lunes, 3 de enero de 2011

LA SIEGA Y LA VENDIMIA

LA SIEGA Y LA VENDIMIA


“Y vi, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda”. Apo. 14:14.

Comentario de crítica textual
Vamos, hermanos, a continuar con la palabra del Señor en el libro del Apocalipsis. Estamos en la última sección del capítulo 14; la sección que va también desde el verso 14 hasta el 20. Apocalipsis 14:14-20. Ya se habló de la primera parte de las primicias; ahora se habla de la siega y de la vendimia; que se encuentra aquí en este pasaje que vamos a analizar con la ayuda del Señor. Como acostumbramos, vamos a hacer la lectura de esta versión de Reina-Valera de 1960, pero leída a la luz de los manuscritos más antiguos; entonces voy a leer adaptándome lo más posible al griego. Son muy pocas las diferencias; es casi igual, pero de todas maneras unas pequeñas cositas vale la pena tener en cuenta. “14Y vi, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. 15Y del templo salió otro ángel, clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Envía tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está seca. 16Y el que estaba sentado sobre la nube arrojó su hoz en la tierra, y la tierra fue segada. 17Y salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. 18Y salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego...”; los manuscritos se dividen con la palabra “salió”, y es difícil decidir si la palabra “salió” pertenece o no pertenece al texto, porque muchos manuscritos antiguos no la tienen y otros sí la tienen; y a los eruditos les ha quedado difícil decidir si es o no parte del texto; por lo tanto se coloca entre corchetes cuadrados en el texto para mostrar que falta en algunos y está en otros. Entonces si no lo tuviera sería: “Y del altar otro ángel, tenía poder sobre el fuego”; pero dice: “18Y [salió] del altar otro ángel [que] tenía poder sobre el fuego, y llamó a gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Envía tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras. 19Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y las echó en el gran lagar de la ira de Dios”. Esa palabra “uvas” así explícita no está, aunque está implícita en las vides. “19Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y las echó en el gran lagar de la ira de Dios. 20Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios”. Este número, “mil seiscientos estadios”, es el mejor confirmado, el más antiguo; hay algunas variantes que dicen mil seiscientos seis estadios; otros pocos dicen mil doscientos estadios, y a algunos parece que se les olvidó poner el mil y dice seiscientos estadios; pero la más antigua y la más común y probablemente la más cierta es mil seiscientos estadios, lo cual también tiene un significado espiritual. Entonces eso hasta aquí respecto del comentario de crítica textual.

La siega en la historia del la Iglesia y del mundo
Ahora sí pasemos a la exégesis: “14Y vi, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda. 15Y del templo salió otro ángel, (si este ángel no hubiera salido del templo, es decir, de parte de Dios el Padre, no hubiera podido dar una orden al Hijo del Hombre, porque el Hijo del Hombre está como siervo del Padre, el Hijo tiene como cabeza al Padre, y por lo tanto obedece lo que este ángel le dice) clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Envía tu hoz, y siega”. Si este ángel le dice al Hijo del Hombre en las nubes que siegue, es porque realmente él está transmitiendo una orden del Padre, pero que Dios quiere que sea conocida, y por eso lo hace a través de un ángel, un mensajero; y se lo muestra a Juan para manifestar a sus siervos lo que debe suceder pronto.

