lunes, 3 de enero de 2011

EL ÁNGEL DEL PACTO Y EL LIBRO ABIERTO

EL ÁNGEL DEL PACTO

Y EL LIBRO ABIERTO


“Y vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego”. Apocalipsis 10:1.

Ubicación de las perícopas
Vamos a continuar estudiando el libro del Apocalipsis. La sexta trompeta, que es el segundo ay, va desde el capítulo 9 versículo 13 hasta el capítulo 11 versículo 14; o sea que la perícopa es el segundo ay. El segundo ay abarca desde el versículo 13 al 21 del capítulo 9, abarca todo el capítulo 10 y el capítulo 11 desde el versículo 1 hasta el 14. En el verso 14 dice: “El segundo ay pasó; he aquí el tercer ay viene pronto”. El primer ay iba desde el 9:1 al 9:12, ahí está una perícopa; el primer ay es una pericopa, es una numeración natural, es una división natural; la segunda división es el segundo ay. El segundo ay va desde el 9:13 hasta el 11:14 donde dice: “El segundo ay pasó”. Este capítulo 10 que vamos a considerar hoy está ubicado en el contexto del segundo ay, que es el contexto de la sexta trompeta. La sexta trompeta es el inicio del Armagedón; la culminación del Armagedón se da en la séptima trompeta, pero el inicio ya se da en la sexta, por lo tanto, esta profecía que vamos a estudiar hoy se da en el contexto de la gran tribulación, en el contexto de la sexta trompeta, en el contexto del segundo ay. Es en ese contexto cuando aparece una promesa juramentada de parte del Señor acerca de que el tiempo no sería más; como quien dice, estamos en la sexta trompeta y les anuncio que el próximo paso es la terminación de todo. Cuando el séptimo ángel empiece a tocar la trompeta, el misterio se consumará; no había lugar más apropiado para hacer esa proclamación que aquí en la sexta trompeta anunciando precisamente el fin en la séptima trompeta. Entonces quería decir esto para que ubiquemos en el contexto este pasaje. Algunos hermanos lo han llamado paréntesis porque le ponen demasiada atención a la numeración externa a la Biblia que son los capítulos y los versículos; pero la división natural es las perícopas. El primer ay es una perícopa, el segundo ay es otra perícopa; cada trompeta es una perícopa, entonces esta perícopa del segundo ay incluye el capítulo 10 que vamos a considerar ahora.

Comentario de crítica textual
Primeramente vamos a hacer una lectura de corrido del pasaje, haciendo como solemos hacer el comentario de crítica textual; es decir, hemos revisado cuidadosamente esta traducción comparada con los manuscritos más antiguos, con las ediciones críticas, y queremos acercar a los hermanos a la versión más cercana al original; por eso hago siempre antes de la exégesis este comentario de crítica textual. Empecemos desde el 10:1 de Apocalipsis; allí comienza otra vez con la palabra griega “kai”, o sea con la letra “y” que aquí hace falta: “1Y vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego”. Esta traducción está realmente cercana al original; hay algunos manuscritos, pocos y tardíos, que omiten la palabra “otro” donde dice “otro ángel”; algunos manuscritos no tienen la palabra “otro”, ni la palabra “el”, “con el arco iris”; la palabra “otro” y la palabra “el” es omitida en algunos pocos manuscritos, casi todos tardíos; pero en la mayoría de los manuscritos está como está en esta traducción. Cuando dice “el arco iris”, realmente en el griego es solamente “el iris”, pero incluye la palabra “arco” en el entendimiento.

El verso 2 empieza también con la “y”: “2Y tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; 3y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, (aquí aparece de manera definida el artículo “los”)  los siete truenos emitieron sus voces”. No dice solamente: “siete truenos”. El códice 1, que es tardío, en el cual se basa el Textus Receptus, de donde se tradujo Reina-Valera, no tiene este artículo; pero los demás códices, los más antiguos, la mayoría lo tienen. Entonces cuando dice: “cuando hubo clamado”, hay que añadirle el artículo “los”; es decir, son siete truenos que Juan los tenía bien definidos, no son cualquier trueno, son aquellos específicos, “los siete truenos emitieron sus voces”.


El verso 4 comienza también con la “y” que falta en esta traducción de Reina-Valera de 1960: “4Y cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas. 5Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano derecha...”; la palabra “derecha” aparece en la mayoría de los manuscritos; ahí falta la palabra “derecha” en esta traducción; “levantó su mano derecha al cielo, 6y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más”. A algunos manuscritos les falta la frase “y el mar y las cosas que están en él”; la mayoría y los más antiguos contienen esa frase, pero como la terminación es muy semejante, puede ser que algunos escribas al decir: “la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él,” pensaran que ya habían escrito la frase, y por eso a algunos manuscritos les falta esa frase: “y el mar y las cosas que están en él”; no es a todos los manuscritos ni a los más antiguos; o sea, esta versión incluye ese versículo que debemos incluir.


