lunes, 3 de enero de 2011

JASPE

JASPE


"19Y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, calcedonia; el cuarto, esmeralda; 20el quinto, sardónica; el sexto, sardio; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisoprasa; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista". Apo. 21:19,20.

La piedra más preciosa
Hermanos, vamos a considerar las doce piedras preciosas del fundamento del muro de la Nueva Jerusalén. Hoy nos detendremos en la primera piedra que es el jaspe; estaremos estudiando lo relativo al jaspe. Vamos, pues, al Apocalipsis capítulo 21.
De Apocalipsis 21 vamos a leer una porción del verso 19 inicialmente. Apocalipsis 21:19, dice allí: "Los cimientos del muro de la ciudad toda piedra preciosa. El primer cimiento jaspe"; leí conforme al aparato crítico; aquí el traductor le agrega la palabra "y"; dice además: "estaban adornados"; "El primer cimiento era"; en fin, son traducciones válidas, parafrásicas; las palabras exactas en el griego son como las traduje: "los cimientos del muro de la ciudad toda piedra preciosa. El primer cimiento jaspe". Hoy vamos a detenernos en eso: "El primer cimiento jaspe". Hermanos, cuando recordamos la enseñanza del Señor Jesús, recordamos que los apóstoles le preguntaron: Señor, ¿por qué nos hablas por parábolas? Y Él dijo: para que viendo no vean; pero a los suyos les hablaba en particular y les revelaba todas las cosas. El Señor usaba parábolas. El Apocalipsis usa señales, parábolas; el Señor toma cosas naturales, y a través de las cosas naturales Él habla cosas espirituales; cosas del reino de la naturaleza, pueden ser del reino animal, del reino vegetal o del reino mineral, que fueron los tres reinos creados por Dios; sin embargo, como el Creador fue el que creó esos tres reinos, entonces Él esconde revelación detrás de las leyes naturales; tenemos la parábola del sembrador, del trigo y la cizaña, del reino vegetal; la parábola del pescador, del reino animal; de la perla de gran precio; y también el Señor habla de piedras preciosas; las piedras preciosas pertenecen al reino mineral; pero así como Dios habla cosas espirituales usando parábolas del reino animal, usando parábolas del reino vegetal y usando parábolas del reino mineral, así estas piedras preciosas, no solamente son piedras preciosas. Dios creó en el universo piedras preciosas para enseñarnos con ellas a nosotros. La primera piedra preciosa es el Señor mismo; Él es lo más precioso, Él es el que está en el centro de toda la creación; toda la creación es alrededor del Señor; el Señor es el centro legítimo de todas las cosas.

Dios tiene aspecto semejante a piedra de jaspe
Digamos que la creación es como el engaste de oro y el Señor es la piedra preciosa engastado en toda Su creación; así, en la Biblia el aspecto de Dios es descrito como de piedras preciosas; lo leemos allí en Apocalipsis capítulo 4 donde aparece también el jaspe; aparece Dios en el trono descrito aquí en el capítulo 4: 2: "2Y al instante (cuando Dios llamó a Juan a esa altura espiritual) yo estaba en el Espíritu; y he aquí (esto es lo primero que vio Juan del cielo), un trono establecido en el cielo, y en el trono uno sentado". Aquí no describe el trono, no dice que era el trono; eso lo dice después, pero primero dice quién estaba sentado sobre el trono. "3Y el aspecto (esa palabra "aspecto" es muy importante para entender el sentido del jaspe) del que estaba sentado era semejante a (no que era "piedra de jaspe", sino "semejante a) piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda". Aquí aparecen ya mencionadas tres piedras preciosas: el jaspe, el sardio, que es el que aquí se tradujo "cornalina"; en el griego es "sardio", pero al sardio, que es una piedra roja, se le llama también cornalina, o cornerina, o carneola, o carnelita, incluso rubí. Hoy en día, la piedra roja más preciosa, la que tiene el segundo grado en pureza después del diamante, es el rubí, y aquí aparece el jaspe y el sardio o la cornalina, pero probablemente podrían haber sido el diamante y el rubí traducidos a los términos modernos; vamos a ver un poquito más adelante acerca de esa conjetura de algunos.

"3Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe". Aquí la primera piedra preciosa, como todas las piedras preciosas, nos habla de lo más precioso; siempre las piedras preciosas se colocan en los lugares visibles; se las coloca en las coronas, en los anillos, en los collares; es decir, casi siempre están rodeadas de oro o plata resaltando la belleza de las piedras preciosas; y aquí, el primero de quien nos hablan las piedras preciosas es de Dios. Segundo, las piedras preciosas, así como nos hablan de Dios el Padre, nos hablan también del Hijo; las piedras preciosas nos hablan del Hijo. Vamos a ver eso en Isaías capítulo 28.


Vamos a ver allí una expresión magnífica. Isaías 28:16: "Por tanto, yahveh el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, (miren por dónde empieza: una piedra, pero primero probada, entonces) angular, (entonces) preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure". Entonces ¿quién es esta piedra preciosa? Es Cristo, es el Señor Jesús, es el Hijo de Dios.


La piedra angular
En Apocalipsis 4 aparece Dios mismo representado en piedras preciosas; ahí era semejante al jaspe y al sardio, y aquí dice: "He aquí que yo he puesto en Sion"; ahora el Padre coloca en Sion, o sea, en el monte Sion, en el trono con el Padre, al Hijo, al Cordero en el trono del Padre. "He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento..."; por eso se dice que el fundamento de la casa de Dios, es Cristo. Pablo dice: "Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo"; y dice: "por fundamento una piedra, piedra probada, angular"; la que está en el ángulo de arriba de la pirámide; es la cabeza de la pirámide. Las pirámides, si no tienen la piedra angular, no tienen cabeza; la piedra del ángulo de arriba de la pirámide es la piedra angular; es la piedra en la que se reúnen todos los lados de la pirámide y desde donde se ve toda la pirámide completa. Desde ningún lugar se ve toda la pirámide, sino desde arriba, desde el lugar de la piedra angular; "piedra probada, angular, preciosa"; aquí ahora el Hijo aparece también como una piedra preciosa. Las piedras preciosas nos hablan del Padre, nos hablan del Hijo, del Padre en el Hijo, de la gloria del Padre revelada en el Hijo; el Hijo es el resplandor de la gloria del Padre; así lo dice Hebreos: "el resplandor de la gloria del Padre". ¿Eso qué quiere decir? que lo que el Padre es, se refleja perfectamente en el Hijo; eso es lo que hace una piedra preciosa, reflejar la luz. Mientras más refractaria sea una piedra, es decir, mientras más perfectamente pueda reflejar la luz que recibe, es más preciosa; si la puede reflejar es preciosa. Por eso se le llama "brillante"; los brillantes son piedras preciosas porque reflejan la luz; entonces la luz llega y la recibe la piedra; pero la piedra ha sido tratada de tal manera y ha sido probada para poder ser puesta en su lugar, para poder reflejar. Del Hijo se dice que Él es el resplandor de la gloria del Padre; el Hijo ve al Padre como el Padre es, y lo revela como Él es; eso es lo que nos quieren hablar las piedras preciosas. Empezamos por el Hijo, pero el Hijo dijo así: "Padre, la gloria que me diste, yo les he dado" (Juan 17:22); y luego vemos a la Nueva Jerusalén teniendo la gloria de Dios.