Hermanos, aquí en esta primera visión que está en los versículos 14 y 15 y el 16 que la completa que dice: “Y el que estaba sentado sobre la nube arrojó su hoz en la tierra, y la tierra fue segada”, esta visión que está en estos tres versículos resume muchas otras partes de la Biblia que tenían esa conclusión. Siempre a lo largo de la Biblia se habló de las viñas, se habló de la siega, se habló del plantío. Ustedes recuerdan que San Pablo en 1 Corintios, además de llamar a la Iglesia edificio, la llama también “labranza”. Todo lo que es agricultura es una figura de las cosas celestiales; la agricultura, la labranza, ya sea la siega del trigo o ya sea también de las uvas, representa la historia. Podemos ver unos versos donde esto se puede entender. Ustedes recordarán a Mateo 13, pero es bueno tenerlo aquí bien presente, lo más textual posible. En Mateo 13 el Señor habla también de la siega, la historia de la Iglesia y del mundo, mientras la Iglesia está en él, que es comparada a una siembra y a un crecimiento de las plantas y también a una cosecha; la historia para Dios es esto. En Mateo 13:36 el Señor explica la parábola de la cizaña; no voy a leer la parábola en sí, sino la explicación; con ella es suficiente, Dice el Señor Jesús:

“36Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39El enemigo que la sembró es el diablo; la siega (miren la explicación en las palabras del propio Señor Jesús) es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga”. Aquí es el propio Señor Jesús quien interpreta lo que es la siega. En esta parábola, cuando fue dicha por primera vez, y que aparece en el mismo capítulo 13:24, el Señor había dicho una cuestión interesante: “24El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; (miren la siega) y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, (no dice primero el trigo, no; primero la cizaña) y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”. Aquí el trigo representa a los hijos del reino y la cizaña a los hijos del malo; es curioso que el Señor manda primero recoger la cizaña. Hoy es muy común decir que primero se recoge el trigo, se van en el arrebatamiento y después se quedan los malos en la tribulación; pero el Señor dijo: recoged primero la cizaña. En la siega, se recoge primero la cizaña. A veces uno pensaría que la siega sería solamente algo positivo, pero también hay algo negativo en la siega; de hecho estas dos cosas, tanto la siega como la vendimia, aparecen también juntas como algo negativo en el libro de Joel.


Juicio de Dios en Armagedón
El libro de Joel es exactamente complementario, porque al hablar de la siega y de la vendimia, habla también del lagar; entonces la lectura que vamos a hacer en Joel ilustra este pasaje de la siega y la vendimia en Apocalipsis. Vamos a ver allí qué nos dice Dios por este profeta. Joel 3:9 en adelante, para tener el contexto inmediato. Joel está hablando aquí del juicio de Yahveh sobre las naciones; está hablando del juicio del fin y hablando de reunir las naciones allá en el valle de la decisión, en el valle de Josafat, en el valle de Meguido; en ese contexto habla tanto de la cosecha, como de la vendimia y del lagar. Leamos en Joel para poder, con la base de Joel, entender Apocalipsis. Joel 3:9: “9Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra”. Vengan, ¿dónde está hablando Joel? Allá en Israel. “Vengan todos los hombres de guerra. 10Forjad espadas de vuestros azadones, (como quien dice: no se ocupen más de la agricultura, mejor negocio es la guerra) lanzas de vuestras hoces; diga el débil: fuerte soy”. Hasta los países pobres están armando sus tropas. “11Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, (primero es alrededor) y congregaos; haz venir allí, (ese “allí” es el valle de la decisión, el valle de Josafat, el valle de Meguido) oh Jehová, a tus fuertes”. Aquí las grandes potencias. “12Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor”. Allí; Dios tiene un lugar donde va a pisar las uvas, y ese lugar es el valle de Josafat, allá en Israel; se llama también el valle de la decisión, se llama también el valle de Meguido; y por eso aquella batalla final donde todos convergen allí, se llama Armagedón; es la guerra de Armagedón. “Allí me sentaré”; ¿dónde? En el valle de Josafat, para juzgar a todas las naciones de alrededor.

“13Echad la hoz, porque la mies está ya madura (miren en qué contexto lo dice). Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos. 14Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. 15El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor”. Entonces nos damos cuenta de cómo Joel está presentando aquí prácticamente el Armagedón, que es el fin del siglo, que es la siega, como un aspecto negativo, porque aquí está mezclando; en el contexto final aparece: “Echad la hoz, porque la mies está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno”. El lagar es después de la vendimia; se juntan las uvas, los racimos y se pisotean, y sale la sangre de la uva; y dice que la sangre va a llegar hasta los frenos de los caballos. Realmente esto es Armagedón; entonces el juicio es en el valle de Josafat; y al que se le llama en el 14: el valle de la decisión, en otros lugares es el valle de Meguido. Las personas que han ido a Israel, lo conocen; no está precisamente en Jerusalén, pero sí más al norte de Jerusalén.


