que se vista de lino fino (o sea, este es el verdadero, porque el otro, con el que se vestía la gran ramera, era el material para engrandecerse; pero el que se engrandece será humillado; pero en cambio ella, la esposa, era como una rosa de sarón, muy humilde, pero será vestida), limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”. Aquí quiero llamarles la atención a los dos aspectos de las vestiduras.
Vamos a verlos en el Salmo 45 y luego en el mismo Apocalipsis. El Salmo 45 es el Salmo de los desposorios del rey Salomón, el hijo de David, con aquella que salió de Egipto. Ahora, nosotros salimos de Egipto y nuestro Hijo de David es el Señor Jesús; entonces aquí vamos a ver en el Salmo 45 esa descripción: “1Al músico principal; sobre Lirios (¿Dónde apacienta él? En lirios). Masquil de los hijos de Coré. Canción de amores (esa es la boda). Rebosa mi corazón palabra buena; dirijo al rey mi canto; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero. 2Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
3Ciñe tu espada sobre el muslo, oh valiente, con tu gloria y con tu majestad (ese es Cristo). 4En tu gloria sé prosperado; cabalga sobre palabra de verdad (es el que viene en un caballo blanco), de humildad y de justicia, y tu diestra te enseñará cosas terribles. 5Tus saetas agudas, con que caerán pueblos delante de ti (esa es la venida del Señor cabalgando, como aparece en Apocalipsis 19), penetrarán en el corazón de los enemigos del rey (el anticristo, el falso profeta y sus secuaces). 6Tu trono, oh Dios (noten, ese es el Espíritu de Dios hablando al Hijo), es eterno y para siempre; cetro de justicia es el cetro de tu reino. 7Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo (el Dios de Dios, el Padre ungió al Hijo), con óleo de alegría más que a tus compañeros (¡qué belleza! tiene compañeros; ¡qué maravilla!). 8Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos; desde palacios de marfil te recrean. 9Hijas de reyes están entre tus ilustres; está la reina (primero aparece el rey y ahora desde aquí aparece la reina, porque ¿qué era el propósito de Dios? ¿qué es lo que dice el Señor allá en Lucas? Que había un rey que quiso hacerle bodas a su hijo; entonces ¿cómo no va a aparecer también la reina?) a tu diestra con oro de Ofir”. ¿De qué nos habla el oro? Esto se refiere a la naturaleza divina, la que se obtiene no por obras, sino por fe, por gracia. El oro nos habla de la regeneración por fe.
Primera vestidura. “10Oye, hija (el Señor le habla aquí a la Iglesia; oigan, pongan atención, ¿no es esto para ustedes, y para mi?), y mira, e inclina tu oído; olvida tu pueblo (tú no eres de aquí de la tierra, no; de las cosas de arriba), y la casa de tu padre; 11y deseará el rey tu hermosura; e inclínate a él, porque él es tu señor. 12Y las hijas de Tiro vendrán con presentes (hay otras que no son ella pero que están allí); implorarán tu favor los ricos del pueblo. 13Toda gloriosa es la hija del rey en su morada; de brocado de oro es su vestido (primer vestido)”. El vestido primero es cuando la persona nace, el Señor la limpia de todos sus pecados; y por eso el Señor le dice a los de Sardis: tengo algunos que no han manchado sus ropas, o sea, tienen la ropa limpia, y sin embargo, luego le dice: te voy a dar una recompensa, voy a hacer que se vistan de ropas blancas; es decir, ya la tienen vestidas, pero se van a vestir de otras; ya volveremos a ello allá; porque la vestidura de la regeneración es una y la vestidura de la conformación a Cristo para la resurrección, inmortalidad y victoria, es otra. Entonces esta primera vestidura del 13, “de brocado de oro es su vestido” se refiere a la regeneración.
Segunda vestidura. Pero luego dice en el 14: “Con vestidos...”; ahora ya no es un solo, sino que ahora es en plural, “vestidos”, ¿por qué? porque tiene que vestirse de justicia y luego de inmortalidad; por eso habla en plural, y éste ya no es de oro, sino que es bordado. Bordado quiere decir trabajado. Ese otro vestido está encima de aquel primero de oro, pero ahora habla en plural, “con vestidos bordados será llevada al rey”. Vestidos trabajados.