Volvamos a Apocalipsis 4 y al 21. El 4 dice en el verso 3: "Y el aspecto del que estaba sentado (el mismo Dios) era semejante a piedra de jaspe, y de cornalina (sardio); y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda". La primera semejanza, el primer aspecto de Dios, está representado por el jaspe, pero jaspe como cornalina; luego en Apocalipsis 21 aparece el jaspe en la Nueva Jerusalén; también en el muro; en el resplandor, en el muro y en el primer fundamento del muro. Entonces vamos a ver el capítulo 21 desde el verso 10: "10Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa de Jerusalén, (ese "gran" aquí es agregado) que descendía del cielo, de Dios"; ahora, la ciudad santa de Jerusalén es la esposa. ¿Qué le había dicho el ángel? Te mostraré la esposa; la esposa es la Jerusalén santa, la esposa del Cordero, la Iglesia, la Iglesia vencedora, la Iglesia triunfante, la esposa; esa es la ciudad de Dios. Dice en el verso 9: "yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. 10Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa ("santa", separada, como se estaba leyendo, como se profetizó) de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, 11teniendo la gloria de Dios". Ahora es la ciudad la que tiene la gloria. Dios tiene gloria, pero dice: "a ningún otro daré mi gloria"; como quien dice: sólo a mi Hijo daré mi gloria; sólo honren al Hijo para que honren al Padre; quien no honra al Hijo no honra al Padre; el Padre le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo. Si alguno quiere conocer al Padre, el reflejo del Padre, el resplandor de la gloria del Padre, es el Hijo; pero ahora dijo el Hijo: "Padre, la gloria que me diste, yo les he dado"; la gloria que el Hijo tiene es la gloria de Dios.


El hombre, diseñado para reflejar la gloria de Dios
Cuando Dios hizo al hombre, lo que Dios quería era que el hombre expresara Su gloria. "Hagamos al hombre a nuestra imagen", le dice el Padre al Hijo; "a nuestra semejanza". La imagen y la semejanza del Padre es el Hijo; y ahora Dios quiere hacer una criatura, un hombre corporativo, que llegó a ser la Iglesia, porque los demás hombres se volvieron viejos hombres; pero los redimidos volvieron a ser el nuevo hombre; el nuevo hombre que es la Iglesia. Con el nuevo hombre, con la Iglesia, es que se logra el propósito de Dios con el hombre.

"Hagamos al hombre a nuestra imagen"; significa que el hombre fue diseñado para reflejar. Por eso dice en 2 Corintios 3:18: "Nosotros todos, mirando a cara descubierta como un espejo (esta traducción dice: como en, pero es como un espejo) la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen". Significa que Dios nos coloca en Su luz como siendo nosotros un espejo para reflejar la luz que vemos; es decir, el hombre está diseñado para reflejar aquello en lo cual se concentra. Usted se va pareciendo a aquello a lo cual se dedica; si usted se dedica al Señor se va pareciendo al Señor; usted lo mira como un espejo; usted fue hecho un espejo; esas son las piedras preciosas; las piedras preciosas no tienen luz propia; fueron diseñadas por Dios a través de unos procesos tremendos muy significativos que hemos de ver para que ella refleje la luz y la refleje de una manera preciosa, a veces, incluso en forma de arco iris. La luz blanca del Señor se funde en los siete colores; las piedras preciosas reflejan la plenitud de los colores de la luz más preciosa. Entonces esas piedras preciosas somos nosotros después de ser tratados. Primero, el Padre; Su aspecto es como piedra preciosa; el Hijo es también una piedra preciosa; y ahora dice: "la gloria que me diste yo les he dado"; la Iglesia tiene que ser también como una piedra preciosa al final. Claro que el proceso de una piedra preciosa lo tenemos que ver; no es tan fácil; pero al final del proceso es una piedra preciosa. Entonces dice aquí en el verso 11: "11teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal". Significa que el fulgor de la Nueva Jerusalén entera es semejante a una piedra preciosísima. Hoy en día, lo que se llama jaspe es una piedra opaca; pero que puede llegar a ser preciosísima. El diamante no comienza siendo preciosísimo; el diamante sólo consta de un elemento; un elemento muy común en la naturaleza, que es un elemento común a los seres vivos, el cual es el carbón. Por el carbono se sabe de la vida que tuvieron los seres vivos años atrás.


Lo común llega a ser precioso por la presión
El carbón es sometido a una presión tan tremenda que lo hace precioso. Hermano, por favor, no se moleste por la presión, porque solamente la presión hace a las piedras preciosas. Usted puede ser un carbón común. Les doy un dato: un centímetro cúbico de carbón necesita 53 toneladas de presión a 2.760 grados de temperatura para convertirse en diamante; un solo cubito, un centímetro cúbico de carbón, se puede volver diamante. El material más duro que existe, que se conoce, es el diamante; pero solo se puede volver diamante a presión. Lo común, lo más común, se puede volver precioso por la presión dirigida por Dios. Hermano, todas las piedras preciosas que vamos a ir viendo se hacen de material muy común, como de simple arena, pero llega a ser precioso, no por el material mismo, sino por la presión a la que se le somete; es la presión la que hace de una piedra común, una preciosa; sólo la presión. Hermano, no huya de la presión porque se vuelve común; acepte la presión de Dios, sea hecho precioso. Entonces, hermanos, aquí vemos que toda la Nueva Jerusalén aparece como una piedra preciosísima. "11Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima". Algunos dicen: ¿cómo es que en la Nueva Jerusalén el oro va a ser cristalino, si el oro no es cristalino? alguien tiene una placa de oro y uno no puede ver al otro lado; claro, el carbón tampoco es cristalino, pero se somete a la presión y se vuelve cristalino, se vuelve diamante; asimismo, Dios, a través de su trabajo de presión, es quien va a hacernos cristalinos; incluso al jaspe; y aquí aparece la Nueva Jerusalén como una piedra preciosísima. La Nueva Jerusalén es como si fuera la joya del universo; toda la tierra tiene los reyes alrededor; se dice que traerán su gloria a la ciudad; pero la ciudad es como una piedra preciosa; toda la ciudad es una piedra preciosa; pero ¿con cuál piedra preciosa aparece aquí representada la ciudad? Con jaspe. ¿Cuál es la primera piedra que se menciona de Dios? El jaspe. ¿Cuándo es la primera vez que en la Biblia se menciona al jaspe? se menciona en el pectoral, en el Urim y Tumim del Sumo Sacerdote.