Primero se recoge la cizaña
Volvamos ahora a Apocalipsis, ya teniendo esta base de Joel. Aquí se habla de una siega y de una cosecha final; claro, lo que se sembró fueron dos cosas: se sembró trigo, que son los hijos del reino, pero también el enemigo sembró cizaña, y crecieron juntos. Significa que la historia es como este sembradío donde hay una semilla del mal que está creciendo; ciertamente va a ser recogida; pero antes de recogerla, el Señor va a juzgar; porque dice: “recoged primero la cizaña y entonces el trigo”. ¿Por qué dice primero la cizaña? Si el Señor no hubiera dicho esa palabra, “primero”, pues uno tendría autorización de pensar que nos iríamos antes, pero se dijo: “primero la cizaña”; así es, primero la cizaña. En el verso 14 aparece el mismo Hijo del Hombre que se presentó como el sembrador; ahora aquí es el segador. ¿Se dan cuenta? El Hijo del Hombre, cuando vino por primera vez, vino a sembrar; dijo el sembrador; el que siembra la simiente es el Hijo del Hombre; ahora el Hijo del Hombre es el cosechador, el Hijo del Hombre es el segador. De modo que tenemos al Hijo del Hombre como sembrador en los evangelios, y al Hijo del Hombre como el segador en Apocalipsis. Y estaba sentado sobre una nube blanca. ¿Por qué? porque de la venida del Señor Él dijo que vendría en las nubes. Cuando Él se fue, a Él lo recibió una nube, y aquellos ángeles que se aparecieron a los apóstoles les dijeron: ¿qué estáis mirando al cielo? Así como le habéis visto ir, asimismo vendrá como le habéis visto ir. Si él se fue en una nube, vendrá en las nubes; y por eso es que decía Juan al comenzar Apocalipsis: “He aquí que viene con las nubes y todo ojo le verá” (1:7); entonces aquí aparece Juan viendo la venida del Señor en las nubes, que es el fin del siglo para cosechar, tanto la siega como la vendimia. Ahora aquí aparece el Hijo del Hombre coronado; dice: “tenía en la cabeza una corona de oro”; ahora Él ya ha sido reconocido como Señor, ya no solamente por el Padre que lo hizo Señor y Cristo cuando Él murió, resucitó y ascendió, sino que la Iglesia ya a través de la historia lo ha reconocido como Señor; entonces Él está coronado, Él es coronado por el Padre con gloria. Vamos a leer en Hebreos 2:9 a qué se refiere esa corona de oro.

Hebreos 2:9: “Pero vemos (esto es ya desde la ascensión; por eso es Señor y Cristo) a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos”. Cuando dice “a causa del padecimiento de la muerte”, como dice Lucas aquí en Hebreos, es afín con lo que decía Pablo en Filipenses que por cuanto se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, Dios le dio un nombre que es sobre todo nombre y le hizo Señor. Aquí dice: “a causa del padecimiento de la muerte”; entonces vemos que es a partir de la ascensión que Él es hecho Señor y Cristo; se le ha dado toda potestad en los cielos y en la tierra; “coronado de gloria y de honra”. Aquí en la tierra, cuando Él era el sembrador, fue coronado de espinas; pero ahora, cuando viene como segador, Él es coronado de oro; es una corona de honra, de gloria, de parte de Dios; y también su Iglesia lo reconoce como Señor y lo recibe. Pero no sólo tenía una corona, sino también en Su mano una hoz, que es el momento de la siega, la que es aquello de que hablaban las parábolas de Mateo 13, tanto la del sembrador como la del trigo y la cizaña; ambas hablan de una siega; también Marcos habla de una siega.