Vamos a ver ese trabajo en Apocalipsis 3. En Apocalipsis 3:4 el Señor le dice a Sardis: “4Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras (que tienen vestiduras limpias; ¿cuáles son estas vestiduras limpias? Las de la justificación, son hijos de Dios, fueron justificados, fueron regenerados y ahora tienen la vestidura de oro; pero además de la de oro hay otras vestiduras bordadas; la de las acciones justas, o sea, la conformación a Cristo, y entonces la inmortalidad; esas son bordadas); y andarán conmigo en vestiduras blancas”; ahora lo dice en futuro, ya las tiene limpias, pero andará; hay un futuro; ya está hablando de vestiduras para el futuro. “En vestiduras blancas, porque son dignas. 5El que venciere será vestido de vestiduras blancas”; lo pone en futuro; ya tiene vestiduras blancas, las interiores, las de la justificación, las de la identidad de hijos e hijas de Dios, y no las ha manchado, pero entonces ¿qué va a suceder? “andarán conmigo en vestiduras blancas”.
Vestiduras tripartitas
Si tú andas en el Espíritu, Cristo se va a formar en ti, y si te mantienes así vas a ser vestido de gloria, de inmortalidad y vas a reinar. Por eso habla de las vestiduras en tres planos: en el plano de la regeneración que tiene que ver con el espíritu; en el plano de la conformación a Cristo que tiene que ver con el alma; y en el plano de la transformación de nuestros cuerpos mortales. Somos desvestidos de este cuerpo mortal para ser vestidos de uno de incorrupción; esas son las vestiduras de inmortalidad. Como el ser humano es tripartito: espíritu, alma y cuerpo, las vestiduras también son tripartitas: en el espíritu, de oro con la naturaleza divina; en el alma, conformación a Cristo, bordadas; pero las bordadas son dos; ¿por qué? porque también el cuerpo tiene que ser adoptado y glorificado; entonces son tres, y esas tres que aparecen en el Salmo 45, aparecen aquí: “El que venciere será vestido”; pero noten, acababa de decir: “tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras”; quiere decir que tienen vestiduras blancas en su espíritu, y ¿qué más dice? “y andarán conmigo”. Andar con el Señor es la clase de vida que tiene una persona que anda en Cristo; entonces es en el alma; “andarán conmigo en vestiduras blancas”; es el proceso de formación de Cristo en el alma; y ahora viene el cuerpo. “El que venciere será vestido de vestiduras blancas (ahora estas son ya las vestiduras de incorrupción, vestidos de gloria y majestad); y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”.
Ahora pasemos también a Laodicea, y miren lo que le dice el Señor. Laodicea son cristianos; es una iglesia, es decir, son hijos de Dios regenerados, pero que no andan en el Espíritu, y por eso el Señor les corrige, y les dice: “18Por tanto, yo te aconsejo que de mi compres oro refinado en fuego, para que seas rico”; o sea, tienes que andar realmente en el Espíritu. El oro para el espíritu es por gracia; pero aquí no dice que es el oro regalado, sino que es el oro por el que hay que pagar un precio; es la aplicación del oro del Espíritu al alma; “que de mí”; el Señor dice: Yo estoy en tu espíritu, tú eres mi hijo, mi iglesia, Laodicea, pero de mí tienes que comprar, tienes que pagar un precio para que Yo me forme en en ti. “De mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte”. ¿Por qué? porque estaba desnudo; ¿pero no era iglesia? Sí era iglesia; ¿no eran hijos e hijas? Sí lo eran, pero estaban desnudos porque andaban en la carne, en la vida natural; entonces dice que compres oro “y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas”. Entonces nos damos cuenta de que este asunto de las bodas, de las vestiduras y de la preparación, tiene un triple aspecto; en el espíritu, ya el Señor dijo que estaba de bodas con sus discípulos, pero todavía Cristo no se había formado en ellos; andaba con ellos, pero no andaba en ellos todavía; y después de andar en ellos y formarse en ellos, tiene que aparecer en ellos, en su cuerpo. “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria” (Col. 3:4). Aquí vemos, pues, dos aspectos.
Los misterios del reino de los cielos
Ahora sí vamos a hablar lo de las bodas. Vamos al evangelio de Mateo. Primeramente vamos a ir a Mateo 22, donde habla de las bodas; porque ¿qué es la perícopa de Apocalipsis 19? Las bodas; y esas bodas se ilustran acá en estas parábolas; estas parábolas se consuman en Apocalipsis 19 y después en la Nueva Jerusalén. “1Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo (les llamo la atención al inicio del verso 2; si queremos entender el asunto de las bodas y el momento de las bodas, tenemos que poner atención a esta frase del verso 2; tú no puedes tomar lo de las bodas olvidándote de esta frase, porque eso es esto): 2El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo”. ¿Qué es lo que va a hacer esta parábola de las bodas? No se olviden de esa palabra; sólo el apóstol Mateo menciona el reino de los cielos, así con esa expresión. Marcos dice: el misterio del reino de Dios; Lucas dice: los misterios del reino de Dios; Mateo dice: los misterios del reino de los cielos. ¿Por qué esas tres expresiones? Porque el reino de Dios abarca todo, de eternidad a eternidad; pero cuando lo menciona Lucas, lo transcribe a plural, refiriéndose a lo mismo. Significa que los misterios del reino de Dios son el misterio del reino de Dios; o sea que esos misterios forman un solo misterio; pero luego Mateo y sólo Mateo, no Marcos ni Lucas, Mateo lo restringe, y dice: los misterios del reino de los cielos; es decir, los misterios del reino de los cielos son algunos de los misterios del reino de Dios, y todos los misterios del reino de Dios incluidos los misterios del reino de los cielos, forman el misterio del reino de Dios. Ahora, si hacemos el seguimiento de todos los versículos que nos hablan del reino de los cielos, vemos que se restringe a la época de la Iglesia con la venida del Señor y al Milenio. Eso es lo que habla el reino de los cielos. ¿Cómo sabemos? Hágale el seguimiento, reúna todos los versículos que hablan del reino de los cielos, y se da cuenta de que se refiere al desarrollo de Cristo en la Iglesia, a la venida del Señor, y el Milenio; eso es el reino de los cielos; podemos comprobarlo.