Vamos a ir a Éxodo capítulo 28, que se corrobora con Éxodo capítulo 39; vamos a mirar allí Éxodo 28 y tengan también el 39 al lado. Éxodo 28:15: "15Harás asimismo el pectoral del juicio de obra primorosa"; el pectoral era el que el Sumo Sacerdote llevaba sobre su pecho, y ahí estaban doce piedras preciosas; sobre esas piedras preciosas los nombres de los doce hijos de Israel; significa que el pueblo de Dios es cargado sobre el corazón del Señor; el Señor tiene a Su pueblo como algo preciosísimo; entonces el pueblo está representado en esas piedras; cada tribu es una piedra; todas las piedras juntas están en el pectoral; el pectoral está sobre el corazón del Señor; lo que el Señor tiene en su corazón como algo precioso, es Su pueblo. Entonces dice: "lo harás conforme a la obra del efod, (el efod son las hombreras de donde se sostiene el pectoral y también la capa) de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido. 16Será cuadrado y doble, de un palmo de largo y un palmo de ancho"; es decir, las dos manos; Su pueblo está en las manos del Señor; palmo y palmo, "nadie las arrebatará de mi mano, nadie las arrebatará de la mano de mi Padre, mi Padre que me las dio es mayor que todo". Las piedras preciosas están en dos palmos, o sea, en las manos de Dios; "17y lo llenarás de pedrería"; miren lo que Dios dice; Su pueblo va a ser ese pectoral; miren lo que Dios quiere hacer: "llenarás", es decir, Dios llenará Su corazón, "lo llenarás de pedrería"; lo que Dios quiere hacer es pedrería.


Dios quiere que el hombre sea precioso como Él
Cuando Dios colocó al hombre en el jardín del Edén, había un río que salía del jardín del Edén. Eso está en Génesis; y se repartía en cuatro brazos; y cuando usted sigue uno de esos brazos, se dice que ese río lo lleva a donde hay oro; y el oro de aquella tierra es bueno; a donde hay ónice y a donde hay bedelio; significa que el río del Edén te lleva a donde hay los materiales preciosos para la Nueva Jerusalén. En Génesis tú tienes el río, tienes el árbol de la vida, tienes los materiales, pero no tienes la construcción; la construcción es desde Génesis pasando por Éxodo, por Levítico, por Números, por Deuteronomio, por Josué, por Jueces, por Samuel, por Reyes; en fin, hasta llegar al Apocalipsis. En Apocalipsis tú tienes otra vez el río, tienes otra vez el árbol, tienes otra vez las piedras preciosas pero edificadas. Desde Génesis vemos cómo el río de Dios nos lleva a donde están los materiales preciosos. ¿Qué hacen las personas cuando ven materiales preciosos? Los quieren ver en sí mismos, se los ponen aquí en el cuello, en la nariz, en los brazos, en las orejas; es decir, queremos que esa preciosura no esté fuera de nosotros, sino que esté en nosotros. Eso es lo que quiere hacer Dios; Él mismo es precioso y Su Hijo es precioso. Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; vamos a ponerlo en el jardín, y el río de vida lo va a llevar donde hay los materiales preciosos para que él quiera vestirse de lo precioso; es lo que quiere Dios que el hombre sea, que llegue a ser precioso como Él es precioso.

El corazón de Dios lleno de piedras preciosas
Por eso Dios dice en Éxodo 28:17: "y lo llenarás de pedrería en cuatro hileras de piedras". ¡Qué curioso! Hubieran sido dos hileras, pero aquí Dios llamó cuatro hileras, porque la Nueva Jerusalén tiene cuatro lados, tres puertas en cada lado: tres puertas al oriente, tres puertas al sur, tres puertas al occidente y tres puertas al norte; tres, tres, tres y tres; 4 veces 3. En Números, cuando el Señor distribuyó las tribus, colocó a la casa de Dios en el medio; tres tribus al oriente con la bandera de Judá; tres tribus al sur con la bandera de Rubén; tres tribus al occidente con la bandera de Efraín, y tres tribus al norte con la bandera de Dan; tres tribus al norte, tres al sur, tres al oriente y tres al occidente, como la Nueva Jerusalén tiene doce puertas con los nombres de las doce tribus, y también aparecen cuatro grupos de tres piedras, porque son tres hijos de Israel al oriente, sus tribus, sus puertas, y cada uno a los demás lados; por eso dice: "los llenarás de pedrería en cuatro hileras de piedras"; cuatro hileras; "una hilera...", y miren la primera que menciona aquí; voy a leer según la traducción de Reina-Valera, pero tengo aquí el original hebreo, porque me ha sido necesario buscarlo en el hebreo, porque esta es una cuestión que ha sido bastante controvertida por el significado de las piedras antiguas.

Primera hilera: primera piedra, odem; segunda piedra, pitheda; tercera piedra, berequet; luego viene la segunda hilera: cuarta piedra, nefek; quinta piedra, sapir; sexta piedra, yajalom; tercera fila: séptima piedra, leshem; octava piedra, shebu; novena piedra, ejelama; luego la cuarta fila: décima piedra, tarshish; onceava piedra, shoham; doceava piedra, yashfe. Ese es el nombre de esas piedras en el hebreo tal como están en la Biblia; pero el problema para identificarlas es que las traducciones varían de una a otra; consulté 25 versiones de la Biblia, una por una, mirando como traducían esas piedras; algunas piedras son todas traducidas igual, pero donde hay problema es en esta última, el jaspe, justo la que nos toca hoy.