“7Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él vaya a...”; aquí la palabra “comience” se traduce más exactamente: “cuando él vaya a tocar la trompeta, el misterio de Dios se habrá consumado, como él lo anunció a sus propios siervos los profetas”. Aquí no es simplemente “sus siervos”, sino que está enfatizado: “sus propios siervos los profetas.” Algunos manuscritos dicen: “sus siervos y los profetas”, pero los más antiguos y la mayoría también lo dicen como dice acá: “sus propios siervos los profetas”; son unas mismas personas; no unos los siervos y otros los profetas, sino sus “propios siervos los profetas”; son las mismas personas.


“8La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Vé y toma el libro”; en el griego ya no lo dice en diminutivo, bibliariyon, librito, sino normal: biblion, libro. Aquí en el verso 8 nos dice el griego: “libro”: “Vé y toma el libro”; pero claro, los traductores, como en las otras partes decía: “librito”, le pusieron aquí librito también, pero el griego dice “libro”. En Apocalipsis tenemos que ser muy quisquillosos con esto porque dice que el que le quitare o le agregare, tiene problema, por eso tenemos que ir minuciosamente al original griego: “8Vé y toma el libro que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. 9Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. (Ahora sí “librito”, bibliariyon) Y él me dijo: Toma, y trágatelo”; no solamente “cómelo”, porque la palabra “comer” es una palabra más suave que la palabra “comer entero” o sea “tragar”: “Toma, y trágatelo, y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. 10Entonces tomé el librito”. Aquí los manuscritos difieren; unos dicen: “librito” y otros dicen: “libro”, pero la mayoría dice: “librito”, entonces dejémoslo “librito”. “10Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre”.


En el versículo 11, a la primera frase hay que hacerle una modificación, porque aquí aparece en singular, pero en griego el verbo está en plural; no dice: “ él me dijo”, sino “me dijeron”; o sea, quienes hablan es la voz del cielo con el ángel que está hablándole; no habla en singular, el verbo es plural: “11Y me dijeron: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”. Aquí en vez de decir: tribus, dijo: reyes. Casi siempre dice: pueblos, naciones, lenguas y tribus; aquí dijo: pueblos, naciones, lenguas y reyes, porque las profecías próximas incluyen a reyes como las anteriores. Entonces, hermanos, este es el comentario de crítica textual; ahora sí vamos a la exégesis de los versos y volvamos sobre nuestros pasos.


Exégesis de la palabra ángel
En este contexto de la sexta trompeta y el segundo ay dice: “Y vi descender del cielo a otro ángel fuerte”; aquí hay algo que aprender, aquí aparece la palabra “ángel”; tenemos que tener en cuenta que la palabra “ángel” es un sustantivo no de naturaleza, sino de oficio; o sea “ángel” significa el oficio  de mensajero; no se refiere a la naturaleza angélica de los ángeles celestiales, sino al oficio de mensajero. La palabra ángel se puede aplicar a la persona divina del Verbo de Dios, porque Él es mensajero, aunque Él no es un ángel creado; el Señor Jesús no es creado, el verbo de Dios no es creado, pero en la Biblia se le llama “el ángel de su faz” como vamos a ver en unos versos. Entonces la palabra “ángel” es una palabra que designa un oficio; a veces se le aplica a los hombres. Si usted va al original griego, cuando el Señor mandó a los apóstoles, se dice: “Y envió mensajeros (ángeles) delante de él... (a los samaritanos)”, esos apóstoles enviados son llamados ángeles también en la Biblia; o sea que la palabra “ángel” no se refiere solamente a personas celestiales, sino a mensajeros; es un nombre que denota el oficio de mensajero. Puede aplicarse a hombres, o puede aplicarse a ángeles, arcángeles, a serafines, a querubines; puede aplicarse al propio Hijo de Dios; de hecho se aplica al Hijo de Dios. Tenemos que tener en cuenta estas amplias aplicaciones a la palabra “ángel” para poder interpretar un poquito este versículo. Ángeles se aplica a hombres en Job 1:14; 1 Sm. 11:3; Hag. 1:13; Mal. 2:7; 3:1; Mt. 11:10; Mr. 1:2; Lc. 7:24; 9:52; Gá. 4:14.

El Ángel de Yahveh
Vamos a ver unos versículos donde aparece la palabra “ángel” referida a Dios mismo, o sea al Hijo de Dios, al Verbo de Dios, que no es un ángel creado, sino que es el Creador. El Padre creó por medio del Hijo, sin embargo, se le llama “ángel”. Vamos a ver unos versículos, por ejemplo, en el libro del Éxodo. Vamos al libro del Éxodo; en el capítulo 3 del Éxodo es donde aparece con una connotación clarísima que la palabra “ángel” no se restringe a criaturas celestiales; se aplica a criaturas materiales y se aplica al propio Hijo de Dios. Éxodo 3:1: “1Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.