Tiempo de la siega del trigo
Vamos a ver eso en Marcos; porque el cumplimiento de Mateo y de Marcos es justamente Apocalipsis. Marcos 4:26-29: “26Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; 27y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. 28Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; 29y cuando el fruto está maduro, enseguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado”. Aquí presenta el otro aspecto de la siega. Cuando leímos Mateo 13, esa siega incluía la cizaña y, claro, también al trigo; y cuando leímos Joel, estaba la parte negativa de la siega; ahora aquí se nos presenta la parte positiva de la siega, la del trigo que es recogido en el granero. Dice que el reino de los cielos es semejante a un hombre que siembra semilla; esa semilla es la palabra de Dios; el Verbo de Dios, es Cristo mismo, formado en la Iglesia que va creciendo; al principio es como unas hojitas verdes, después unas espigas, después grano lleno; o sea, cuando Cristo se ha formado en la Iglesia. Cuando el grano está maduro es cuando Cristo se ha formado en la Iglesia. Dice que ha llegado la siega; ¿cuándo llega la siega? Cuando el grano está maduro. Aquí en Apocalipsis habíamos leído de la palabra “maduro”; dice “seco”; es decir, cuando ya está totalmente formado, se seca; cuando tú lo ves al principio, es verde; cuando es la hora de la siega es amarillo, dorado, o sea que está seco; la palabra que usa aquí en vez de maduro, es seco; entonces ahí vemos en Marcos 4 que esa siega es la parte positiva; en cambio en Joel es la parte negativa, porque hay que segar todo. Entonces dijo: “recoged primero la cizaña para atarla en manojos para quemarla, y después recoged el trigo en mi alfolí”.

Sale del templo del cielo
Apocalipsis 14:15: “Y del templo salió otro ángel”; este templo es el templo del cielo; no solamente hay templo en la tierra; ¡no! El templo de la tierra es una figura del templo del cielo; entonces este ángel sale del templo del cielo. Vamos a ver los versículos que hablan del templo del cielo. Hebreos 9:24: “24Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; 25y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año...”; aquí cuando dice “en el santuario”, no en el hecho de mano, sino en el cielo mismo, está hablando de que el cielo es el verdadero santuario, y el de acá es la figura.

Apocalipsis 3:12, donde se menciona el templo; ahí está la recompensa a los vencedores de Filadelfia: “Al que venciere, yo lo hará columna en el templo de mi Dios”. Aquí las personas vencedoras son ya el templo; pero hay que ver esa fusión del templo terrenal y el celestial; ya somos templo todos los hijos. “Vosotros sois el templo del Espíritu”, dice Pablo; pero aquí Apocalipsis dice: “lo haré columna en el templo (es algo más desarrollado) de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”.


Apocalipsis 7:15 vuelve a mencionar el templo en el aspecto celestial; por esto esa gran multitud del sexto sello, de todas las naciones que limpiaron sus ropas con la sangre del Cordero, y que salen de gran tribulación junto con los ciento cuarenta y cuatro mil de las tribus de Israel. “Por  esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo”; en el templo de Dios.

Lo mismo en Apocalipsis 11:19: “Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”; ese es templo de Dios en el cielo.

Ahora el 14:17, es el que estamos viendo nosotros: “Salió del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda”; el otro ángel. Apocalipsis 15:5-6: “5Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio; (este fue el que vio Moisés y del que hizo un modelo) 6y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro”. Ese es el templo del cielo. “8Y el templo se llenó de humo”; este es el templo de Dios en el cielo; hasta que no se cumplieran las plagas derramadas, nadie podía entrar en el templo. Ahora, a los vencedores de Filadelfia se les promete ser columnas en el templo; pero ni aun los vencedores de Filadelfia pueden entrar en el templo hasta que se cumplan las siete plagas.