Hagamos un examen rápido de Mateo 13, donde aparecen las parábolas del reino de los cielos. Primero empieza con la parábola del sembrador, y cuando la dice, no dice que es misterio del reino de Dios, pero cuando la explica en el propósito de las parábolas, en Mateo 13:11: “11Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”. Esta parábola del sembrador es uno de los misterios del reino de los cielos. ¿Qué es la parábola del sembrador? Que se paró el sembrador a sembrar y sembró en distintas clases de terreno; una dio fruto, otra no dio, otro se enredó, esto con aquello; ustedes conocen la parábola. ¿De qué trata esa parábola? De la vida de la Iglesia; no está hablando de la Nueva Jerusalén. Esa parábola está hablando de la siembra del Señor; o sea, de la vida de la Iglesia. El sembrador siembra y algunos se comen la semilla porque cae al lado del camino; esa no es la Nueva Jerusalén; y luego otra cae en piedra dura, y no da fruto porque no tiene raíces; otra cae entre espinos, porque los afanes de este siglo no les deja dar fruto; y una cae en buena tierra, y esa, la que cae en buena tierra, da fruto al 30, al 60, al 100. Esa es la madurez de la Iglesia, y entonces viene la siega, o sea, la venida del Señor y el Milenio. Ustedes se dan cuenta de que el reino de los cielos en la parábola del sembrador se refiere a la vida de la Iglesia y al Milenio.
El trigo y la cizaña. Mateo 13:24: “Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña”. ¿Qué es esto? ¿Qué es el trigo? Los hijos del reino. ¿Qué es la cizaña? Los hijos del malo. ¿Qué es la siega? La venida del Señor cuando manda a sus ángeles; la siega es en el fin del siglo. ¿De qué está hablando esta otra parábola del reino de los cielos? De la historia de la Iglesia, de la venida del Señor y el Milenio; de recoger el trigo en el alfolí.
La semilla de mostaza. “31Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; 32el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol...”. ¿De qué está hablando? De la semilla que el Señor siembra en la Iglesia; crece en la Iglesia y llena toda la tierra. Es como aquel monte de Daniel 2 que llena toda la tierra; habla de la Iglesia y del Milenio; ¿se dan cuenta? Claro que después eso pasa a la Nueva Jerusalén.
La levadura. “33Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado”. La levadura tiene que leudar toda la masa. Yo lo interpreto como el evangelio llenando toda la tierra del mensaje de Cristo; sé que otros lo interpretan diferente, pero yo no puedo hacerlo así porque tiene otras implicaciones en otros contextos.
El tesoro escondido. “44Además (quiere decir que ésta es otra de las parábolas del reino de los cielos), el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”. El hombre no compró el tesoro; el tesoro le salió gratis, pero puso todo lo que tenía para quedarse con el tesoro; el tesoro es un regalo pero le costó todo. ¿Eso es qué? la vida de la Iglesia y su galardón.
La perla preciosa. “45También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 46que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”. Pagó todo, puso todo para quedarse con lo que apreciaba.
La red. La misma cosa: “47Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces”. Es la vida de la Iglesia, evangelizando; ¿se dan cuenta? El reino de los cielos se refiere a la Iglesia; pero también cuando se recogen los peces y se separan los buenos de los malos, unos van a buen fin y otros a mal fin; entonces ahí viene el tribunal de Cristo, y ¿quiénes califican para reinar en el Milenio y quiénes no, en el reino? Por eso se llama el reino de los cielos. Ahí termina el capítulo 13; ya no vuelve a mencionar parábolas, sino hasta el 20.
¿Qué es el reino de los cielos?