3Entonces Moisés dijo: (aquí aparece todo lo que venían diciendo Moisés y Dios, entonces Dios dijo) 5Y dijo: No te acerques; quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. 6Y dijo: yo soy el Dios de tu padre”. Noten cómo habla el Angel de Jehová; éste no es un ángel creado, ¿se dan cuenta? Esta es una teofanía de Dios, una manifestación visible de Dios en las apariciones del Antiguo Testamento; eso es lo que quiere decir “teofanía”, una aparición de Dios; siempre que Dios se aparecía no se aparecía en toda su gloria, sino de manera limitada; pero el que se le apareció a Moisés era su Verbo, su Hijo; por eso dice aquí: “Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham”. Un ángel creado no puede decir: “Yo soy Dios”, pero el Angel de Jehová, que apareció en la zarza, como es el Hijo, el Verbo antes de la encarnación, Él sí puede decir: “Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob”.


El Ángel de Jehová es el Verbo de Dios mismo
“7Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, 8y he descendido para librarlos de mano de los egipcios”. Este he descendido, lógicamente que es en el aspecto económico; en el aspecto esencial Dios es omnipresente, está en todas partes; pero en el aspecto administrativo hay un mover especial de Dios. En el verso 14 dice: “14Y respondió Dios a Moisés: Yo soy el que soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros”; entonces vemos que este Yo soy se refiere al Ángel de Jehová, y asimismo dice ser el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob. Aquí dice tres veces la palabra Dios; ¿quien lo dice? El Ángel de Jehová; o sea aquí la palabra “ángel” no es una palabra que se restrinja a una naturaleza de ángeles creados, sino al oficio de mensajero que tiene el Hijo de Dios; el Hijo es el mensajero del Padre.

Podemos ver otros versículos también aquí en el Éxodo 23:20. Dios el Padre está hablando aquí a Israel por Moisés, y le dice: “20He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. 21Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él”. Vemos que el nombre del Padre está en el Hijo; ¿se dan cuenta? Mi nombre está en el Ángel que yo envío. Dice Pablo en 1 Corintios 10 que este ángel se refiere a Cristo. Lo pueden ver en 1 Corintios 10:4: “Y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía”; ese era el ángel que enviaré para introducirte; “la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. Cristo es la expresión de Dios. Dios el Padre es invisible pero el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. Todas las revelaciones de Dios, toda vez que se ha aparecido Dios, que se le apareció Abraham, que se le apareció a Jacob, que se le apareció a Job, que se le apreció a Agar, que se le apareció a Moisés, y Moisés hablaba cara a cara con él, era el Ángel de Jehová, o sea, el Verbo de Dios, el Hijo de Dios, no creado, engendrado por el Padre pero no creado, sin principio; porque Dios no tiene principio. Como el Padre es Dios lo es también el Hijo y lo es también el Espíritu.


Vamos a ver otros versículos en Malaquías; para ver la palabra “ángel” aplicada al Señor Jesús. Malaquías 3:1. Acuérdense de que esta es una profecía acerca de Juan el Bautista, que precursaría al Señor; y miren cómo dice la profecía: “He aquí, yo envío mi mensajero”; ese mensajero es Juan el Bautista; así lo dice: Mateo 11:10, Marcos 1:2, Lucas 1:76 y 7:27.  “He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí: (¿Quien vendría detrás de Juan el Bautista? Dios mismo) y vendrá súbitamente a su templo el Señor (por eso Él llegó e incluso tuvo que limpiar el templo con azotes, ¿verdad?) a quien vosotros buscáis, y el Ángel del pacto”. Noten esa expresión con que se refiere al Señor. ¿Quién vendría detrás de Juan? El Señor, ¿y quién más? ¿quién es sino el Señor mismo? ¿otro nombre de Él? El ángel del pacto; porque tenemos que tener en cuenta que el Señor es cabeza sobre todas las cosas; cabeza de la Iglesia, cabeza de todo varón, pero también como dice Colosenses, cabeza de todo principado y potestad.


Por eso a Él también se le da el nombre de Ángel, aunque no es un ángel creado, es un mensajero; inclusive se le da el nombre de arcángel, aunque no es un arcángel creado. ¿Cuándo se le llama arcángel? Cuando 1a Tesalonicenses dice de la segunda venida del Señor, que Él viene con  voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios. ¿Por qué se le dice que él viene con voz de arcángel? Porque Él es jefe de ángeles. Si hay arcángeles que son creados, cuanto más el Creador de los ángeles es jefe de ángeles; entonces él es cabeza de todo varón, cabeza de todo principado y potestad; Él no es solamente cabeza de los hombres, Él es cabeza de los principados y potestades; Él también gobierna a los ángeles y también es cabeza sobre todas las cosas; Él es Señor en todas las familias de la tierra, en todas las especies de criaturas, ¿amén? Estamos viendo que en Malaquías 3:1 se le llama: “el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos”.