Apocalipsis 16:1,17; allí se habla también del templo: “1Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios. 17El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo”. En la Nueva Jerusalén no habrá templo, pero en el cielo mismo hay templo. Quise leer estos versos para ver a qué templo se refiere y para que nosotros no seamos engañados en pretender que de parte de nosotros vamos a estar dirigiendo la gran tribulación y cosas parecidas; porque nosotros, en un sentido, somos el templo, pero hay que diferenciarlo del templo que está en el cielo.


Volvamos a Apocalipsis 14:15: “Y del templo (este es el templo que está en el cielo) salió otro ángel, (ya hemos visto a lo largo de Apocalipsis muchos ángeles; uno hacía una cosa, otro hacía otra cosa; por eso dice: otro ángel, otro ángel, otro ángel; sería muy bonito poder recoger todo lo que hacen estos ángeles, uno detrás del otro) clamando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra está madura”. Miren esa palabra, “la mies”; siempre las visiones usando el propio lenguaje del Señor Jesucristo. El Señor Jesucristo era el que decía: Orad al Padre de la viña que envíe obreros a su mies; ya la mies está madura; ¿cómo decís vosotros que aún falta tanto tiempo para la siega? Alzad los ojos y ved la mies, como los campos están blancos. Entonces esa expresión “la mies” es una expresión típica del Señor Jesús. Él nos pidió que pidiéramos al Padre que enviara obreros a la mies; la mies tiene que ser trabajada, ¿para qué? para que haya madurez al tiempo final. Ahora esta visión es la hora de la siega. Entonces dice: “Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado”. Marcos nos decía cuándo era la hora de segar; cuando el grano está maduro; lastimosamente no solamente madura el trigo, también madura la maldad en el mundo, madura la cizaña también y maduran las viñas; entonces, en Joel, la siega y la vendimia están juntas en un contexto de juicio. Pero también no solamente habrá juicio, porque en la parábola del trigo y la cizaña, claramente dijo: recoged primero la cizaña, y el trigo recogedlo en el alfolí.


Los dos aspectos de la cosecha
Entonces esta cosecha tiene dos aspectos; es el fin del siglo; vienen los ángeles y recogen a los del Señor, pero también dice que recogen a los que hacen tropiezos, y los echan en el fuego. Esta cosecha, pues, tiene esos dos aspectos; no podemos decir que solamente es un aspecto. Algunos hermanos dicen: bueno, las primicias son unos arrebatados primero, y la cosecha son otros arrebatados después; y algunos dicen que la rebusca son otros vencedores tardíos; pero aquí primero estos 144.000, como están en la segunda parte del libro, se refieren a la profecía “otra vez” de lo que ya había profetizado en la primera parte; por lo tanto son los mismos primeros ciento cuarenta y cuatro mil del capítulo 7; y los del capítulo 7 están en el sexto sello, que es la gran tribulación, y son varones, y son vírgenes, célibes. Aquí no está hablando de los vencedores de la Iglesia, sino de los israelitas que el Señor tomará, porque Él llamó a Israel “primicias”; pero aparece aquí también una cosecha, y esa cosecha tiene los dos aspectos. Tenemos que ver todos los versos que hablan de la cosecha porque no podemos interpretarlos sin conexión con los demás versículos. ¿Cuáles son los versos que hablan de la cosecha? Ahí está Mateo, Marcos, Joel; cuando los leemos juntos, nos damos cuenta de que la cosecha tiene dos aspectos: un aspecto negativo y un aspecto positivo. Para los que hacen tropiezo, para la cizaña, es negativo; la siega, en el fin del siglo, para la cizaña es negativa; pero para el trigo es positiva. Entonces aquí, yo no me atrevo a decir que esto se refiere a otros vencedores distintos de los primeros, como si hubiera varias clases de vencedores. Aquí está hablando de primicias, de lo que es Israel, porque Israel es primicias, cabeza de naciones; y luego las demás naciones; esta es la cosecha, unos para bien y otros para mal; el trigo para bien, la cizaña para mal. Y la vendimia tiene también esos dos aspectos. Por una parte el Señor Jesús dijo: Yo soy la vid y vosotros sois los pámpanos; todo pámpano que no da fruto será cortado y echado en el fuego; pero la Biblia no solamente habla de las uvas buenas, sino también de las malas. El Señor, cuando dijo: “Yo soy la vid verdadera”, está separando la vid verdadera de otras vides que no son verdaderas; esas otras vides, no la de Cristo, no la verdadera, sino las otras vides, son las vides venenosas de que la Biblia también habla. Entonces ahí llegamos a la parte de la vendimia.

