LA SÉPTIMA COPA DE LA IRA
“Y el séptimo derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está”. Apo. 16:17.
Comentario de crítica textual
Vamos a continuar con la aproximación al libro del Apocalipsis, y vamos al capítulo 16, lo correspondiente a la séptima taza o copa de la ira. Apocalipsis 16:17-21. Les ruego que los que puedan seguir en sus Biblias, lo hagan por favor; son pocas las cuestiones de crítica textual en este pasaje; entonces, como es largo, no lo voy a leer dos veces, sino que lo voy a leer una vez, y hago los pequeños comentarios de crítica textual. Todos los cinco versos: 17, 18, 19, 20 y 21, comienzan con la palabra “kai”, que quiere decir “y”, o “igualmente”, ó “también”, o “además,” o “entonces”: “17Y el séptimo derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está”. La palabra “ángel” allí en griego es tácita en el griego, no es explícita como en esta traducción. “18Y hubo relámpagos, y voces y truenos, y hubo un sismo, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que hubo hombre sobre la tierra”. Ustedes notaron allí unas pequeñas variaciones; este verso 18 tiene en los manuscritos muchas variantes; los más antiguos, también los más numerosos, lo dicen en singular: “hubo”, donde dice: “un gran temblor de tierra”; la palabra es “sismo”; y vuelve y repite: “hubo”, lo dice tres veces: egeneto, o sea, llegó a haber, o hubo; pero entonces en la frase final, cuando dice: “los hombres”, dice la versión de Reina-Valera de 1960: “los hombres han estado sobre la tierra”; la verdad es “antropos” en singular, “desde que hubo hombre en la tierra”; entonces algunos manuscritos dicen: egenonto y otros dicen: egenetos; egenetos es llegó a haber o hubo en singular; egenonto es en plural, “hubieron”; pero lo curioso es que todos dicen en singular, “hombre”; entonces algunos dicen “desde que hubieron hombre”; otros dicen: “desde que hubo hombre”. Juan usó el singular; y algunos, como se repitió tres veces en el griego, aquí no se nota tanto porque los traductores lo embellecen, pero en el griego aparece tres veces. Pareciera un poco repetitivo: egeneto, egeneto, egeneto; entonces algunos escribas se tomaron la libertad de gramatizarlo un poquito más, y a eso se deben las variantes que hay. Entonces tomamos nota de esas variantes, pero es en singular: “desde que hubo hombre en la tierra”. “19Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira. 20Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados. 21Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande”.
La séptima copa consuma la ira de Dios
Hermanos, esta es la séptima taza de la ira; en las siete copas o siete tazas se consuma la ira de Dios. Con esta séptima taza se consuma la ira de Dios. Nosotros, sin embargo, vemos que después del capítulo16, aparecen el 17, el 18 y el comienzo del 19 que nos hablan de la gran ramera, el misterio de Babilonia y su sentencia; sin embargo, si ustedes se fijan en el inicio del capítulo 17 que dice: “1Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas”, ustedes se dan cuenta de que la condenación de la gran ramera es anunciada por uno de los siete ángeles que tenían las siete copas; quiere decir que la encomienda de derramar esas copas le fue dada a siete ángeles; pero como en la última copa se menciona la gran Babilonia, como lo dice el versículo 19 del capítulo 16: “y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios,” entonces el capítulo 17, el 18 y los primeros versos del 19 corresponden a una ampliación o a unos detalles que explican esta caída de Babilonia, el juicio sobre Babilonia, cuál es esa Babilonia de que está hablando aquí la última copa, pues, entonces a continuación la explica; pero no quiere decir que el capítulo 17, el 18 y la primera parte del 19 sean cronológicamente posteriores a la séptima copa, no; son una explicación más detallada de quién era esa gran Babilonia y cuál es la sentencia contra ella.
Recordemos que en el capítulo 14:8 dice: “Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la grande, que ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación”. Ese anuncio del ángel, en el capítulo 14 es un anuncio; es el ángel diciendo cuál es el decreto del cielo; pero en el capítulo 16, ya no es solamente un anuncio mostrando ese decreto de Dios, sino que es el cumplimiento; lo que en el 14 se anuncia, en la séptima copa, capítulo 16, se cumple; y en los capítulos 17, 18 y comienzos del 19 se explica quién es esa Babilonia y por qué es juzgada. Entonces no tomemos el capítulo 17, el 18 y comienzos del 19 como algo que acontece posteriormente, sino como una explicación de lo que acontece en esta séptima copa, lo que se anunció en el 14, lo que se cumple en este verso 19 del capítulo 16: “y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios”; entonces esa memoria de Dios es la que aparece en el 17 y entonces en el 18 viene su castigo. ¿Amén, hermanos? Esto era solamente para comprender que la séptima copa consuma la ira de Dios. Esto que leímos no parece tan grave cuando se lee al principio, pero cuando comienzas a ver todas las implicaciones que tiene esta séptima copa, ustedes se van a dar cuenta esta noche de que es algo supremamente terrible, cuando veamos los versos con los que tiene conexión.