El patrón y los obreros de su viña. En el capítulo 20 vuelve a hablar del reino de los cielos: “1Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña”. ¿Qué son los obreros trabajando en la viña? La vida de la Iglesia; y ¿qué es la hora de la paga de los obreros? La venida del Señor, el tribunal de Cristo, recompensando a cada uno según sus obras en el Milenio. ¿Qué es el reino de los cielos? La iglesia y el Milenio; ¿se dan cuenta? La Iglesia y el Milenio son capítulos del reino de Dios. El reino de Dios es de eternidad a eternidad. Por ejemplo, dice en Mateo que el reino de Dios será quitado de aquel pueblo de Israel y será dado a otro pueblo ( Mt. 21:43). ¿Por qué Él no dijo: el reino de los cielos será quitado, sino el reino de Dios, y lo dice Mateo, que siempre habla del reino de los cielos; pero cuando habló de Israel ya no dijo el reino de los cielos, sino el reino de Dios será quitado de Israel. Significa que la historia de Israel era una parte del reino de Dios. De eternidad a eternidad es el reino de Dios, pero tiene capítulos; esos capítulos son los misterios del reino de Dios; entre todos esos, los que corresponden a la Iglesia y al Milenio, son los misterios del reino de los cielos. Entonces ¿a quién se refieren los misterios del reino de los cielos? A la vida de la Iglesia y el Milenio, con la venida del Señor allí como intermedio. Después no aparecen ya más parábolas de estas del reino hasta que llegamos al capítulo 22.
En Mateo 21:33 y siguientes, es lo que acabo de hablar; la parábola de los labradores malvados; aquellos que habían recibido la encomienda de Dios en Israel, pero no fueron fieles y entonces ¿qué les tocó? Les tocó que se les quite el reino. Y es cuando dice el verso 43: “Por tanto os digo, que el reino de Dios (ya no dijo el reino de los cielos) será quitado de vosotros (ese capítulo ya no es de la historia de la Iglesia, sino del Israel, que fue infiel), y será dado a gente que produzca los frutos de él”; o sea, los vencedores de la Iglesia.
Parábola de la fiesta de bodas
Luego Mateo 22:1-14 dice lo que acabamos de hablar, la parábola de las bodas: “1Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: 2El reino de los cielos es semejante (¿a qué?) a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo (él quiere que su hijo se case y haya una fiesta); 3y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir”. Oiga, hermano, no pasemos esto rápido, leamos esto para que nos toque. “4Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto (aquí está el evangelio, ahí está el Espíritu Santo); venid a las bodas”. Ahora es la responsabilidad suya; venga usted; su alma se tiene que comprometer. “5Mas ellos, sin hacer caso, se fueron (a pecar, no; a labrar; no dice que se fueron a pecar), uno a su labranza, y (se ocupó de labrar; y otros ¿a dónde? No dice que se fueron a pecar, sino) a sus negocios (fue la labranza, fueron los negocios los que no le dejaban participar de la fiesta de las bodas); 6y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 7Y al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad”.
Eso se cumplió en parte cuando Jerusalén fue tomada en el año 70 del primer siglo para juzgar aquella generación que rechazó al Señor, y todas las anteriores que rechazaron a los profetas. “8Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas (eso es lo que el Señor quiere); mas los que fueron convidados no eran dignos. 9Id, pues, a las salidas de los caminos; y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos (miren, porque el evangelio llama a los malos también); y las bodas fueron llenas de convidados. 11Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda”. No dice que era malo; los otros eran malos pero se habían limpiado y vestido de boda; éste no tenía el vestido de boda, o sea que era una persona que no merecía el reino, ¿por qué? ¿de qué está hablando aquí? Del reino de los cielos; estas bodas es el reino.