Voy a dar los nombres de algunas; tengo aquí algunas traducciones que se las voy a leer. La primera piedra, la de Rubén, Odem en hebreo, es traducida por la Septuaginta, sardion; por la Vulgata, sardios; por la Reina-Valera, sárdica; por la Nueva Versión Internacional, rubí; por la Biblia del Peregrino, carnelita; por Nácar-Colunga, sardónica; por Dios Habla Hoy, rubí; por la Watchtower, rubí. Ahora podemos leer aquí, por ejemplo, en turco le dicen kirmisi; en ruso, ribiah; en checo, sardius; en húngaro, sardius; en sueco, carneol; en alemán de Lutero, sander; en la King James inglés, sardius; tenemos aquí en hindú, sardi; en africano, Sardiona; en francés, sardoine; en italiano, sardonio; en rumano, sardonis; en la Biblia en portugués, la de Jerusalén, sardónica; en guaraní, saiya. Todas estas son traducciones de la primera piedra; ahí no hubo mayor problema; el problema está con la palabra jaspe; aquí en la traducción Reina-Valera que estamos viendo, en el capítulo 28:17 aparece así: "una hilera de una piedra sárdica, un topacio y un carbunclo; 18la segunda hilera, una esmeralda, un zafiro y (aquí tradujeron) un diamante; (esta palabra hay que volverla a examinar) 19la tercera hilera, un jacinto, una ágata y una amatista; 20la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe". Aquí en estas piedras el jaspe aparece como el último, la última piedra; o sea, la última piedra es la que habla del final, la que habla de la consumación; el último libro de la Biblia, donde se presenta la consumación, es Apocalipsis; y ahí aparece Dios mismo en aspecto semejante al jaspe; es decir, Dios es el que da la última palabra; Él es el primero y el último; pero como también es un Dios Salvador, aparece una piedra roja que se traduce sardio, cornalina, carneol, rubí, que es roja; el rojo habla de la salvación, de la redención, de la sangre derramada; el Señor es el que cumple sus planes a través de la redención; entonces Él aparece en aspecto como de jaspe y de sardio o cornalina, o rubí; la piedra roja; mostrando esas dos naturalezas: la naturaleza de Dios como el último, como la Omega, como el que termina toda la consumación de Dios; aparece Dios en Apocalipsis semejante en aspecto al jaspe. La Nueva Jerusalén como una piedra de jaspe; la última piedra, la de Benjamín, es jaspe, y resulta que la primera piedra del fundamento es jaspe, y el muro jaspe.


El muro de la ciudad era de jaspe
Volvamos a Apocalipsis 21 para que veamos allí el jaspe. En el verso 12 nos habla de un muro: "12Tenía un muro grande y alto, tenía doce puertas y sobre las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; 13desde el oriente tres puertas; desde el norte tres puertas; desde el sur tres puertas; desde el occidente tres puertas. 14Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero". Luego saltamos aquí estos detalles que aparecen en el 15 y en el 16, y llegamos otra vez al muro en el 17 y dice: "17Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel. 18Y el material de su muro era de jaspe". Aquí aparece el jaspe en el aspecto del mismo Dios, en el fulgor de la Nueva Jerusalén, como el material del muro, y como el primer cimiento que leímos al principio: los cimientos del muro toda piedra preciosa; el primer cimiento: jaspe. Sobre esta palabra jaspe hay discusión por lo siguiente, hermanos: Hoy en día, aquí me traje un libro de mineralogía para mostrarles lo que es el jaspe de hoy, lo que hoy le llaman jaspe, no es una piedra tan cristalina, sino que es una piedra un poco opaca; es una especie de variedad de calcedonia con colores; entre estas piedras preciosas que ustedes ven acá, esta que aparece a este lado es a la que hoy en día le llaman jaspe. Aquí tengo el libro de Historia Natural de Plinio el Viejo, que fue contemporáneo del apóstol Juan, y quien en el libro 37 de su Historia Natural habló de las piedras preciosas; aquí, cuando él describe lo que trata en el libro 37 de la Historia Natural, él hace diferencias y dice así: "el diamante o anancita (Plinio, que es de la época de Juan le llama anancita al diamante de esa época), el diamante o anancita, seis clases y dos remedios del diamante". Luego empieza a describir otras piedras; me salto algunas; por ejemplo, "el ónice y sus clases, los carbunclos, sus doce clases, sus defectos y pruebas; la antraxiti, el sandastro, el sandaresto, la piedra lígnide, la calcedonia, la sarda, el topacio, la turquesa, el prasio, el jaspe egipcio"; y lo pone en una lista distinta del diamante; pero al diamante le da otro nombre, anancita. Luego dice: "el jaspe de Egipto (que es una variedad de jaspe) la piedra moloquítide, el jaspe (ya no se llama egipcio) y sus diecisiete clases"; él habla de diecisiete clases de jaspe.

Aquí en este libro de mineralogía que nos habla del jaspe, el jaspe se encuentra entre los llamados tectosilicatos. La mayoría de las piedras preciosas están conformadas de sílice; lo que se llaman silicatos, con oxígeno; que son dos elementos; los más comunes del planeta; es decir, de los elementos que más hay por toda la tierra; en la corteza terrestre un gran porcentaje de ella es de sílice; o sea, el silicio mezclado con el oxígeno que forma el silicato; y esos silicatos sometidos a diferentes presiones, algunos con aluminio, otros con otro elemento, forman diferentes piedras preciosas; esas piedras preciosas se agrupan por grupos. Entre las piedras preciosas aparece el grupo de las que se llaman las piedras de cuarzo; y entre las piedras de cuarzo aparecen varias piedras; por ejemplo, aparece lo que se llama la calcedonia, el ágata, el ónice, la carneola, el jaspe, el heliotropo, el pedernal, el sílex, el ópalo; todas estas son piedras de la variedad cuarzo; inclusive el jacinto de Compostela y la amatista; todas esas piedras son variedades de cuarzo precioso; entre esas aparece el jaspe. El jaspe que hoy se conoce, aunque hay diecisiete clases, es un jaspe que no es tan traslúcido; pero de la Nueva Jerusalén se dice que era una piedra preciosísima, transparente como el cristal; quiere decir que lo opaco se hizo transparente; empezó siendo opaca y llega a ser traslúcida. Hay algo curioso que tiene una variedad de jaspe; de esa variedad se dice acá: "el jaspe es calcedonia opaca, intensamente coloreada. Cuando tiene color verde con manchas de rojo intenso...".