“16Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz en la tierra, y la tierra fue segada”. Esta siega es general, porque Joel habla la parte negativa; Mateo habla la parte negativa y la positiva; Marcos habla la parte positiva; esa es una siega general; esto es para concluir todas las figuras de la mies que el Señor había dado; entonces se concluyen aquí en Apocalipsis.


“17Y salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda”; porque el Señor dice que Él mandará a sus ángeles en el tiempo del fin del siglo, que es la siega; y como hay que recoger lo que se sembró, entonces el Señor manda a sus ángeles; algunos trabajan con los de Dios, otros trabajan con los enemigos, porque los ángeles son los que recogen a los que hacen tropiezo, pero también recogen a los escogidos. Enviará a Sus ángeles con gran voz de trompeta para recoger a Sus escogidos desde un extremo del cielo hasta el otro, también de la tierra. Entonces los ángeles recogen a los escogidos y también recogen a los que causan tropiezos. Como Él dijo en otra parábola: Se echó la red en el mar y se sacó toda clase de peces; pero cuando sacan los peces, los peces buenos van para un lado y los peces malos van para otro lado (Mt. 13:47-52); esa pesca final equivale a la siega final también.


Las uvas ponzoñosas
 Ahora, la parte negativa de la vendimia aparece ya desde el verso 17: “17Salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una hoz aguda. 18Y Salió del altar otro ángel, que tenía poder sobre el fuego, (aquí nos damos cuenta de que el Señor a los ángeles les da poder; a alguno sobre el fuego, a alguno sobre las aguas, a algunos sobre los vientos, en fin. Este que tenía poder sobre el fuego, fue el que llamó al primero) y llamó a gran voz al  que tenía la hoz aguda, (éste ya no es Cristo; Cristo es en la siega; ahora en la vendimia ya son los ángeles) diciendo: Envía tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas están maduras”.

Deuteronomio 32:32; aquí vemos el otro aspecto de las uvas. El aspecto positivo de las uvas es Cristo y la Iglesia. “Yo soy la vid y vosotros sois los pámpanos”; esa es la vid verdadera; la verdadera se diferencia de las otras. ¿Cuáles son las otras vides? Estas de Deuteronomio 32:32: “32Porque de la vid de Sodoma (¡ah! entonces no hay sólo la vid verdadera; hay otra vid que es de Sodoma) es la  vid de ellos, y de los campos de Gomorra; las uvas de ellos (no las de la vid verdadera, las de ellos) son uvas ponzoñosas, racimos muy amargos tienen. 33Veneno de serpientes es su vino, y ponzoña cruel de áspides”. Entonces nos damos cuenta de que hay otros racimos de uvas; hay otras viñas en la tierra. Está la del Señor: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos”; pero allí hay otra viña de Sodoma y de Gomorra; Sodoma y Gomorra son figura del tiempo del fin, que fueron quemadas con fuego; así también el ángel del fuego es el que dice: Vendimia. Entonces estas vides ponzoñosas son las que son recogidas en la vendimia y pisadas en el lagar.