Las bodas del Cordero es el reino
No podemos separar las bodas del reino. Cuando separamos las bodas del reino, ponemos las bodas a un lado y el reino a otro lado; pero ¿qué son las bodas? El reino de los cielos es semejante a estas bodas. No podemos poner las bodas en un lado y el reino en otro, porque las bodas son el reino de los cielos. El reino de los cielos es semejante a esas bodas: La parte de la Iglesia y la parte del Milenio. “12Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?” Para estar en el reino, no importa que haya sido malo, porque llamó también a los malos, pero los vistió, o sea, fueron justificados, y ahora van al reino; la boda es ejercicio en el alma; tiene que venir a aprovecharse lo que fue preparado, de los bueyes engordados, de todo lo dispuesto. Ya les fue provista la vestidura a todos los invitados, la primera de adentro, pero la de afuera, la de las bodas tiene que tenerla por fuera. “¿Cómo entraste aquí (aquí es en el reino), sin estar vestido de boda? (sin ser uno conmigo, con el Hijo de Dios; eso es el estar vestido de boda, eso es andar en el Espíritu) Mas él enmudeció”. No tenía nada que responder. “13Entonces el rey dijo a los que le servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera (noten, que son las mismas expresiones que aparecen en Mateo 25 de la parábola de los talentos); allí será el lloro y el crujir de dientes”. No dice que es eterno, pero sí es un sufrimiento de los que no están vestidos de bodas; los que no están vestidos de bodas no pueden participar de la boda, que es el reino de los cielos. La parte de la Iglesia es para vestirse y la parte del reino es para ser galardonado, según se haya vestido durante la época de la Iglesia. Esos, los que entran a las bodas, son los que entran al reino. El reino y las bodas son la misma cosa. ¿Qué pasa aquí? A dónde va? Excluidos del reino. Señor, pero si con nosotros comiste y nos predicaste; sí claro, comí, pero no los conozco, obradores de iniquidad. Cuando vean a Moisés, a Abraham, Isaac, a otros del norte, del oriente, del occidente en el reino y ustedes estén excluidos. Una cosa es la gracia por fe y otra cosa es el reino, que es la posición de gobierno en el Milenio, que eso es para la casada, para la esposa. Ya después del Milenio los demás salvos serán también parte de la Nueva Jerusalén, pero mientras tanto el asunto es en el reino. Si no está en el reino, ¿está dónde? Está en las tinieblas de afuera, atado de pies y manos, y en lloro y crujir de dientes; no dice que es eterno, pero sí dice que es tinieblas, que es lloro, que es crujir de dientes y que es atado. “14Porque muchos son llamados, y pocos escogidos”. Esto en el contexto del reino de los cielos.
La parábola de las diez vírgenes. Ahora sí, pasemos a Mateo 25. La parábola de las diez vírgenes. En primer lugar les llamo la atención a la primera palabra: “1Entonces”; esta parábola no la podemos aislar del contexto, sino que la tenemos que tener en el contexto.¿En el contexto de qué? de todo el discurso escatológico llamado pequeño Apocalipsis del Señor Jesús que aparece en Mateo 24. ¿Qué habla en ese capítulo? ¿Cuándo serán estas cosas? ¿Qué señal habrá de tu venida y del fin del siglo? Y el Señor empieza a hablarles; y nosotros ya hemos estudiado de qué les habla; de que la Iglesia pasará por la tribulación; cuando veáis en el Lugar Santo la abominación desoladora, y después de la tribulación de aquellos días mandará a recoger sus escogidos. Viene hablando de la gran tribulación y de la venida del Señor como ladrón; y hay que tener todos los versos de la Biblia que hablan de la venida del Señor como ladrón. Después de todo ese contexto, sin cambiarlo, introduce la parábola de las vírgenes. No podemos tomar la parábola de las vírgenes aislada y contradiciendo a todo el discurso que venía, porque esta parábola es parte del discurso; tiene un contexto anterior y un contexto posterior.
El contexto anterior aparece con: “Entonces el reino de los cielos”; va a hablar de las bodas, ¿pero qué es eso? El reino de los cielos. ¿Cuándo? “Entonces”, después de todo lo que habló en el capítulo 24; y ¿como termina?, en el verso 13, y luego dice el 14: “Porque”, pues la parábola de los talentos está relacionada con la de las vírgenes, y la de las vírgenes está relacionada con todo el discurso escatológico del capítulo 24; no se puede interpretar separada del contexto inmediato, ni del contexto mediato. ¿Qué hemos visto? Los contextos mediatos y ahora los inmediatos; eso lo digo para entender esta parábola.