Ese jaspe es verde; pero cuando tiene unas manchas rojas, como quien dice, cuando la persona es redimida, ese jaspe se convierte en heliotropo. ¿Qué quiere decir la palabra heliotropo? Que se dirige hacia el sol, que siempre está dirigido hacia el sol. Entonces ¿qué quiere decir un jaspe heliotropo? Quiere decir que siempre se vuelve hacia el sol. El sol figura a Cristo; Él es llamado el sol de justicia.


El apóstol Pedro y la piedra de jaspe
Ahora, Pedro, en la lista de los doce apóstoles, de las cuatro listas que hay de los doce apóstoles, una en Mateo, otra en Marcos, otra en Lucas, otra en Hechos, en todas las cuatro listas, el primero es siempre Pedro; entonces el primer cimiento al que le corresponde la piedra de jaspe es a Pedro; y miremos justamente lo que le pasó a Pedro. ¿Saben cómo se llamaba antes Pedro? Miremos en el evangelio de Juan 1:40 y siguientes; miremos allí una expresión del Señor Jesús. "40Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. 41Este halló primero a su hermano Simón"; noten que aquí primero llamó a Simón, Pedro, porque ya sabía toda la historia posterior; ya lo pone Simón Pedro; ahora, cuando lo llamó, era Simón. El nombre Simón quiere decir una caña bamboleada por el viento. "41Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). 42Y le trajo a Jesús". Noten, Andrés trajo a su hermano Pedro al Señor Jesús. "Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, (lo que era en ese momento él) hijo de Jonás".

Simón es convertido en una piedra
Jonás había sido un gran profeta en Israel, de tal manera que la gente le llamaba Jonás a sus hijos, que es como los que hoy se llaman Juan; hoy en día el nombre Juan es un nombre común; hay algunos apellidos que son muy comunes como Rodríguez, como González, como Gómez; usted busca en el directorio telefónico y hay varias páginas de Rodríguez, varias páginas de Gómez; así era el nombre Jonás y Simón, porque también venía de la tribu de Simeón; era un nombre común; es decir, Pedro era un ser humano común y corriente: "Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás (yo sé lo que voy a hacer contigo) llamado Cefas (que quiere decir, Pedro)"; piedra; él era una persona común como Adán. Adán viene de adama. Cuando Dios dijo: reúnanse las aguas debajo de la expansión en un lugar y descúbrase lo seco, llamó Dios a lo seco: tierra, erets, y al suelo, adama, y de ahí viene Adán. Adán viene de adama, del polvo de la tierra; así nosotros al principio, cuando somos del mundo, somos como barro. "Tú eres Simón, hijo de Jonás", tú eres una persona común y corriente, un adamita más, pero "tu serás llamado Cefas o Pedro", una piedra. El Señor convierte a Simón en Cefas, así como convirtió a Jacob, que era un tramposo suplantador, en Israel, un príncipe con Dios; esa transformación hizo el Señor, de Jacob en Israel; así la hizo de Simón en Cefas o en Pedro; de un montón de barro, en una piedra viva de la casa de Dios. Luego ¿qué escribe Pedro? "Vosotros también, como  piedras vivas..." (1 Pe. 2:5); es decir, él es una piedra, y nosotros también somos piedras; pero todavía en la era de la Iglesia. Sí somos piedras vivas porque tenemos la vida del Señor, nacimos de nuevo, somos hijos, somos hijas, tenemos la salvación, somos piedras vivas; pero en Apocalipsis es más que piedras vivas; son piedras preciosas. Una cosa es ser un hijo, y otra cosa es ser un hijo transformado y configurado a la imagen del Hijo de Dios para reflejar la gloria de Dios. Las piedras preciosas aparecen al final; al principio aparece el barro, después las piedras, y al final, esas piedras son preciosas.

Así dice Pablo: vosotros edificad con oro, con plata y con piedras preciosas; las piedras preciosas representan el trabajo del Espíritu Santo en nuestra vida, comenzando por ser personas comunes y corrientes; pero somos traídos al Señor, y el Señor nos dice: tú eres ahora Simón hijo de Jonás, pero después que Yo trabaje contigo serás llamado Cefas, es decir, una piedra.


De barro a piedra, y de piedra a jaspe
Ahora, este Pedro está representado por el jaspe, después de que el Señor lo trató. El Señor trató tremendamente con Pedro. Pedro era muy natural, él confiaba en sus propias emociones; sus propias emociones eran como un ascensor que subía y que bajaba; como dicen en términos psiquiátricos: ciclotímico; pues a veces estaba diciendo: Señor, mi vida pondré por ti; aunque los demás te nieguen, yo nunca te negaré; así Pedro confiaba en lo que él sentía; y dijo el Señor: Pedro, de cierto de digo que antes de que el gallo cante dos veces, tú me negarás tres veces; y él porfiaba que no, que su vida pondría por él, pero luego negó al Señor, y tuvo que salir y arrepentirse profundamente. Ahí era cuando Pedro empezaba a conocer quien era él, que él no era digno de confianza, que él no podía confiar en sus sentimientos, ni en los buenos sentimientos, porque cuando él usó los buenos sentimientos para defender al Señor de la cruz, lo usó Satanás, de manera que el Señor le dijo: Apártate Satanás, porque me eres tropiezo; le llamó Satanás a Pedro, porque Satanás usó las buenas intenciones, agradables, emocionales de Pedro.

Pedro confió en él, entonces el Señor le dijo: eres Simón, serás Cefas; el Señor tuvo que tratar a Pedro, y Pedro tuvo que pasar por muchas cosas; allá en Jerusalén hubo la persecución de la Iglesia, y agarraron a Jacobo y a Pedro; y mataron a Jacobo, y Pedro pensaría que seguro iba a morir también; pero miren cómo había madurado ya; estaba durmiendo; no estaba preocupado; durmiendo; lo despertó el ángel, y Pedro fue y dijo: avísenle a Jacobo; y se fue a otro lugar, se fue para Antioquía; dice Pablo en Gálatas que Pedro vino a Antioquía, y se quedó, dice la historia antigua, en Antioquía, siete años; y hacia el oriente de Antioquía queda Babilonia; después se fue a Babilonia, y la primera carta la escribió desde Babilonia; y luego desde Babilonia le escribió a las iglesias del Ponto, de Bitinia, de Capadocia, como aparece aquí; y luego él fue viniendo poco a poco por todo ese norte, y llegó a Roma; y luego siguió hasta el occidente, y llegó al sur de Britania; después volvió otra vez a Roma, y allá en Roma lo condenaron a muerte, a morir crucificado; y cuando estaba muriendo crucificado, dijo que él no era digno de morir como el Señor, que por favor, lo pusieran cabeza abajo; le voltearon la cruz y quedó crucificado cabeza abajo, no cabeza arriba; ahí dio su vida.