El Hijo da a conocer al Padre
En Isaías 63:9 hay también una profecía similar; vamos allí; dice así el Señor por Isaías: “En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el Ángel de su faz los salvó”. Así se le llama, “el Ángel de su faz”. Dice Juan 1:18 que Dios es invisible, pero que se hace conocido a través del Hijo. “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”. Y en Miqueas dice que sus salidas, o sea, las apariciones teofánicas de Dios, son las salidas del Hijo antes de la encarnación; sus salidas son desde el principio. Cada vez que se dice que se aparecía Dios, era una manifestación teofánica limitada, no era Dios en toda Su gloria; a Dios nadie le ha visto jamás; sin embargo, Moisés hablaba cara a cara con Él; no que lo haya visto en la plenitud de Su gloria, sino en la revelación hasta donde podía soportar Moisés; él quería ver toda la gloria, y Dios dice: Moisés, “no podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá”. Cada uno que pensó ver un poquito, quedaba como muerto; y así entendieron los padres de Sansón el asunto: ahora moriremos porque hemos visto a Dios cara a cara. Lo mismo decía Agar: el Viviente que me ve, que se le apareció en el pozo.

El Ángel de la faz de Dios
Esas apariciones de Dios eran apariciones teofánicas, ese era el Ángel de Jehová, Jehová mismo revelándose en forma limitada hasta donde podían comprenderlo; pero en Su gloria, gloria plena, ninguno lo ha visto ni le puede ver; solamente cuando Él venga en Su gloria, ahí si manifestará Su gloria, como dice Pablo a Tito: “Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador Jesucristo”. Pero las apariciones de Dios a través de Su Ángel como en la zarza ardiente a Moisés, como en el tabernáculo, como en los patriarcas, como a los profetas, era una aparición limitada, hasta la capacidad que los hombres podían recibir. Era realmente Dios, pero oculto; por eso dice acá: “En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; (¿quién fue que salvó? El Ángel de la faz de Dios; o sea, el que muestra a Dios de manera teofánica según las necesidades) en su amor y en su clemencia los redimió”. ¿Quién los redimió, quién es el que redimió? El Ángel de Su faz. Estamos viendo a quién se refiere esa palabra “ángel de su faz”; no a una criatura creada, sino a una expresión teofánica de Dios: “y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad”. Vimos en Malaquías y en Isaías la expresión: “el Ángel de Su faz”.

Volvamos a Apocalipsis 10. Estamos deteniéndonos en la identificación de este ángel. Ahora fíjense en la humildad del Señor, el Señor siendo en forma de Dios, dice Filipenses capítulo 2, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que tomó forma de siervo, se humilló, tomó forma de hombre, y fíjense en que en cuanto a nosotros, el Señor se hizo hombre, en cuanto a Sus ángeles Él es también llamado un Ángel fuerte, como un ángel; no es la única  vez que aparece esta frase: “ángel fuerte”; tenemos que ver las otras veces que aparece en el mismo Apocalipsis la frase: “ángel fuerte”.

Dice aquí en el verso 1 de Apocalipsis 10: “Vi descender del cielo a otro ángel fuerte”; o sea que hay varios ángeles fuertes; entre ellos, uno es éste de Apocalipsis 10 que aparece como el Ángel de Su faz, pero hay otros a quienes se les llama también “ángel fuerte”, y aquí este ángel aparece como uno de ellos, así como entre nosotros es Su nombre entre los hombres, entonces de otro ángel fuerte podemos leerlo en otros versículos.


Vamos a Apocalipsis 5:2, cuando se va abrir el libro de los siete sellos. “Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar su sellos?” No es Cristo; por eso dice: “otro ángel fuerte”; este era un ángel fuerte que pregonaba a gran voz, o sea, un mensajero fuerte. ¿Cuál es el más fuerte de todos? Cristo. “Un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?”