La séptima trompeta incluye la séptima copa
Empecemos la exégesis desde el verso 17: “Y el séptimo derramó su taza por el aire (primero las cosas acontecen en los aires. Dios juzga primeramente en el mundo espiritual y entonces también en el mundo material); y salió una gran voz del templo del cielo (ese templo del cielo aparece en muchos otros pasajes que en ocasiones pasadas los hemos considerado; entonces ahora simplemente los recordamos), del trono (es Dios el que dio la palabra), diciendo: Hecho está”. Gegoten, eso es lo que dice la palabra en el idioma griego que se puede traducir: ya está hecho, o hecho está, o ¡basta ya! También se puede traducir esa palabra gegoten, como quien dice: hasta aquí, basta ya, hecho está. Hubo un consumado del Señor Jesús para la salvación, pero hay un ¡basta ya! de parte de Él; como quien dice: Hasta aquí soporté a los hombres, ahora juzgo el día del hombre, juzgo el reino de los hombres, el reino del anticristo, y definitivamente establezco el reino de Dios.
Entonces, hermanos, por el aire fue que se derramó esta copa; las demás copas no se derramaron por el aire, pero esta fue por el aire. ¡Basta ya! “Y”, o “18Entonces (se puede traducir esa “kai”) hubo relámpagos (aquí si dice: egenonton; este caso porque es plural) y voces y truenos”; esto se refiere al juicio de Dios. Recuérdese de que la séptima copa y todas las demás copas pertenecen a la séptima trompeta; en la séptima trompeta, capítulo 11, se consuma el misterio de Dios; y dice en la séptima trompeta, en el capítulo 11, verso 18: “Y se airaron las naciones (eso es, todos los ejércitos reunidos en Armagedón), y tu ira ha venido (esas son las siete copas de la ira; eso está incluido en la séptima trompeta), y el tiempo de juzgar a los muertos (de la resurrección; todo eso está incluido en la séptima trompeta), y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”. Entonces fíjense en lo que dice el verso 19, cómo termina la séptima trompeta y cómo el final de la séptima trompeta es similar, o incluye a la séptima copa, porque observen lo que dice el capítulo 11:19: “Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”.
Ustedes se dan cuenta de cómo la séptima trompeta incluye la séptima copa: “Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”. Este terremoto grande aquí de la séptima trompeta y este grande granizo de la séptima trompeta y estos relámpagos, voces y truenos, son los de la séptima copa; pero la séptima copa está en la séptima trompeta, como lo hemos estudiado más detalladamente antes.
Volvamos allí a la séptima copa: “18Y hubo relámpagos y voces y truenos, un sismo (esa es la palabra griega), un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que hubo hombre sobre la tierra”. Este es el mayor terremoto mundial que va a acontecer; no es solamente un terremoto local, sino un terremoto mundial; de los que se describen en el Apocalipsis.
Un terremoto antes y otro después de la gran tribulación
En la Biblia se describen muchos terremotos locales, pero terremoto mundial se describe uno para comenzar la tribulación y otro para terminarla. El que la comienza está en el sexto sello; ustedes lo recuerdan. Vamos al sexto sello que está en el capítulo 6: “12Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto (ese terremoto también es mundial por lo que vamos a leer); y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; 13y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra (estrellas del cielo; la palabra estrella en el griego es “asteros”, que incluye no solamente a las estrellas, al sol, a los planetas, sino inclusive a los aerolitos, a los meteoritos), como la higuera deja caer sus higos verdes cuando es sacudida por un fuerte viento. 14Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla”; porque los pergaminos eran enrollados; un pergamino que se enrolla quiere decir que se ve circular los astros; ya no están las estrellas fijas sino que al momento en que en la tierra cambia el polo magnético, inmediatamente se ven las estrellas como si fueran enrolladas. ¿Se dan cuenta? “14Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar”.
Este primer terremoto es el que inaugura la gran tribulación. Antes de las siete trompeta es el sexto sello; después del sexto sello es el séptimo sello que está en el capítulo 8; y el séptimo sello son siete trompetas. El séptimo sello contiene las siete trompetas, y la séptima trompeta contiene las siete copas o siete tazas de la ira. Entonces ¿se dan cuenta de que hay un terremoto antes para comenzar la tribulación, de nivel mundial, que es el sexto sello, y otro que es el que termina la gran tribulación? Este es el que remueve todo lo que es removible, para dejar el reino inconmovible del Señor establecido en el Milenio.
Vamos a detenernos un poquito más en este terremoto. Este terremoto es el peor, es inclusive peor que el del sexto sello; el del sexto sello es terrible, pero éste es peor, porque dice: “tan grande, cual no lo hubo jamás desde que hubo hombre sobre la tierra”. Hermanos, sobre este terremoto hay muchos versículos en la palabra del Señor que yo quisiera que miráramos unos. Yo me siento particularmente comisionado a hablar de esto, porque en una ocasión en Cabo Frío en el año 1994, el Señor directamente, de manera personal y directa, me habló de este terremoto mundial y me dijo que lo anunciara; no es un terremoto local, sino mundial; pero no quiero anunciarlo porque el Señor me lo dijo, sino porque está en la Biblia y me lo quiso decir; está bien, gracias a Dios, por algo me lo quiso decir personalmente, pero está en la Biblia y quiero hablarles es del que está en la Biblia.