“1Entonces (¿entonces qué?) el reino de los cielos”. Noten ¿de qué va a hablar esta de las diez vírgenes? Del reino de los cielos. ¿De qué hablan todas las parábolas del reino de los cielos? De la Iglesia y el Milenio; va a hablar de las bodas como habló en otras parábolas y como habló en Apocalipsis. ¿Cuándo habla en Apocalipsis? Después del juicio de la gran ramera; no podemos separar una cosa de todas; todas tienen que concordar, todas tienen que decir lo mismo, o si no vamos a hacer que la Biblia se contradiga. “1Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes (las diez son vírgenes y las diez son creyentes porque esperan al esposo; todos son creyentes) que tomando sus lámparas (tienen lámparas; la Biblia dice que lámpara de Jehová es el espíritu del hombre; quiere decir que estas son personas que esperan a Cristo, son personas nacidas de nuevo, porque tienen lámparas, incluso tienen aceite en las lámparas pero no en la vasija. Entonces pongan atención aquí), salieron a recibir al esposo”. Salieron, o sea, ellas vivían para Cristo. “2Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas”. ¿En qué consiste la prudencia? Y ¿en qué consiste la insensatez? Aquí está; “3Las insensatas, tomando sus lámparas (tenían sus lámparas, que se refiere al Espíritu en su espíritu humano, porque son vírgenes que esperan a Cristo, son creyentes, pero), no tomaron consigo (consigo, o sea en su alma, en su vasija) aceite (no aplicaron la vida del Espíritu a su alma, no se negaron a sí mismas; aunque eran creyentes, no se negaron a sí mismas, vivieron en su naturalidad y no en la vida del Espíritu); 4mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas”. La lámpara se refiere al espíritu, la vasija se refiere al alma; no hay que tener el aceite solamente en la lámpara, sino también en la vasija; el Espíritu no sólo en nuestro espíritu, sino en nuestra alma, también en la vasija; andar en el Señor; no sólo ser creyente, sino ser creyente vencedor. “5Y tardándose el esposo (¿eso fue cuántos siglos? Ya llevamos 21 siglos), cabecearon todas y se durmieron”. Aquí algunas ya murieron físicamente. “6Y a la medianoche se oyó un clamor: (la preparación, prepárense para recibir al esposo; algunas están en el paraíso, tienen que reunirse y otras están aquí en la tierra que todavía no han muerto) ¡Aquí viene el esposo (no es que ya llegó, es una preparación, aquí viene); salid a recibirle! 7Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron (esta es la preparación; pero ¿calificará o no para el Milenio? Porque vamos a ver que en la venida del Señor, los resucitados en el tribunal de Cristo algunos calificarán y otros no. Entonces se levantaron, la preparación), y arreglaron sus lámparas. 8Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite (se dieron cuenta de que no calificaban para una mejor resurrección; o sea, no calificaban para reinar en el Milenio; no calificaban para reinar; se sintieron incompletas); porque nuestras lámparas se apagan”. Se sentían apagadas, sin vida, sin fervor. “9Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras...”; no es egoísmo, es que tanto la salvación como el servicio a Dios son cosas individuales; nadie puede creer por otro ni nadie puede servir a Dios por otro; cada uno tiene que creer por sí mismo según la gracia de Dios, y servir a Dios por sí mismo según la gracia de Dios.
“Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden (porque esto ya no es un asunto sólo de gracia, sino de pagar el precio), y comprad para vosotras mismas. 10Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”. Ahora sí ya vino el esposo; ya llegó la hora de la resurrección, del tribunal de Cristo y del Milenio; porque ¿de qué está hablando esta parábola? Del reino de los cielos. “11Después vinieron también las otras vírgenes (¿dónde? cuando ya ha venido el Señor, o sea, cuando está el tribunal de Cristo y van a entrar en el Milenio, que son las bodas, porque las bodas son el reino de los cielos), diciendo: ¡Señor, Señor, ábrenos!” ¿’Abrenos a qué? A las bodas; ¿qué es las bodas? El reino de los cielos; el reino de los cielos es semejante a estas vírgenes que se preparan para las bodas, no es otra cosa. “12Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 13Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”. Ahora, ahí no termina la cosa; esta parábola es continuación y explicación de todo el capítulo 24; esa exégesis ya se ha hecho; por eso no entro en ella, pero la recuerdo para tenerla en cuenta. Esta parábola es para ilustrar el capítulo 24, y la parábola siguiente es para ilustrar la parábola anterior y el capítulo 24, porque dice en el verso 14: “Porque”, o sea que ahora va a ilustrar otra vez la parábola de las bodas, como la parábola de las diez vírgenes es una ilustración del discurso escatológico del capítulo 24.
Parábola de los talentos. “14Porque el reino de los cielos”; son muchas parábolas del reino de los cielos, pero es el mismo reino de los cielos; no hay muchos reinos de los cielos, hay un solo reino de los cielos; todas las parábolas están hablando la misma cosa; no podemos hacer decir a una parábola distinto de lo que dicen todas las demás; todas hablan de lo mismo; desde distintos ángulos hablan de lo mismo; ¿de qué? del reino de los cielos. “14Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos (ese es el esposo), llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15A uno dio cinco talentos (esta no es la de las minas, que a todos les dio la misma mina, ésta es la de los talentos), y a otro dos, y a otro uno (unos tienen más capacidades que otros, más oportunidades, más dinero, más inteligencia, más esto, más aquello; eso es lo que quiere decir “talentos”. Aquí no hay injusticia porque al que le dio cinco le pedirá por cinco; al que le dio dos le pedirá por dos, al que le dio uno le pedirá por uno; no hay injusticia, hay plena justicia), a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos”. Entonces esta palabra “capacidad” está relacionada con talentos. Todo lo que tú eres capaz de hacer y no lo haces se te tiene por pecado de omisión; eso es desperdiciar el talento, esconderlo.