El Ángel fuerte
Otra expresión semejante está en Apocalipsis 18:21; allí dice: “Y un ángel poderoso tomó una piedra”; la palabra que aquí se traduce: “poderoso”, es la misma palabra griega que en los otros versos del capítulo 5 y del capítulo 10 se tradujo “fuerte”, y que aquí se tradujo “poderoso”; pero es “iskhuros”, la misma palabra griega para poderoso y fuerte. Este es el ángel que ata a Satanás; dice 18:21: “Y un ángel fuerte tomó una piedra, como una gran piedra de molino, y la arrojó en el mar, diciendo: Con el mismo ímpetu será derribada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más será hallada”. Hermanos, tenemos que ser sinceros; la misma expresión “ángel fuerte” aparece aplicada a aquel ángel que pregona en la apertura de los sellos en Apocalipsis 5:2, y aquí, en el capítulo 18, aparece lanzando a Babilonia; y aquí en el contexto del capítulo 10, vamos a ver por el resto de cosas, que este ángel fuerte expresa al Ángel mismo del Pacto, al Ángel de Su faz; porque miren los detalles que dice allí en el capítulo 10:1: “Envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza”. El arco iris tiene el significado del pacto. La primera vez que apareció el arco iris fue cuando Dios hizo pacto con toda la humanidad, diciéndole: nunca más voy a traer un diluvio sobre la tierra; cada vez que vean ese arco del pacto se acuerdan de mi promesa. Dios es un Dios fiel, Él es un Dios que cumple su palabra; y aquí este ángel fuerte aparece como un ángel fuerte entre otros ángeles fuertes, porque es otro entre varios; sin embargo, esta es la diferencia de los otros, tiene el arco iris sobre su cabeza. En el trono, el arco iris estaba alrededor de Él, pero ahora ese arco iris que habla de la fidelidad de Dios al pacto, aparece sobre la cabeza de este ángel como diciendo, este ángel es el Ángel del Pacto; y tiene otras cosas que lo asemejan a él.

“Y su rostro era como el sol”. Cuando se describió al Hijo del Hombre glorificado aquí mismo en el capítulo 1 de Apocalipsis, aparecía Su rostro como el sol, ¿recuerdan? En el capítulo 1 aparece que Su rostro era como el sol, donde estaba el Señor en medio de los candeleros, ¿recuerdan? En el versículo 16 dice: “Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”. El sol de justicia es el Señor, y ahora aparece este Ángel del Pacto, el ángel que muestra el pacto, el ángel que está coronado por el pacto, aparece aquí en el capítulo 10:1: “y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego”. Aquí vuelve a aparecer el Señor con los pies como bronce bruñido; la palabra que aquí se traduce “pies”, se puede traducir también “piernas”, y de hecho se traduce así “piernas” en algunas de las escrituras de los poetas antiguos como en Homero, como en Hesíodo; la misma palabra que se traduce pies, se puede traducir en sentido analógico “piernas”. Vamos a ver que más adelante aparece haciendo un juramento semejantemente como en el Apocalipsis del Antiguo Testamento que es Daniel, aparece también haciéndose un juramento para el tiempo del fin. Como el Antiguo Testamento tiene un juramento angélico, lo tiene también el Nuevo Testamento.


Un libro abierto
“2Y tenía en su mano un librito abierto”. Ahora este libro está abierto. Cuando el Cordero comenzó a abrir los sellos, el libro estaba cerrado; pero el libro cerrado comenzó a ser abierto por el Cordero a partir de la ascensión; Él ascendió, y dice que el Hijo del Hombre fue llevado sobre las nubes, no viniendo sobre las nubes. En Daniel 7 el Hijo del Hombre sube sobre las nubes; no  viene sobre la tierra, sino en las nubes sube y es presentado al trono; se refiere a la ascensión; el Señor ascendió y fue llevado por una nube a la presencia de Dios, al Trono; allí es donde Él recibe toda autoridad, toda potestad le es dada en los cielos y en la tierra, y allí comienza a abrir el libro, o sea, a revelar el plan de Dios para someter todas las cosas bajo las plantas de Sus pies; ahí comienza el primer sello, el segundo sello, el tercer sello, el cuarto sello, el quinto sello, el sexto sello; y ahora que estamos en la sexta trompeta estamos en el séptimo sello, porque el séptimo sello es el que termina todo el libro; pero resulta que el séptimo sello corresponde a las siete trompetas y la séptima trompeta abarca las siete copas; de manera que en el séptimo sello termina toda la Biblia. Todo el programa de Dios se termina con el séptimo sello, pero ese mismo sello incluye las trompetas. Ahora estamos en la sexta trompeta, a punto de ser tocada la séptima trompeta, que es la que consuma todo.