La derrota de Gog
Entonces vamos a ver algunos versículos allí. Pasemos por ejemplo a Ezequiel 38:20 para que veamos un contexto de Armagedón. Acuérdense de que la copa anterior fue Armagedón, ejércitos de la tierra reunidos en Armagedón. Entonces cuando los ejércitos de la tierra están reunidos en Israel, en el Valle de Meguido, es contra Israel, contra los cristianos, contra el Cordero y los suyos; entonces es cuando acontece este terremoto mundial que desbarata completamente la civilización humana. Leamos, pues Ezequiel 38:19-23, para tener un contexto inmediato. 19Porque he hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira (estas son las copas de la ira): Que en aquel tiempo habrá gran temblor sobre la tierra de Israel (esa es la que partirá el monte de los Olivos en tres, que vamos a llegar a esto); que los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo y toda serpiente que se arrastra sobre la tierra, y todos los hombres que están sobre la tierra, temblarán ante mi presencia; y se desmoronarán los montes, y los vallados caerán, y todo muro caerá a tierra (incluso éstos). 21Y en todos mis montes llamaré contra la espada, dice Jehová el Señor, la espada de cada cual será contra su hermano. 22Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre (este él, se refiere a Gog y Magog); y haré llover sobre él, sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo (ahí vemos también granizo con el terremoto), fuego y azufre. 23Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová”.
¿Cómo sabrán? Por ese tremendo terremoto; una parte tocará a Israel, pero el resto, el versículo 20 ya no habla solamente de Israel; y vamos a ver otros versos que nos muestran que no solamente se refiere a Israel.
Vamos a ver Isaías 40:4. Ojalá algunos hermanos puedan tomar nota de esos versos para que después los revisen de nuevo por sí mismos. Isaías 40:4 es una palabra que dijo Juan el Bautista. Juan el Bautista tenía que precursar al Señor; solamente que el Señor venía en dos partes: una primera venida, el día agradable, y una segunda venida, el día de venganza. Juan el Bautista precursó al Señor; él no sabía de una o dos venidas; fue el Señor cuando en Nazaret tomó el libro de Isaías 61 y leyó la mitad del versículo, la parte relativa al día agradable, dijo: Hoy se ha cumplido esta Escritura; después de la coma, donde decía el día de venganza no la leyó, porque si no, no hubiera podido decir: Hoy se ha cumplido, porque el cumplimiento de la segunda parte, el día de venganza, es en la segunda venida.
Entonces Juan el Bautista anunció la venida del Mesías, pero el Mesías venía dos veces; y miren lo que dice el verso 4: “Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane”. Claro, esto puede tener una aplicación espiritual; la soberbia tiene que ser humillada, los humildes ser exaltados; pero Dios va a hacer esto, al final, para introducir el Milenio, de una manera literal.
Ahora pasemos al Salmo 46. Ese Salmo habla a los cristianos, para los creyentes: “2Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida (no es que no va a ser removida, va a ser removida, pero los que confiamos en el Señor no debemos temer aunque la tierra sea removida), y se traspasen los montes al corazón del mar”. Dice que los montes no fueron hallados. Vamos a ver la clase de cataclismo que se está avecinando.
Un terremoto mundial diferente
Entonces ahora sí empecemos a mirar algunos versículos. Vamos a Habacuc 3:11: “El sol y la luna se pararon en su lugar; a la luz de tus saetas anduvieron, y al resplandor de tu fulgente lanza”. O sea, el Señor es el que dirige el curso de los astros. Vamos a ver que la Palabra del Señor nos habla algo diferente de ese terremoto mundial, no local como esos que están habiendo en esta semana; ha habido como cuatro: Unos varios en Argelia, que son uno solo en varios; otros en Japón; otros en Lima; ayer en la frontera de Colombia y Panamá hubo uno de cinco grados; o sea, que la tierra en menos de una semana ha estado temblando; pero van a ver que este terremoto mundial se debe a algo que los científicos llaman la mudanza del polo magnético de la tierra. Los continentes están como flotando encima del magma, y hay una circulación eléctrica; con una determinada posición de la tierra en relación con los astros pueden provocar una mudanza del polo magnético de la tierra, y los polos se mudan, como seguramente aconteció en el diluvio. En el diluvio seguramente hubo una mudanza de los polos magnéticos; allá debajo de la Antártida hay vegetación tropical; o sea que en una época eso fue tropical, pero cuando hubo una mudanza de los polos magnéticos, hubo un cataclismo, y lo que era tropical llegó a ser helado. Eso volverá a suceder de nuevo.