Por eso dice en Apocalipsis 14:18: “18Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra, (aquí está el aspecto negativo también) porque sus uvas están maduras. 19Y el ángel arrojó su hoz en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó (a las uvas de los racimos) en el gran lagar de la ira de Dios. 20Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad”; no es en el propio Jerusalén, sino ahí en el Valle de Josafat, en el valle de la decisión, en el Valle de Meguido; ahí es donde se reúnen los ejércitos que se reúnen contra Cristo, contra la Iglesia y contra Israel.


Un río de sangre
Y dijo Dios, como habíamos leído en Joel: Reúnanse allí; allí me sentaré a juzgar; ya está lleno el lagar, reposan sus uvas. Aquí lo que está diciendo es que todos los ejércitos de los reyes de la tierra, del dragón y de la bestia, del falso profeta, de Gog y de Magog, de la otra bestia, de los reinos de Oriente, de los reinos del Sur, todos confluyen allí. ¿Qué dice acá? “20Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios”. Hermanos, el número de juicio es el número cuarenta; pero cuando es el juicio de juicios, el juicio multiplicado es cuarenta por cuarenta; eso da mil seiscientos. Justamente, si usted toma la distancia desde Bosra, donde comienza a ser pisado el lagar, hasta el Valle de Meguido, hay exactamente mil seiscientos estadios; desde Bosra en el sur, en  el Neguev, en Esaú, hasta el norte del Valle de Meguido hay mil seiscientos estadios; son casi trescientos kilómetros; no alcanza a los trescientos kilómetros, pero es más o menos trescientos kilómetros; y habrá un río de sangre entre Bosra y Meguido que llegará hasta los frenos de los caballos, porque será tanta gente, tanta gente, tanta gente que esa sangre formará un río. ¡Es terrible!

Vamos a leer acerca de ese lagar; primero en Apocalipsis 15:1,7: “1Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios”. La ira de Dios se consuma en las plagas. “7Y uno de los cuatros seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos”. Eso se refiere a la ira. Apocalipsis 16:1,19: “1Y oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.../.... 19Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira”. Fíjense en esa expresión, “el cáliz del vino del ardor de su ira”. Apocalipsis 19:15; allí vemos que ese cáliz del vino del ardor de su ira, es el lagar: “De su boca (de la del Señor Jesús, el Verbo de Dios) sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las pastoreará con vara de hierro, y él (el Señor Jesús) pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso”. Quien pisa el lagar, es el mismo Señor, ¿amén?


Porque les mencioné a Bosra, pasemos a Isaías 63; vamos a ver allí con detalles cómo el Señor Jesús va a pisar el lagar. “1¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, (fíjense en que comienza desde el sur, de sur a norte; Edom es en el sur de Israel; Bosra es una ciudad) con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? (¿quién es éste? Y miren lo que le responde a Isaías) Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar”. Fíjense en los dos aspectos: juicio y salvación al mismo tiempo; como aparece en 2 Tesalonicenses 1:7-8: “7Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio”. Ocurrirá cuando venga en aquel día a dar retribución. Hay las dos cosas; para el trigo hay reposo, para la cizaña es retribución- Aquí aparecen las dos aspectos; Él viene de pisar el lagar, pero también dice que viene para salvar: “Yo, el que hablo en justicia, (Él fue el que pisó el lagar; por eso están rojos sus vestidos) grande para salvar.

2¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?” Cuando la persona está pisando el lagar le salpica la sangre y se ensucian sus vestidos; dice que al Señor Jesús se le enrojecerán los vestidos de la sangre. Sigue diciendo Isaías 63: “3He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo”. ¿Qué habían hecho los pueblos? Se habían reunido contra el Señor y Su Cristo; los reyes de la tierra y sus ejércitos con el dragón y la bestia reunidos para pelear contra el Señor; todos contra el Señor: “He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; (ningún pueblo era del Señor; ¡ah! de entre los pueblos hay salvos, pero los pueblos mismos son malos) los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. 4Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado”.