Cuando se toca la séptima trompeta dice: los reinos del mundo han venido a ser del Señor y de su Cristo, sólo que la séptima trompeta dura varios días. Por eso dice aquí en el verso 7: “en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él vaya a tocar la trompeta, el misterio de Dios será consumado”. Significa que el séptimo ángel abarca varios días e incluye varias cosas; pero con la séptima trompeta se culmina lo que decía el séptimo sello; sólo que la séptima trompeta dice: Su ira ha llegado; y esa ira son siete copas; o sea, las siete copas están en la séptima trompeta, y las siete trompetas están en el séptimo sello. Por eso cuando va a comenzar a abrir el libro aparece cerrado, pero ahora va a proclamar que las cosas serán cumplidas; cuando empiece a tocar la séptima trompeta el ángel, el misterio será consumado; entonces el libro ya no puede estar cerrado, ahora el libro es abierto; ese libro es el libro que completa la profecía; ese librito es el que se le dice a Juan que se lo coma para que profetice, así como a Ezequiel se le dijo que se lo coma para que profetice, y a Jeremías; él tomó el libro, se lo comió y profetizó; ahora se le dice a Juan. Ahora, Juan, tienes que comerte este librito abierto; ese librito abierto es la consumación de la palabra de Dios, es el resto de Apocalipsis. Es cuando él vuelve a profetizar, y entonces esa es la profecía que él se comió. Para él poder profetizar tenía que comerse la revelación que culmina toda la Biblia.


Viene a tomar posesión
La Biblia, si no tuviera Apocalipsis, quedaría sin conclusión. La conclusión de la Biblia está en Apocalipsis, y la conclusión de Apocalipsis está en este librito, porque este librito que Juan se come es lo que él va a profetizar de ahí en adelante. Significa que este librito se refiere a la séptima trompeta, que incluye las siete copas, que incluye toda la conclusión del plan de Dios. Este librito es la revelación final. Juan, ya habías profetizado antes, pero tienes que profetizar otra vez, y para poder profetizar tienes que comerte este librito; así como cuando Ezequiel iba a profetizar se tenía que comer el libro; como cuando Jeremías se comió el libro fue que profetizó; así también Juan para profetizar el resto de Apocalipsis se tenía que comer el librito. Entonces ¿qué es este librito? Es el resto de Apocalipsis que culmina la revelación total de la Biblia. Se le llama librito porque el libro abarca todos los sellos, pero aquí es solo una parte; entonces tiene que designarse que no es el todo; es el mismo libro, por eso se le llama también libro, pero se le llama librito, porque es la última parte.

“2Y tenía en su mano un librito abierto”. Ahora sí es abierto, porque esto es para terminar, esto es para introducir la séptima trompeta, que es la última, es la final. En la final trompeta es que hay la resurrección, es que hay la transformación, es que hay el arrebatamiento; hay que recibir al Señor, comienza el Milenio, comienza el día del Señor; entonces la séptima trompeta es la que culmina. Como estamos en la sexta trompeta, el segundo ay, en ese contexto, Dios dice: Bueno, no es sino que empiece el otro y todo es consumado; entonces por eso el librito ya no está cerrado; estaba cerrado cuando él iba a empezar a predicar, pero ahora ya estamos a punto de concluir; por lo tanto, es el Señor trayendo la revelación final para introducir el fin. Continua diciendo: “y puso su pie derecho sobre el mar; y el izquierdo sobre la tierra”. Claro, porque la séptima trompeta ¿qué va a decir?: Los reinos del mundo han venido a ser del Señor. Hasta antes de la séptima trompeta el diablo estaba sobre la tierra, no había sido echado al fuego; los hombres del anticristo hacían lo que se les daba la gana; aún durante la tribulación, durante el Armagedón habrá guerra, el anticristo estará; pero cuando venga el Señor, Él vendrá a tomar posesión.


Por eso aparece aquí el ángel fuerte poniendo sus pies sobre el mar y sobre la tierra; eso quiere decir, el Señor anunciando que Él va a tomar posesión, que ya Él no va a tolerar más; ya estamos en el Armagedón, bueno, ya no va a haber dos, tres, cincuenta Armagedones, no; esto es lo último, lo próximo es la toma de posesión definitiva. Por eso Él baja para poner los pies: uno sobre el mar y otro sobre la tierra. ¿Qué dijo el Señor? todo lugar que pisare la planta de vuestros pies, será vuestro; entonces donde nosotros ponemos los pies es donde tomamos posesión. Ahora Él viene a tomar posesión. ¿Cuándo anuncia que va a tomar posesión? Cuando va a iniciar la final trompeta, es la toma de posesión; esa es la séptima trompeta; pero claro, tiene que ser anunciado primero. Antes de que las cosas sucedan en lo natural, tienen que ser decretadas en lo espiritual. Por ejemplo, en Daniel 10, tenía que caer el príncipe de Persia en lo espiritual para que cayera el príncipe de Persia en lo natural; tenía que caer el príncipe de Grecia en lo espiritual para que cayera el príncipe del Imperio Griego; así también el Señor tiene que tomar posesión espiritualmente para que entonces acontezca naturalmente. Aparece aquí: “puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra”; como quien dice: yo vengo a tomar posesión.


El Rey ruge como león
“3Y clamó a gran voz”. Antes, dice el Señor: he estado callado, pero clamaré como la que está de parto; o sea, al final será el clamor del Señor, y ahora esto es para el final. “3Y clamó a gran voz, como ruge un león”. La Biblia dice que el rugido del león es cuando toma presa.