Vamos a verlo en la palabra del Señor. Primero Habacuc; vieron lo que dijo Habacuc: “El sol y la luna se pararon”. ¿Eso qué quiere decir? Que la tierra sufre un cambio; porque realmente es en relación con la tierra, es hablando en un antropomorfismo en la tierra; vio que no siguió andando como se dice que anda el camino del sol, como sucedió en los días de Josué. Ya sabemos que la que gira es la tierra. Lo que sucedió en los días de Josué se va a repetir de nuevo. Vamos a leerlo en la palabra del Señor.
Vamos a verlo ahora en Jeremías 15:9. Pongan atención; acuérdense de lo que hemos leído en Habacuc; vamos acumulando los versos para que el rompecabezas se arme más claro. “9Languideció la que dio a luz siete (mi esposa dio a luz siete; Dios tenga misericordia de ella, de mí y de todos); se llenó de dolor su alma, su sol se puso siendo aún de día”; fíjense en lo que es siendo de día, el sol ponerse; quiere decir que el movimiento brusco del polo magnético de la tierra hace que siendo de día, el sol se ponga; significa que es un movimiento brusco; por eso se ven las estrellas como si se enrollaran como un libro; ¿se dan cuenta? “El sol se puso siendo aún de día”; esa frase es supremamente importante. Era de día y el sol se puso; ese es el movimiento brusco del planeta.
La tierra cambiará los polos magnéticos
Vamos a ver eso también en Amós 8:7-9. Después volveremos sobre Amós porque lo que dice Amós está confirmado en Zacarías; vamos por lo tanto a leerlo y después volveremos a él. “7Jehová juró por la gloria de Jacob: No me olvidaré jamás de todas sus obras. 8¿No se estremecerá la tierra sobre esto? ¿No llorará todo habitante de ella?” Miren aquí las ondas telúricas: “Subirá toda, como un río, y crecerá y mermará como el río de Egipto”. El río, como es algo líquido, sube y baja; pero aquí dice que la tierra subirá y bajará, crecerá y mermará como el río de Egipto; o sea, las ondas telúricas en un desplazamiento de los continentes de una manera terrible. “9Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor, que haré que se ponga el sol a mediodía”; el sol estaba a mediodía en un lugar, y en un momento está en el extremo; es decir, es exactamente la tierra cambiando los polos magnéticos, un cambio de noventa grados. “9Acontecerá en aquel día, dice Jehová el Señor (es Dios el que habla), que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro”. Era de día y de pronto quedó de noche; es decir, es un movimiento telúrico, un terremoto terrorífico, exactamente.
Se impone un juicio devorador a todas las clases sociales
Podemos mirar ahora Isaías 24. Vamos a leer todo el capítulo, porque todo este capítulo nos habla de esto: “1He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda (por favor, lean en sus Biblias para que vean que no es sólo el hermano Gino hablando esto), y trastorna su faz (toda la geografía totalmente mudada), y hace esparcir a sus moradores. 2Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote (a todo mundo); como al siervo, así a su amo (no hay diferencia de clases en esto); como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da al logro, así al que lo recibe. 3La tierra será enteramente vaciada y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra. 4Se destruyó, cayó la tierra, enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra (las grandes potencias). 5Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. 6Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres”. Quedaron unos poquitos hombres para pasar al juicio de las naciones. “7Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón. 8Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa.
9No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren. 10Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. 11Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. 12La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. 13Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia”. Esos rebuscos que son después de las primicias y la cosecha, son estas naciones que quedan y sobreviven para el Milenio, para que sobre ellas reinen los vencedores; esos son el rebusco, como en Levítico 23:22. “14Éstos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces. 15Glorificad por esto a Jehová (glorificad, no blasfemad) en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel. 16De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mi! (eso dijo Isaías) Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales. 17Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra. 18Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror (algunos huyen del terrorismo) caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red (¿cuál red será?); porque de lo alto se abrirán (windows, perdón) ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra”. Oigan lo que dice aquí de la tierra: “temblarán los cimientos de la tierra. 19Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. 20Temblará la tierra como un ebrio...”. Ustedes han visto pasando algunos de los satélites que no van directo, sino que van como para allá y para acá, así será con la tierra. “20Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado; y caerá, y nunca más se levantará. 21Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto (por eso derramó la copa en el aire), y a los reyes de la tierra sobre la tierra. 22Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra (eso es en el Seol), y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días”. Es decir, después del Milenio serán juzgados. “23La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso”. Entonces vemos que cuando todas las naciones se junten contra Israel, dice la séptima trompeta, los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; ¿pero cómo? A través de ese terrible terremoto. ¿Amén, hermanos?
Entonces estamos sumando; vimos Jeremías, vimos Habacuc, vimos Amós, vimos Isaías, vimos Salmos, vimos cómo todos hablan de este terremoto mundial; ¿verdad, hermanos?
Dios volverá a pelear contra las naciones
Ahora, pasemos a Zacarías capítulo 14, y vamos a irlo leyendo detenidamente, con mucho cuidado, porque aquí nos muestra cuál es el momento. Ya la sucesión de las copas nos muestra el momento.