Miren la transformación: Pedro, cuando tú eras joven, ahí esta Simón, tú te ceñías e ibas donde querías; ahí está Simón; cuando seas viejo, otro te ceñirá; extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará donde no quieras ir. Esa es la transformación de Simón en Cefas, y de Cefas en jaspe. Era una piedra preciosa, pasó por pruebas tremendas.


El horno vuelve precioso al cristiano
Hermanos, un dato del diamante: para convertir en diamante un cubo de un centímetro cúbico de carbono, se necesitan 53 toneladas de presión, 2760 grados de fuego, de calor. Algunas piedras preciosas tienen elementos comunes; si esos elementos comunes están al contacto del medio ambiente, siguen igual de comunes y se deterioran. Los elementos tienen que estar en el horno para ser preciosos; si están en el ambiente normal se deterioran; sólo cuando están en el horno se vuelven preciosos; eso es muy significativo.

Cuando nosotros vivimos nuestra vida común y corriente, estamos en el medio ambiente, somos comunes y corrientes, no somos preciosos, somos mundanos; sólo cuando somos sometidos a presión y a fuego es que nos volvemos preciosos. Estaba leyendo mineralogía, y leí unas frases y dije: pero Señor, esta no es la Biblia, es un libro de mineralogía; pero miren frases como ésta; decía así: "Para sacar la belleza de una gema, se necesita una serie de prolongados procesos".

 ¿Qué le parece esa frase? Primero venía diciendo los procesos: el primer proceso es la exfoliación. La piedra preciosa está unida a otras piedras, está juntada con granito, o con cuarzo común, o con otras piedras que no son preciosas. Primer proceso: exfoliación, separarla de donde está pegada. ¡Ayayay! Nosotros estamos pegados a esto y a aquello; tenemos que ser separados. Segundo proceso: aserrarla, someter la piedra a una sierra; porque la exfoliación es para quitarte a los otros y dejarte solito a ti con el Señor, pero todavía tú no eres tocado; debe ser tocado tu ambiente, tu parentela; "deja tu pueblo y tu parentela y ve a la tierra que yo te mostraré"; "el que ama a padre y madre más que a mí, no es digno de mí". Esa es la exfoliación, la separación del mundo y de lo natural; después de que estás separado, viene a tratar contigo personalmente; se llama la aserradura; es el segundo proceso, aserrar la piedra; aserrarla para luego el tercer proceso: tallarla; tallarla es para darle varias caras porque sólo el tallado es el que pone en ángulo las caras de la piedra preciosa para que la luz entre y se refleje; mientras no está tallada, no refleja la luz; tiene la capacidad de reflejarla cuando la tallen, pero mientras no la tallen, todavía no la refleja; tiene que exfoliarla, aserrarla, tallarla; y por último, cuarto proceso: pulirla. Y ¿saben qué? hay unas piedras tan duras como el diamante, que es la más dura; de uno a diez se calcula la dureza. El uno es el talco; el dos es el yeso; pero la número diez, la más dura de todas las que existen, es el diamante; es la número diez; nada puede rayar el diamante; el diamante raya todo.

Para poder hacer huecos allá en la tierra, excavar para sacar petróleo, le ponen punta de diamante, porque el diamante es el que rompe todo. ¿Se dan cuenta, hermanos? Para tallar la piedra se necesita el mismo polvo de diamante con aceite; eso es lo único que lo talla; eso es interesante. ¿Por qué estoy hablando del diamante? Porque a algunos les parece que a lo que le llamaban jaspe en la antigüedad, es al diamante; ahora vamos a ver por qué. Aunque aquí Plinio dice unas cosas, hay unas posibilidades por otro lado que voy a decirlas más adelante; por la Septuaginta, la Vulgata y otras versiones; entonces vamos por eso. Solamente el mismo polvo del diamante unido con aceite puede tallar el diamante; solamente el mismo material junto, es decir, Cristo mismo formado en ti con el Espíritu Santo, el aceite, es el único que puede tallar. Es una cosa preciosísima. Exfoliación, aserradura, tallado y pulimento, una serie de procesos para sacar la belleza de una gema. Eso, cuando ya es preciosa; pero antes de que sea preciosa tiene el proceso del fuego, de la presión, del horno, de la oscuridad.


La metamorfosis de las piedras
Notemos una cosa: la mayoría de las piedras que existen sobre la tierra son piedras ígneas; son las que salen del fuego volcánico; luego las piedras sedimentarias, que son las que arrastran los ríos, que arrastran los sedimentos; y las metamórficas, que son de las mismas otras piedras ígneas o sedimentarias que pasan por un proceso. Por eso se llama metamorfosis, o sea, transformación; y esa transformación de las piedras es la que nos representa a nosotros; esa transformación se da debajo de la tierra; en el horno; se da bajo presión, en oscuridad y en fuego, de tal manera que cuando tú estás siendo hecho precioso, el volcán ya no te soporta, entonces te vomita.

Cuando el volcán te vomita, salen las piedras preciosas afuera o quedan en chimeneas, preciosas; pero no puede haber piedras preciosas afuera, sino las que son expulsadas de adentro; es decir, cuando tú estás siendo precioso, el mundo ya no te soporta. El Señor Jesús dijo: el mundo a ustedes los ama porque ustedes son del mundo; a mí no me ama porque yo testifico que las cosas que el mundo hace son malas; y así va a pasar con nosotros. Como hicieron conmigo, dijo el Señor, van a hacer con ustedes; como me aborrecieron a mí, van a ser aborrecidos ustedes; mientras más precioso usted esté siendo hecho, sometido a presión y a fuego, estás siendo hecho precioso, ahí es cuando el mundo te vomita, te saca, te expulsa; ahí viene el volcán y expulsa esas piedras; en esas piedras vienen las piedras metamórficas donde están las piedras preciosas, las distintas piedras preciosas. Usted mira la primera; las demás se hacen parecidamente; pero con unas pequeñas diferencias de elementos; unas tienen silicio, otras tienen aluminio, otras tienen un gas, otras tienen aire y de otras salieron, y distintos elementos forman los distintos colores y diferentes matices de piedras; pero esas piedras sólo se forman en la presión, en el fuego, y son vomitadas de la tierra para la expulsión por chimeneas; salen y hay que separarlas de lo que no es precioso, aserrarlas, tallarlas y pulirlas; y cuando son pulidas reflejan la luz que reciben. Eso es lo que el Señor le dijo a Pedro.