“16Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. 18Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos (la venida del esposo), y arregló cuentas con ellos (es el tribunal de Cristo). 20Y llegando el que había recibido cinco talentos (aquí están las vírgenes prudentes), trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos (esa es la virgen prudente). 21Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor (esa son las bodas). 22Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor (ese es el reino, ese es el Milenio). 24Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro (tenía un corazón negativo contra el Señor, dudas, amarguras), que siegas donde no sembraste (tú evangelizaste allá en Israel y quieres cosechar en Colombia, así es) y recoges donde no esparciste; 25por lo cual tuve miedo (muchos no le sirven al Señor por miedo, tienen miedo, miedo de Dios), y fui y escondí tu talento en la tierra, aquí tienes lo que es tuyo”. Oigan, ¿de quién es todo lo que Dios nos ha dado? ¿De quién es todo el dinero que tenemos, la casa, los talentos, las propiedades, las oportunidades, de quién son? Del Señor. “26Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente (esas son las vírgenes insensatas, pero siervos), sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27Por tanto, debías (miren cuál es el deber de todos los siervos, aun del que no tiene sino un solo talento, cuál es el deber) haber dado mi dinero (mi dinero, no es tuyo, es mío) a los banqueros (a los que producen con él. Si tú solo no puedes, dáselo a otros, apoya a otros, para que lo que otros hagan lo hagan con lo tuyo y a ti también te toque), y al venir yo hubiera recibido lo que es mío con los intereses”. Los intereses también son del Señor; es decir, al Señor hay que entregarle intereses. “28Quitadle, pues, el talento (ya no va a tener oportunidad en el Milenio), y dadlo al que tiene diez talentos”. ¿A quién se le va a encargar ahora el reino? Al que tiene diez.
“29Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Lo mismo que se había leído de las bodas en Mateo 22.
La esencia de estas parábolas: La Iglesia y el Milenio
Ahora, esta parábola está relacionada con otra de Lucas, y ésta de Mateo de los talentos está relacionada con la de las vírgenes, y estas dos con el capítulo 24, y eso también relacionado con el capítulo 12 de Lucas. Vamos a Lucas 12; ¿por qué? porque allí también habla de los siervos; pero noten que esos siervos es una explicación de las vírgenes, y los siervos y las vírgenes son una explicación ¿de qué? del discurso escatológico de Mateo 24. Si no leemos que la parábola de las vírgenes se relaciona con la de los siervos y los talentos, y si no leemos que la de los talentos se relaciona con la de Lucas 12, entonces interpretamos aislada la de las vírgenes. Lucas 12:35-48: “35Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas”; ahora hace una mezcla de los siervos y las lámparas; ¿por qué? porque son parábolas, son figuras que se refieren a una misma cosa todas ellas; entonces tenemos que ver la suma de todas las parábolas. ¿Cuál es la esencia del reino? ¿Qué nos habla? ¿Cuál es? La Iglesia y el reino, esa es la esencia. “36Y vosotros sed semejantes a hombres (ya no son vírgenes) que aguardan a que su señor regrese de las bodas”; ¿por qué dice regrese? Porque Él está esperando la madurez de la Iglesia. Cuando llegue el momento, los muertos en Cristo resucitarán primero, luego nosotros los que quedamos, seremos arrebatados para recibir al Señor en el aire; o sea, que cuando nosotros los que quedemos vivos vamos a recibir al Señor en el aire, ¿El no viene solo, sino que los muertos en Cristo han resucitado primero; por eso dice: regrese de las bodas; “para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. 37Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga halle velando (vuelve a hablar de bodas y de siervos; ahora junta las dos cosas en una); de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles”. ¿Qué es eso? La cena de las bodas de la Cordero. El que abriere la puerta, entraré a él, cenaré con él y él conmigo. “38Y aunque venga a la segunda vigilia (la primera vigilia es de 6 a 9 de la noche en el horario de la era actual; la segunda vigilia es de las 9 a las 12), y aunque venga a la tercera vigilia (que es de 12 a 3 de la mañana, a la media noche se oye un clamor, o sea a la tercera vigilia), si los hallare así (velando, a punto de abrirle), bienaventurados serán aquellos siervos. 39Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa”. Ese padre de familia es la Iglesia, o sea, los siervos y las vírgenes, y el ladrón es el Señor que viene; Él no es ladrón, pero viene como ladrón. “40Vosotros, pues, también, estad preparados (lo mismo que dijo a las vírgenes), porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá”. ¿De qué está hablando? De la venida del Hijo del Hombre.