¿Cuál fue la sexta taza o copa? Armagedón, las naciones reunidas contra el Señor y su Cristo en Armagedón, contra Israel, contra los cristianos, ¿verdad? Pelearán contra el Cordero y los que le siguen, ¿verdad? Entonces en el momento cuando todos se reúnen contra Israel, esa es la sexta copa, viene ese terremoto que incluye también piedras de granizo como de un talento, que es como 33.5 kilos; o sea, se juntan las gotas de hielo, se pegan unas con otras y forman unos tremendos bloques. Entonces fíjense en lo que dice Zacarías; después de la sexta copa viene la séptima, y ese mismo orden está aquí en Zacarías 14.
“1He aquí, el día de Jehová viene, y en medio de ti (de Jerusalén) serán repartidos tus despojos”. Porque esto era lo que decía el capítulo 11, que la ciudad será entregada y será tiempo de angustia para Jacob, como dice Daniel 12. “2Porque yo reuniré a todas las naciones (¿para qué sirven las Naciones Unidas? Para el Armagedón) para combatir contra Jerusalén (todos irán contra Israel); y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres, y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo (el remanente del pueblo, que es la misma palabra que se puede traducir resto, se puede traducir remanente) no será cortado de la ciudad”.
Noten el momento cuando todas las naciones vienen en el Armagedón contra Israel, contra Jerusalén, en ese momento; dice: “3Después saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla”. Ya en el pasado una vez Jehová peleó la batalla, pero dice que volverá a ser como, dice: “saldrá Jehová y peleará con aquellas naciones (esa es la frase clave), como peleó en el día de la batalla”. Esta frase nos dice que ya antes sucedió esto, y que volverá a suceder; “como peleó en el día de la batalla”. ¿Cómo fue que peleó el Señor en el día de la batalla?
El día de la batalla
Vamos al libro de Josué; en el capítulo 10 vamos a ver cómo peleó Jehová en el día de la batalla. Vamos a leer desde el verso 10; vamos a entender esa frase de Zacarías 14. “10Y Jehová (noten: Jehová, en este caso no fue Josué, fue el propio Jehová) los llenó de consternación delante de Israel”; o sea, Jehová peleaba por Israel.
“10Y Jehová los llenó de consternación delante de Israel, y los hirió con gran mortandad en Gabaón; y los siguió por el camino que sube a Bet-horón, y los hirió hasta Azeca y Maceda”. Note, Jehová, no Josué, ¿de qué manera fue que los hirió? Con grandes piedras del cielo, o sea, el granizo gigantesco. “11Y mientras iban huyendo de los israelitas, a la bajada de Bet-horón, Jehová (no fue Josué) arrojó desde el cielo grandes piedras sobre ellos hasta Azeca, y murieron; y fueron más los que murieron por las piedras del granizo, que los que los hijos de Israel mataron a espada. 12Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en Gabaón (como dice Habacuc, que el sol se va a detener); y tú, luna, en el valle de Ajalón”. Como dice Habacuc que sucederá otra vez, el sol y la luna se detendrían; ya lo hicieron una vez, pero sucederá de nuevo.
“13Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero. 14Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel”. Fíjense en esa palabra clave: “Jehová peleaba por Israel”.
Volvamos a Zacarías capítulo 14; noten lo que decía el verso 3: “Después saldrá Jehová”; ya en el tiempo de Armagedón, cuando se reúnen todas las naciones contra el Señor, contra Israel, contra los cristianos, contra Jerusalén, “saldrá Jehová, y peleará con aquellas naciones (¿cómo va a pelear?), como peleó en el día de la batalla”. Acabamos de leer cómo fue que peleó en el día de la batalla. ¿Qué cosas acontecieron en ese día? Algún acontecimiento cósmico; vemos que la rotación de la tierra se detuvo y un montón de piedras de granizo cayeron a la tierra. No sabemos exactamente qué fue lo que sucedió; quizá pasó un cometa cerca y hubo aquella vibración que retiene el girar de la tierra, la gravedad, y la cola del cometa, y todo ese montón de piedras de granizo cayeron a la tierra. Esos cometas que pasan por aquí, se van largo tiempo y luego vuelven otra vez. Otra vez volverá a suceder, porque Jehová peleará, “como peleó en el día de la batalla”.
El terremoto precede a la venida del Señor
Ya leímos que la séptima copa es un gran terremoto y también piedras de granizo; cuando esto sucede, que la tierra se frena, ¿qué sucederá? ¿Qué pasa si usted va en un carro y frena? Inmediatamente la fuerza de la inercia lo tira hacia adelante. Dice que los montes no fueron hallados, las islas desaparecieron, la geografía se mudó cuando el sol de mediodía se pone y de una manera brusca, estando de día, se pone, se vuelve de noche. ¿Qué sucede? Hay una tremenda frenada inmediata e inmediatamente toda la corteza terrestre se traslada, todas las ciudades caen, no quedará ningún muro. Será una cosa terrible; ahí está escrito. Entonces sigamos leyendo; después de ese terremoto entonces es la venida del Señor: “4Y afirmará sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente (antes de la venida del Señor, la séptima copa es justamente ese terremoto y esas piedras de granizo como en los días de Josué; sucederá de nuevo un desastre cósmico, y entonces ¿qué pasará en Jerusalén?); y el monte de los Olivos se partirá por en medio (ya la falla fue encontrada por los geólogos), hacia el oriente y hacia el occidente (claro, con semejante frenada, con ese brusco cambio de polos magnéticos, ese monte se abre), haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur”. Primero se parte de oriente a occidente y luego se traslada uno al norte y otro al sur; es un movimiento telúrico que el Señor se lo mostró a Zacarías.