De estas mismas piedras de sílice, hay unos cuarzos; cuando llegan a más o menos 870 grados de temperatura, los átomos se van comprimiendo; el espacio que hay entre los electrones y los protones se va comprimiendo, y pasa de ser una piedra de cuarzo común, a ser tridimita, que es otra piedra un poco más preciosa; luego, cuando pasa al doble, casi a 1470 grados, cuando alcanza esto, pasa a ser cristobalita, una piedra que es de más valor. Cristóbal quiere decir Cristóforo, portador de Cristo; una piedra de cuarzo llega a ser cristobalita en la tercera etapa de presión. La primera presión es a 870 grados; la segunda presión es a 1470 grados que produce la tridímita; luego, de ahí en adelante, son las cristobalitas; éstas ya son tan duras que ya no les afecta el medio ambiente; usted las puede meter en ácido, las puede meter donde sea, no la corrompen; miren qué interesante. Cuando ha sido sometida a presión, la piedra aguanta cualquier ambiente; en el ácido mismo la metes y sigue preciosa; pero si no ha soportado los niveles de presión, se deshace con el solo medio ambiente; y si la presión no fue suficiente, se deshace con el ácido; pero, en cambio, la más preciosa, cuando va subiendo de grado en grado en preciosura, ya nada la deshace, ya nada la corroe, ya nada la destruye; entre más presión soporta, menos daño le hace la corrosión. ¿No nos habla eso mucho? El Señor nos somete a presión para hacernos preciosos; ¿para qué? para que podamos soportar cualquier cosa después; empezamos con pequeños problemitas, después problemas más fuertes, después más fuertes, hasta que después nos meten en el ácido de este mundo, cualquier cosa, el odio, la rivalidad, los peores ácidos, que no nos hacen daño, porque estamos bien conformados, bien preciosos. Eso es válido para muchas de las piedras preciosas.


Traducción de las piedras
Veamos ahora el asunto del jaspe. Tengo aquí unas notas acerca del jaspe. Estas piedras, como aparecen aquí, han sido traducidas de diferentes maneras; la piedra de Benjamín en el hebreo es yashfe; por eso es que se ha traducido jaspe; sin embargo, la Septuaginta no la traduce jaspe; y la Septuaginta es una traducción de unos 200 a 300 años antes de Cristo. Es la traducción más cercana en tiempo al texto hebreo del Antiguo Testamento; no hay una versión más antigua; puede ser que Juan conociera el nombre de las piedras en la época de Plinio el viejo; sólo que Plinio el viejo estaba en Roma, y Juan estaba en Patmos, pero Juan conocía la versión de la Septuaginta, porque la Septuaginta fue una versión promovida por Demetrio Falerón, que era el bibliotecario de la famosa biblioteca de Alejandría, encargado del rey Ptolomeo Filadelfo II, que fue el que formó la Biblioteca de Alejandría unos 200 a 300 años antes de Cristo; ellos quisieron tener los libros de los hebreos; entonces  la carta de Aristeas y Josefo, cuentan cómo Falerón hizo lo posible para pedir al Sumo Sacerdote que les enviara unos ancianos, que fueron 70, y por eso se llama la Septuaginta, que le tradujeran la Biblia al griego; y le tradujeron también los libros apócrifos, y otros seudo epígrafos; y también hay unas variantes en la Septuaginta respecto del texto hebreo masorético; pero de todas maneras, la versión más antigua, inclusive anterior a Cristo, y la que usaron los apóstoles, es la Septuaginta. Cuando los apóstoles hablan en griego, la mayoría de las veces que citan el Antiguo Testamento, lo citan según la Septuaginta; la Septuaginta tradujo las piedras de la siguiente manera: la piedra jaspe, la tradujo onixión; no la tradujo jaspe; la tradujo ónice; en cambio ¿saben qué piedra tradujo jaspe? A la piedra que se llama yahalom; hay una piedra que se llama yahalom; que fue traducida en la Septuaginta iaspis; en la Vulgata Latina iaspis; pero luego fue traducida en muchas versiones como jade; por ejemplo, la N.V.I, la traduce jade; la del Peregrino la traduce diamante; la Reina-Valera la traduce diamante; el turco bejaski, o sea de jaspe; el ruso almas; el checo jaspis; el húngaro gema; el sueco calcedoni; y Lutero la tradujo diamond; la King James la tradujo diamond; el hindú diamond; el africano kulelema, que es el diamante; el francés diamant; el italiano diamante, el rumano diamont; el portugués de Jerusalén diamante, y el guaraní yahai, que quiere decir la piedra que rompe, que destruye; y justo el diamante es el que se usa para destruir todo. La palabra en hebreo yahalom, sumando los diferentes traductores, la mayoría lo traduce diamante; y la Septuaginta la traduce iaspis o jaspe. Por eso se dice que puede ser que lo que hoy se llama diamante, antiguamente se llamó jaspe. La piedra más dura y que refleja el arco iris es el diamante; por eso quizá hay posibilidad de que este jaspe se refiera al diamante como el sardio se refiera al rubí. El diamante, que es el primero, representando al mismo Dios, tiene la mayor dureza; después del Padre viene el Hijo, el de la redención, la piedra roja, se le llama rubí, y que ocupa el segundo lugar en dureza pero es el sardio; entonces puede ser que se refiera al diamante y al rubí traducido a los términos de hoy, o quizá no, y sean simplemente jaspe y sardio; por eso les conté de esas distintas traducciones, para ver cómo esa palabra yahalom es llamada diamante; sin embargo, aquí en la Reina-Valera aparece varias veces la palabra diamante; pero cuando fui a ver, a estudiar la palabra diamante en la Reina-Valera, para ver cuál piedra era a la que se refería en el original, y comparándola con el hebreo y las otras traducciones, ahí me encontré con una cuestión rara; ninguna de las veces que en Reina-Valera aparece la palabra diamante es la palabra yahalom; por ejemplo, diamante en Éxodo 28 y 39, la Septuaginta le dice iaspis, o sea jaspe; es la traducción de yahalom; esa palabra fue traducida iaspis en la Septuaginta; luego la palabra diamante que aparece en Job 28:17 no es yahalom, es zebubith; y es traducida en la Septuaginta como yalos; ya no se traduce iaspis, sino yalos. Luego en Jeremías 17:1 se vuelve a mencionar el diamante, pero la palabra en el hebreo es shamir, y algunos no la traducen diamante, sino pedernal; algunos la traducen vidrio; entonces por eso las traducciones son raras. En Ezequiel 3:9 vuelve a llamarle shamir, más duro que el mitsur; diamante más duro que el pedernal, pero no usa la palabra yahalom, usa la palabra shamir; pero la palabra shamir no aparece en las doce piedras; entonces, algunos dicen que el diamante se conoció apenas unos 800 años antes de Cristo, de la India; pero las piedras eran muchísimo más anteriores; seguramente que había diamantes antes de que los descubriesen los hindúes; entonces, puede ser, lo digo apenas a nivel provisional, que ese yahalom sea lo que hoy se le llama diamante, que fue traducido por la Septuaginta iaspis; por la Vulgata iaspis, por algunas otras yaspis o diamante; entonces realmente, el muro siendo de jaspe, si ese jaspe es el diamante, es lo más duro que hay; lo más incorruptible, lo que no permite que nada se cuele. Pero puede no ser el diamante, y sí simplemente jaspe, lo cual es más preciso. Yahalom ha sido también, pues, traducido jade, que aveces se confunde con crisopraso, lo cual corresponde más con la lista de Apocalipsis 21.