Siervos fieles e infieles. “41Entonces (aquí le pusieron otro título, pero no; la cosa continua) Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola (lo que acaba de decir) a nosotros, o también a todos?” Significa que el Señor va a seguir hablando de la misma parábola. “42Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración?” Está hablando para los vencedores, los que van a estar al frente, que vienen a alimentar la casa y después a gobernar en el reino. “43Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. 44En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes”. Eso es según el tribunal de Cristo. “45Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir, y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, 46vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe (y ¿qué le hará a ese siervo?), y le castigará duramente (en el Milenio no participará del gobierno, sino que estará en la cárcel hasta que pague el último cuadrante), y le pondrá con los infieles”. No fue un siervo fiel, sino infiel. “47Aquel siervo que conociendo (siervo; no habla del mundo) que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó (los siervos se deben y nos debemos preparar; ¿cómo servir al Señor sin prepararnos? Los siervos nos debemos preparar), ni hizo conforme a su voluntad (había que prepararse para poder hacer), recibirá (no dice galardón) muchos azotes”. Aquí no habla de eternidad, pero sí habla de azotes. y de muchos. “48Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco (no es eternidad; mucho, pero no eternidad; poco, no eternidad; esa es la corrección en el tribunal de Cristo de los siervos que hicieron lo malo mientras estaban en la carne aun cuando eran creyentes); porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”. ¿En qué momento a estos siervos se les da este galardón? ¿Antes de la resurrección o después? Después de la resurrección, porque con la venida del Señor resucitan todos, y viene el tribunal de Cristo, y tras el tribunal de Cristo, unos van para reinar en el Milenio y otros van para tinieblas, dolores, hasta que hayan pagado el último cuadrante.
El tribunal de Cristo. Pasemos a 2 Corintios 5:10: “Porque es necesario que todos nosotros (¿a quién le está hablando aquí? A la Iglesia, a los creyentes, a los cristianos, no sólo a los Corintios; incluye a Pablo que no está en Corinto) comparezcamos ante el tribunal de Cristo (¿para qué?), para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. ¿Qué hicieron aquellas vírgenes imprudentes? Se distrajeron. ¿Qué hicieron las prudentes? Fueron prudentes, negociaron, trabajaron. Como hay que mezclar todas las parábolas porque todas hablan del reino de los cielos, entonces aquí están los siervos que serán galardonados y los que serán castigados y azotados, o sea, las vírgenes sensatas y las imprudentes. “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. Si hizo lo malo, ¿qué va a recibir? ¿Premio? Qué dirá Pablo: Si la obra de alguno se quemare, sufrirá pérdida, no de la salvación, porque será salvo así como por fuego, pero sufrirá pérdida y por fuego. Pérdida no es galardón, pérdida es pérdida ¿de qué? del reino; no de la salvación que es en el cielo nuevo y en la tierra nueva, pero sí del reino de los cielos que es en el Milenio.
Romanos 14:10 también habla del tribunal de Cristo. “10Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. 11Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. 12De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. ¿Eso qué quiere decir? Que cuando el Señor venga juzgará a la Iglesia, ¿Qué dice Pedro? Es necesario que el juicio comience por la casa de Dios; primero es el tribunal de Cristo, ¿para qué? para establecer quiénes de los resucitados en Cristo, que resucitan en su venida, quedan en el reino del Milenio; pero allí donde dijo la parábola, “lo castigará duramente”, ¿saben cómo dice el griego? Lo partirá por el medio. Ser partido por el medio quiere decir que aunque la persona está salva, sin embargo está como si estuviera condenada, por un tiempo, hasta que vuelva a su normalidad. Ese castigar duramente es ser partido por el medio.
Volvamos a Apocalipsis 19:8: “Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas”; esta vestidura no es la de la regeneración, la calidad de hijo de Dios, sino la de hijo de Dios vencedor, para reinar en el reino de los cielos. “9Y me dijo: (claro éste debe haber sido o puede ser la voz que habló, el mismo Señor o el ángel que venía hablando; realmente el original griego no dice esa palabra, “el ángel”) Escribe: Bienaventurados (esta es la cuarta bienaventuranza del Apocalipsis) los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. 10Yo me postré a sus pies para adorarle”. Fue tan impresionante, quedó tan impresionado Juan, incluso Daniel cayó postrado también allá en Daniel 10. Juan también cayó postrado. “Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo (sí es un ángel, pero también es un consiervo), y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús”. Jesús dio un testimonio que debe ser retenido; nosotros debemos retener el testimonio, ¿cómo? Por medio del Espíritu de Cristo. Por eso dice: “Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”. Jesús mismo dio un testimonio, y Él sigue dando testimonio por medio de la Iglesia, y por eso la Iglesia profetiza en el nombre del Señor. La profecía legítima es el propio testimonio del Señor Jesús que nosotros debemos retener.
Examinen en oración en su casa; no tomen las cosas aisladas, tómelas completas para que no entremos en contradicción. Oremos. ☐
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