“5Y huiréis al valle de los montes”; el remanente de Israel huirá a ese lugar que estaba oculto en el monte. Cuando se abrió el monte de oriente a occidente y se trasladó una parte al norte y otra parte al sur, se formó un valle muy grande; allí huyó el remanente de Israel. “5Y huiréis al valle de los montes, porque el valle de los montes llegará hasta Azal; huiréis (ahora fíjense en esta frase, ¿cómo huiréis?) de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá (¿y qué pasará después de ese terremoto?); y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos”. Antes de la venida del Señor tiene que ser este gran terremoto; pero fíjense en la frase: “huiréis de la manera que (ya sucedió en el pasado) huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá; y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos”. Ya en el pasado sucedió un terremoto, y de esa misma manera volverá a suceder, no sólo como fue en los días de Josué, sino como fue en los días de Uzías rey de Judá.
Terremoto en los días de Uzías
Vamos de nuevo al libro del profeta Amós. Al inicio de la profecía de Amós. Amós 1:1: “1Las palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa, que profetizó acerca de Israel en los días de Uzías rey de Judá, y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto”. Dos años antes del terremoto que ocurrió en los días de Uzías. Amós profetizo un terrible terremoto y ese terrible terremoto lo acabamos de leer aquí en el capítulo 8; pero dice que de la manera que se huyó por causa del terremoto en los días de Uzías, así huiría de nuevo Israel hacia el valle que se armará del monte de los Olivos abierto; o sea que aquello que sucedió en los días de Uzías, aquel terremoto que fue también de nivel mundial, sucedería de nuevo y de manera peor durante la séptima copa, porque no habrá otro peor. Entonces ¿qué sucedió en los días de Amós? Dos años antes del terremoto, Amós profetizó esto que leímos, una cosa terrible, y sucedió dos años después; pero esa profecía no era para que se cumpliera una sola vez, sino para que se cumpliera otra vez en el tiempo del fin.
Por eso volviendo al capítulo 14 de Zacarías entendemos el versículo 5: “huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá”; esa es la séptima copa, un terremoto tan grande cual nunca lo hubo mientras hubo hombre en la tierra, y después de eso ¿qué viene? La venida del Señor. “Y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos.” Pero ahora va a explicar un poquito más cómo va a ser ese día: “6Y acontecerá que en ese día (el día del terremoto, el día en que el sol estando a mediodía se pone, y donde estaba de día queda de noche) no habrá luz clara, ni oscura. 7Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz”. Cuando era mediodía llegó la noche y cuando debía ser la noche llegó el día; es decir, la mudanza de los polos magnéticos del planeta tierra; esa es la séptima copa.
“Será un día, el cual es conocido de Jehová...”. El Señor ya lo conoce, por eso lo está describiendo, ya lo tipificó, ya aconteció terrible cosa en los días de Josué, otra cosa terrible en días de Uzías, dos años después de que profetizó Amós, y ahora se repetirá en la séptima copa de la ira. “8Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas (ahí se inaugura el Milenio; por eso en la séptima copa concluye la ira; ¡basta ya!, termina el Señor; viene Él y establece Su reino), la mitad de ellas hacia el mar oriental; y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno”. Regresemos de nuevo al verso 5: “Y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos”. Dios traerá con Jesús a los que durmieron en Él; el Señor viene con todos los suyos; los muertos en Cristo resucitan primero, y luego nosotros vamos a recibirlo en el aire. Eso ha sido enseñado en otros detalles que después lo pueden repasar.
La séptima copa es para castigar a Babilonia
Volvamos a la séptima taza de la ira o tazón; eso podemos decir es un tazón. Capítulo 16 verso 17: “17Y el séptimo derramó su copa por el aire (delante de Sus ancianos será glorioso, ¿se dan cuenta?); y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Basta, hecho está. 18Y entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un sismo” (aquí dice un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, este es el terremoto de la séptima copa), tan grande, cual no lo hubo jamás desde que hubo hombre en la tierra. 19Y la gran ciudad (Roma es la que es llamada de gran ciudad; Jerusalén es llamada la santa ciudad; pero la gran ciudad, como lo vamos a ver explicado en el capítulo 17 que dice Juan, la ciudad que has visto, la que reina sobre los reyes de la tierra, vestida de púrpura, de escarlata, con un cáliz de oro, es Roma, la gran ciudad es Roma, esa es la Babilonia) fue dividida en tres partes (tal fue el terremoto que no quedaron solamente hendiduras pequeñas sino rajaduras inmensas, que un pedazo de la ciudad se fue para un lado toda destruida, otro pedazo se fue para otro lado toda destruida y otro pedazo se fue para otro lado toda destruida; y no solo Roma, sino que dice), y las ciudades de las naciones (Bogotá, incluido) cayeron (es que después de este tremendo movimiento ¿cómo no van a caer? ¿qué había dicho la otra profecía? Que todo muro caerá, parece que es mejor vivir como Abraham, en tiendas, como los gitanos); y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira”. La séptima taza o tazón de ira es para castigar a Babilonia, para que se cumpla el segundo mensaje del ángel, capítulo 14: Ha caído Babilonia; ese fue el decreto del ángel en los cielos, ahora es el cumplimiento aquí en la séptima taza.