Ahora, el primer cimiento es también jaspe. ¿Qué quiere decir? que Simón fue hecho piedra semejante a Cristo. ¿Dónde está lo que decíamos del heliotropo? ¿Qué fue lo que dijo Simón Pedro, cuando el Señor les dijo: os queréis ir también vosotros? -¿A dónde iremos?  sólo tú tienes palabras de vida eterna; es decir, sólo  nos podemos volver a ti; ese jaspe, cuando tiene aquellas pintas rojas, es decir, el heliotropo, cuando la persona es redimida, se vuelve sólo hacia el Señor; heliotropo, sólo se dirige al Señor. Pedro llegó a ser una persona preciosa. Se dice que hasta la sombra de Pedro sanaba a los enfermos; o sea que realmente el Señor mismo dice que el primer cimiento era jaspe; pero ya para terminar, la palabra jaspe aparece relacionada con la palabra aspecto, a lo que les llamé la atención al principio; "el aspecto del que estaba sentado en el trono era como jaspe y cornalina". En términos modernos algunos podrían decir: diamante y rubí, aunque yo lo dudo.


Cuando dice "el aspecto", quiere decir la revelación. ¿Cuál fue el primero que tuvo revelación? Fue Pedro, por eso aparece jaspe como el primer cimiento. ¿Cómo les dijo el Señor? ¿Quién decís vosotros que es el Hijo del Hombre? ¿y qué dijo Pedro? "Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente"; y ¿qué le contestó Jesús? "17No te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca (sobre lo que te ha sido revelado del Hijo de Dios) edificaré mi iglesia" (Mt. 16:17,18). 

Significa que la Iglesia se edifica sobre la revelación de Jesucristo; y aparece en el trono la piedra de aspecto semejante a jaspe y cornalina; la divinidad como Creador y Redentor; el Primero y el Último; pero también aparece el brillo de la ciudad teniendo la gloria de Dios; es decir, la revelación de Dios a través de la Iglesia. ¿Qué dijo el Señor? "Sobre esta roca edificaré mi iglesia". ¿Qué le fue revelado a Pedro? El Señor Jesús; entonces aparece el primer cimiento, jaspe. La primera persona que recibió la revelación del Señor Jesús. En Hechos de los Apóstoles, el primero que se levanta, ¿es quién? Pedro; los doce primeros capítulos de Hechos de los Apóstoles tratan de Pedro, Pedro, Pedro. Realmente dice: el primer cimiento era jaspe. Pero si el jaspe fuera el diamante, aunque Plinio lo diferencia de otros jaspes, de todas maneras lo que nos interesa es el aspecto espiritual. Pedro, jaspe, fue quien abrió las puertas. ¿Qué debemos hacer para ser salvos? Lo que él dijo allá sigue válido hasta hoy. "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hchs. 2:38); el perdón de los pecados, la Sangre y el Espíritu, son las puertas abiertas que nos abre Pedro, que fue el primero en recibir revelación. Entonces, hermanos, yo pienso que esto del jaspe nos habla bastante. Vamos a parar aquí; vamos a dar gracias al Señor. ☐

7 comentarios:

  1. Sabia que somos valiosos para el Señor y que la vide de un ser humano no tiene precio. Pero esta leccion nos muestra que no solo somos valiosos sino ademas preciosos. Por eso el enemigo nos quiere destruir porqueel por su maldad perdio su belleza y no quiere 1ue el hombre sea el reflejo a la imagen y semejanza de la belleza de Dios la cual el jamas alcanzará poues siendo malo su imagwn fue distorcionada y horripilante siendo tan vanidoso se volvio una imegen despreciable que no tiene lugar en la santisima ciudad de Dios y quiere engañar al mundo un espejismo de belleza falsa y comun para atraerlos hacia su corrosión, desvanecimiento y lograr asi su destruccion

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  2. Una pregunta curiosa que tengo. Se sabe que la piedra angular es Cristo, Que piedra es?
    Es decir, es decir cada una de las doce tipos de piedras representa tanto a los doce discípulos de Jesús como a las doce tribus de Israel. Pero mi pregunta es, qué piedra es Jesús?
    Por cierto es MUY edificante y de MUCHA revelación este gran estudio de las piedras preciosas reflejado en nuestras vidas. Bendiciones.
    Espero tu respuesta,de verdad, tengo esa gran inquietud.
    Gracias

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  3. . Ahora podemos leer aquí, por ejemplo, en turco le dicen kirmisi; en ruso, ribiah; en checo, sardius; en húngaro,
    perdon palabra Ribiah no existe en idioma ruso
    яспис yashma

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  4. Soñé dos cuarzos verdosos, pero me fue dicho en el.sueño que eran dos diamantes. Después Dios me habla que encontraría revelación en el principio. Y ahora entiendo. Dlb

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