Allí están los dos aspectos. De los 144.000 de las tribus de Israel se dice que son redimidos de entre los de la tierra; y también Él tiene redimidos de entre los gentiles; pero al mismo tiempo que redime a unos, pisa a otros. “5Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; (como dijo el Señor Jesús: cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? siempre será una minoría la que cree, un remanente) y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. 6Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre”. Isaías 59:16: “Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia”. La humanidad misma estaba contra el Señor, con excepción de los redimidos que aquí también menciona. El Señor mismo es el que pisa el lagar.


Volvamos a Apocalipsis 14:20: “Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad”; esto, fuera de la ciudad, ¿en dónde? En el Valle de Josafat, en el Valle de Meguido, en el Valle de la decisión, en el Armagedón, cuando todos se reúnen contra el Señor. Esa batalla está en Apocalipsis 19:11: “11Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 12Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 13Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; (una ropa teñida en sangre; ¿eso es por qué? porque Él pisó el lagar; ¿es la sangre de quién? De los hombres, de los reyes, de todos los que se aliaron con el anticristo contra el Cordero y su ejército) y su nombre es: El Verbo de Dios. 14Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 15De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las pastoreará con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso”.


Salmo 2:9. Este precioso Salmo es mesiánico; donde el Padre le dice al Hijo: “Pídeme, y te daré por herencia las naciones”. “9Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás”. ¿Quién? El Hijo. El Padre le dará las naciones al Hijo, y el Hijo aplastará, pisará el lagar, destruirá las naciones. Entonces volvamos a Joel, y allá con todo esto, Joel va a sonar mucho más claro; teniendo presente, lógico, todo lo que acabamos de ver. Joel 3:9: “9Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra”. Es cuando las uvas están siendo echadas en las cubas.

“12Despiértense las naciones, y suban al Valle de Josafat; (todas las uvas de la tierra siendo puestas allí) porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor. 13Echad la hoz, (la primera parte era la cosecha, y aquí aparece la hoz) porque la mies (ahí habla de la mies, el aspecto negativo) está ya madura. Venid, descended, porque el lagar está lleno, rebosan las cubas; porque mucha es la maldad de ellos. 14Muchos pueblos en el valle de la decisión; (lo que en el 12 era el Valle de Josafat) porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. 15El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor”. Es en plena gran tribulación, para concluir la gran tribulación con  Armagedón; aquí no mencionó la palabra Armagedón, pero Armagedón tiene que ver con el Valle de Meguido, que es el mismo Valle de Josafat, que es el mismo valle de la decisión.


Entonces, hermanos, en estas dos partes del final de Apocalipsis 14 se ve el final de la historia humana; el Señor cosechando para bien a unos y para mal a otros. Siega, y esta siega tiene dos aspectos: de la cizaña que se sembró en el fin del siglo primero, para ser luego atada en manojos; los que causan tropiezo son echados en el fuego, pero el trigo es recogido en el alfolí. La vendimia; bueno, también hay una vid verdadera que son los del Señor, pero hay otras vides venenosas, cuyo vino es como veneno de serpientes, que son las naciones que han abandonado al Señor, quien no encuentra fe en la tierra, sino en unos pocos escogidos. Él pisa solo el lagar, y sus ropas se tiñen de sangre, y el lagar comienza desde Bosra, pero va hacia el Valle de Meguido; y entre Bosra y el Valle de Meguido hay mil seiscientos estadios, casi trescientos kilómetros. Imagínense, la sangre hasta los frenos de los caballos. Fue pisado el lagar fuera de la ciudad; no fue en Jerusalén, sino en el Valle de Josafat. Y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos por mil seiscientos estadios. ¿Cuántos litros de sangre tiene cada persona? ¿cuántos millones solamente vienen del Oriente? Imagínense los demás y muriendo, y derramando su sangre allí; imagínense lo que son ríos de sangre. ¡Terrible, hermanos! Vamos a parar entonces aquí. Vamos a dar gracias al Señor.

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