La plaga del granizo
“20Y toda isla huyó (los que iban a San Andrés Islas, quizá no lo encuentren más; puede ser que haya otra isla nueva, pero San Andrés ya no), y los montes no fueron hallados”. Como decía en la otra, se desmoronarán los montes, no fueron hallados; es decir, la configuración geográfica mudará totalmente para el Milenio. “21Y cayó del cielo sobre los hombres (porque no sólo es el terremoto, sino también es las piedras de granizo, como lo decía en el tiempo de Josué, ¿amén? ahora aquí está esa parte) un enorme granizo como del peso de un talento (algunos dicen que equivale a veinticinco, otros a cincuenta; aquí dice que es casi treinta y cuatro kilos; esas son las grandes piedras de granizo; como cayeron en tiempos de Josué, así será de nuevo); y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo (porque los del terremoto quedaron enterrados, pero a los que quedaron vivos les cayó encima granizo; porque su plaga fue sobremanera grande”.
Esta plaga del granizo se dio en una escala menor, digamos que profética, en el tiempo de Moisés en Egipto; hubo una plaga de granizo que se encuentra en Éxodo 9:24, que ustedes lo conocen; ahí está la plaga del granizo. Hubo otra plaga que fue la plaga de las ranas que no la vimos en Apocalipsis, aunque sí la vimos en ranas o batracios saliendo de la boca de la bestia, del falso profeta y del dragón.
Vamos a Éxodo 9:13; allí empieza lo del granizo: “13Entonces Jehová dijo a Moisés: Levántate de mañana, y ponte delante de Faraón, y dile: Jehová, el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva”. Este Faraón es como una figura del anticristo.
“14Porque yo enviaré esta vez todas mis plagas a tu corazón, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra”. Para eso es, para que entiendan, porque es que no entienden. Viene el evangelio para que la gente se salve y no entendieron; viene la guerra, el caballo rojo, no entienden; viene el caballo negro, el hambre, no entienden; viene el caballo amarillo, la muerte y el Hades. “15Porque ahora yo extenderé mi mamo para herirte a ti y a tu pueblo de plaga, y serás quitado de la tierra. 16Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra”. Para eso lo permitió; lo dejó ser responsable pecador y le hizo el juicio. “17¿Todavía te ensoberbeces contra mi pueblo, para no dejarlos ir?” Era contra el pueblo. “18He aquí que mañana a estas horas yo haré llover granizo muy pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde el día que se fundó hasta ahora. 19Envía, pues, a recoger tu ganado (miren la misericordia de Dios), y todo lo que tienes en el campo; porque todo hombre o animal que se halle en el campo, y no sea recogido a casa, el granizo caerá sobre él, y morirá. 20De los siervos de Faraón, el que tuvo temor de la palabra de Jehová hizo huir sus criados y sus ganados a casa; 21mas el que no puso en su corazón la palabra de Jehová, dejó sus criados y sus ganados en el campo. 22Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que venga granizo en toda la tierra de Egipto sobre los hombres, y sobre las bestias, y sobre toda la hierba del campo en el país de Egipto. 23Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y Jehová hizo tronar (ahí están los truenos) y granizar, y el fuego (ahí están los relámpagos) se descargó sobre la tierra; y Jehová hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto. 24Hubo, pues, granizo, y fuego mezclado con el granizo (como en la primera trompeta, así en la séptima copa), tan grande, cual nunca hubo en toda la tierra de Egipto desde que fue habitada. 25Y aquel granizo hirió toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como bestias; asimismo destrozó el granizo toda la hierba del campo, y desgajó todos los árboles del país. 26Solamente en la tierra de Gosén, donde estaban los hijos de Israel, no hubo granizo”. Aunque se traspasen los montes a la mar no temeremos, porque Jehová es nuestro refugio. Amén. Entonces después sigue contando lo que sucedió, y cómo por fin Faraón entonces le pidió a Moisés que lo ayudara.
Tenemos otros versos que ver al respecto. Respecto a la caída de Babilonia, también respecto a la remoción de la Tierra y respecto del granizo. Vamos para ver lo relativo al granizo en Isaías 28:17. Dice así la palabra del Señor: “Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia; y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán el escondrijo”. Se esconderán en las cuevas, en los montes, pero el granizo derretido los inundará en las cuevas. “Granizo barrerá el refugio de la mentira”.
Lo mismo dice Ezequiel 13:11,13: “11Di a los recubridores con lodo suelto, que caerá; vendrá lluvia torrencial y enviaré piedras de granizo que la hagan caer, y viento tempestuoso la romperá. 13Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Haré que la rompa viento tempestuoso con mi ira, y lluvia torrencial vendrá con mi furor, y piedras de granizo con enojo para consumir”. Muy claro habló el Señor.
Pasemos de nuevo a Isaías 30:30: “Y Jehová hará oír su potente voz (ahí están los truenos, los relámpagos, las voces), y hará ver el descenso de su brazo; con furor de rostro y llama de fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra de granizo”. Esos son los versos que hablan acerca del granizo.
Las potencias de los cielos serán conmovidas
Pero quisiera que miráramos otro verso que tiene que ver con el temblor de la tierra junto con el del cielo, porque dice: removeré no solamente la tierra, sino el cielo, y el Señor Jesús dijo: las potencias de los cielos serán conmovidas; y por eso entonces esa tremenda lluvia de astros sobre la tierra y esas piedras de granizo. Entonces vamos al libro de Hageo 2:21-22: “21Habla a Zorobabel gobernador de Juda, diciendo (Hageo le tenía que decir esto a Zorobabel): Yo haré temblar los cielos y la tierra; 22y trastornaré el trono de los reinos (ese es el anticristo, el trono de los reinos; al anticristo se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación), y destruiré la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano”. ¡Cosa tremenda! En otra parte, en el capítulo 2:7, dice que “haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones”. Eso era lo que decía el libro de Hageo 2:7.
Ahora pasemos a Joel 3:16-17. Eso es cuando todo mundo parece que va a arrasar a Israel de la tierra; han perseguido a todos los cristianos, matado a los 144.000 de las tribus de Israel, y está quedando un poquito de gente y dice: “16Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra (lo mismo que decía por Hageo, lo dice por Joel); pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel. 17Y conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sion, mi santo monte; y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por ella”. El Milenio es establecido.
Los misterios de la creación divina
Ahora pasemos al libro de Job, para ver lo relativo al granizo. Job 38:22-23. Ya hemos visto lo relativo al terremoto y estamos viendo lo relativo al granizo, ¿amén? Le pregunta Dios a Job; miren cómo le habla Dios a Job, y no sólo a Job, sino que Job lo escribió, y ahora nos toca a nosotros también oír: “22¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, o has visto los tesoros del granizo, 23que tengo reservados para el tiempo de angustia, para el día de la guerra y de la batalla?” Miren cómo le habla Dios a Job, desde tiempos patriarcales. Job era entre Abraham y Moisés; tiempo antiquísimo . “Los tesoros del granizo, que tengo reservados para el tiempo de angustia (noten, tiempo de angustia se refiere a la gran tribulación, pero luego dice:), para el día de la guerra y de la batalla”. El día de la guerra es la primera trompeta, y el día de la batalla es la séptima copa; entonces están el día de la guerra y el día de la batalla; no lo dice para un solo día, sino que hay granizo en la primera trompeta y hay granizo en la séptima copa; entonces tanto la primera como la última se refieren al tiempo de angustia, la gran tribulación. “Los tesoros del granizo, que tengo reservados para el tiempo de angustia, para el día de la guerra y de la batalla”. Jehová peleaba por Israel; ese es el día de la batalla.
Regresemos ahora y vamos a ver Hebreos, epístola probablemente de Lucas. Leemos Hebreos 12:25 en adelante, para tener el contexto: “25Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.
26La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez (ya sucedió otra vez), y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo”. Así como lo decía Joel, como lo decía Hageo; “conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo. 27Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas (esa remoción de las cosas movibles como cosas hechas, es la séptima taza de la ira), para que queden las inconmovibles”; el reino de los santos del Altísimo. “28Así que, recibiendo nosotros (los santos del Altísimo) un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 29porque nuestro Dios es fuego consumidor”. ¡Qué tremendo versículo de Hebreos!
El reino eterno de Dios
Ahora, para terminar, vamos a leer Daniel 2:44; éste es más consolador, y por eso lo dejamos al final; tiene que ver con Hebreos. Hebreos nos habló de la remoción de las cosas movibles y de las cosas hechas por el hombre, para que queden las inconmovibles. Entonces Daniel vio y en el capítulo 2 nos narra la historia de la humanidad, interpretándolo de aquel sueño que le descubrió Dios acerca del que había tenido Nabucodonosor, y termina el sueño así: “43Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas (eso es lo que está sucediendo hoy); pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con el barro. 44Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido (por eso decía Hebreos: un reino inconmovible que hemos recibido), ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, 45de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey (eso fue a Nabucodonosor) lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación”. Este reino es el inconmovible. ¿Cuándo viene el reino inconmovible? Después de la remoción de las cosas físicas. ¿Cuál es el momento final de esa remoción? La séptima taza o tazón de la ira de Dios.
Entonces, hermanos, estemos advertidos; vivamos en el Espíritu para vivir sin temor, y cuando veamos estas cosas sucediendo, irgamos nuestras cabezas porque nuestra redención está cerca. ☐
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