Vamos a ver eso. Vamos a mirar algunos pasajes en Proverbios. Proverbios 19:12: “Como rugido de cachorro de león es la ira del rey, (allí va a introducir la culminación de Armagedón) y su favor como el rocío sobre la hierba”. Ahí van las dos cosas: para unos es favor y para otros es ira. Para los creyentes es favor, para los impíos es la ira. “Como rugido de cachorro de león es la ira del rey”. Proverbios 20:2: “Como rugido de cachorro de león es el terror del rey; el que lo enfurece peca contra sí mismo”; y ahora dice aquí en Apocalipsis 10 versículo 3: “y clamó a gran voz, como ruge un león”. ¿Qué león es éste? Éste no es el diablo que anda como león; él anda como león, pero no es león. El verdadero león es el león de la tribu de Judá, es el Señor Jesús. Entonces dice: “3Y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, los (no los otros truenos, sino los específicos, los finales, o sea, los que consuman el plan de Dios) los siete truenos emitieron sus voces”. Hermanos, la palabra del Señor nos habla que los truenos se refieren a la voz de Dios; los truenos hablan de la voz de Dios. Vamos a comprobarlo en varios versos.


Vamos primero a 1 Samuel 12:17. Le dice Samuel a Israel: “17¿No es ahora la siega del trigo?” Durante la siega no truena, porque si llueve durante la siega se daña la siega; no es normal que llueva en la siega. Entonces le dice Samuel a Israel: “17¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré a Jehová, y él dará truenos y lluvias, para que conozcáis (¿para qué son estos truenos y lluvias?) y veáis que es grande vuestra maldad que habéis hecho ante los ojos de Jehová, pidiendo para vosotros rey.” Veámoslo también en el capítulo 2:10. Allí está el cántico de Ana: “Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, y sobre ellos tronará desde los cielos; Jehová juzgará los confines de la tierra, dará poder a su Rey, y exaltará el poderío de su Ungido”. Fíjense en que cuando el Señor está a punto de tomar el reino es que aparecen los truenos.


La voz de trueno de Dios
Veamos otros pasajes también en 1 Samuel 7:10: “Y aconteció que mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. (¿No es eso lo que va a pasar al final, cuando todas las naciones vengan contra Israel? ¿qué sucederá? Mas Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos y los atemorizó, y fueron vencidos delante de Israel”. Estas son como figuras, como preanuncios, como analogías. Veamos otro pasaje también en 2 Samuel 22:14: “Y tronó desde los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz”. Aquí nos damos cuenta de que los truenos se refieren a la propia palabra del Señor.

Pasemos al libro de Job 26:14. Dice allí: “He aquí, estas cosas son sólo los bordes de sus caminos; ¡y cuán leve es el susurro que hemos oído de él! Pero el trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?” Por eso no se le permite a Juan escribir. “El trueno de su poder, ¿quién lo puede comprender?” Está más allá de la comprensión humana, ¿verdad? El Señor tiene Sus razones para que no se escriba.

Pasemos a Job 36:33:  “El trueno declara su indignación, y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad”. Estamos en plena tribulación allí en este capítulo de la sexta trompeta, el segundo ay; ahí está el inicuo, el hombre de iniquidad. Entonces, “El trueno declara su indignación, y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad”.

Vamos a Job 37:4-5: “4Después de ella (después de la luz) brama el sonido, truena él con voz majestuosa; y aunque sea oída su voz, no los detiene. 5Truena Dios maravillosamente con su voz; él hace grandes cosas, que nosotros no entendemos”. Está más allá de lo que podemos comprender. Job 40:9: “¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Y truenas con voz como la suya?” Entonces nos damos cuenta de lo que significan los truenos, ¿verdad, hermanos? 


Pasemos a otros pasajes. Vamos a Juan 12:29, cuando el Señor Jesús le dijo a su Padre: Padre, glorifica tu nombre, y entonces el Padre le contestó: lo he glorificado y lo glorificaré otra vez; la primera vez lo glorificó con Cristo, la segunda vez es con la Iglesia, ¿amén?

Leámoslo desde el 27: “27Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. 28Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, (el Padre fue glorificado por el Señor Jesús, pero dice:) y lo glorificaré otra vez”. Ahora es necesario que por la Iglesia sea glorificado. “29Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado”. Entonces vemos en qué contexto es que aparecen los truenos.


El poder de Dios en la tempestad
Vamos a ver el Salmo 29. Todo este Salmo tiene que ver con esto; lo podemos leer todo de manera rápida, porque es corto: “1Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la gloria y el poder.

2Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad. 3Voz de Jehová sobre las aguas; truena el Dios de gloria, Jehová sobre las muchas aguas. 4Voz de Jehová con potencia; voz de Jehová con gloria. 5Voz de Jehová que quebranta los cedros; quebrantó Jehová los cedros del Líbano. 6Los hizo saltar como becerros; al Líbano y al Sirión (que eran dos tremendos montes) como hijos de búfalos. 7Voz de Jehová que derrama llamas de fuego; 8voz de Jehová que hace temblar el desierto; hace temblar Jehová el desierto de Cades. 9Voz de Jehová que desgaja las encinas, y desnuda los bosques; en su templo todo proclama su gloria”. Por eso es que en Apocalipsis 19, en las bodas del Cordero, dice que fue con grandes truenos, ¡aleluya! Porque el Señor Todopoderoso reina.

Entonces dice aquí: “10Jehová preside en el diluvio, y se sienta Jehová como rey para siempre. 11Jehová dará poder a su pueblo, Jehová bendecirá a su pueblo con paz”.


Ahora miremos los pasajes de Apocalipsis donde aparecen los truenos. En el capítulo 4:5, dice: “Y del trono salían relámpagos y truenos y voces”. En el 6:1, dice: “Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven”. Luego en el 8:5 dice: “Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto”. Truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto. Y el último versículo es el que acabamos de ver allí en el capítulo 10, verso 3.


Truenos de la séptima copa
Vamos a ver otros Salmos. Salmo 18:13: “Tronó en los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz; granizo y carbones de fuego”. Esa es la séptima copa. Lo mismo dice el Salmo 29:3, que es el que acabamos de ver arriba: “Voz de Jehová sobre las aguas; truena el Dios de gloria”. Salmo 77:17: “17Las nubes echaron inundaciones de aguas; tronaron los cielos, y discurrieron tus rayos. 18La voz de tu trueno estaba en el torbellino”. Y por último Salmo 81:7, dice así: “En la calamidad clamaste, y yo te libré, te respondí en lo secreto del trueno”. 

Acordémonos de que el libro de los sellos estaba sellado por dentro y por fuera también. Los sellos de adentro es el contenido que se revela, los sellos de afuera es lo que Juan selló que no escribió: Juan, sella lo que los siete truenos dijeron; o sea, lo que está por fuera; lo que está por dentro es lo que está revelado, pero lo que está sellado por fuera es lo que no está adentro. ¿Qué es lo qué está afuera? Los siete truenos, porque miren lo que dice en Apocalipsis 10:3: “Y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, los siete truenos emitieron sus voces”; estos son los finales truenos; es decir, estos truenos es como la voz final de Dios, la revelación final, con lo que se termina toda la Biblia; o sea, el libro abierto; pero está sellado, el libro estaba sellado por dentro. En el capítulo 5 estaba sellado también por fuera; lo que está adentro es lo que está revelado, pero lo que está afuera es lo que no está revelado.


Hay secretos que el Señor se reserva
Recuerden que Deuteronomio 29:29 dice: las cosas reveladas son para nosotros; eso es lo que está escrito por dentro, pero las secretas son sólo para Jehová. Entonces aquí el Señor no quiso que Juan escribiera; claro que Juan oyó, Dios se lo reveló en privado a Juan, pero no le permitió que otros lo supieran; así como cuando estaban en la mesa del Señor antes de morir, la última noche, y Juan estaba cerca de Él, y el Señor le reveló algo a Juan que no le reveló a los demás.

¿Qué fue lo que le preguntó Juan? Señor, ¿quién es el que va a traicionarte? Eso los demás no lo oyeron, sólo lo oyó Juan. El Señor le dijo: Aquel a quien yo le diere el pan mojado, ese es; como a Juan, que era cercanísimo al Señor, se le reveló algo que los otros no supieron. Quizá el Señor no quiso decirnos quién iba a ser el anticristo, tampoco sabemos cuándo ha de venir el Señor. Hay secretos que el Señor se reserva, hay cosas que pertenecen sólo a Dios. Dice la Palabra que sus juicios son inescrutables, es decir, que no los podemos escudriñar hasta el fondo, son insondables, no los podemos sondear; Su luz es inaccesible, no se puede acceder; Su nombre nuevo ninguno lo conocía, sino Él mismo. Hay cosas que Dios se reserva para sí y que a veces revela en parte a algunos de sus siervos, pero les prohibe que digan esas cosas. A veces Dios actúa así, revela un poquito pero manda callar; hay cosas que puedes decir y cosas que no puedes decir; las reveladas son para nosotros, las secretas son para Dios; a veces esas secretas son reveladas un poquito a sus siervos, pero no para la generalidad sino solamente para lo privado. 


Volvamos a Apocalipsis 10:4: “Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir;” quiere decir que Juan estaba escribiendo porque desde el principio Dios le dijo: Juan escribe las cosas que has visto, las que son y las que han de ser después. Las cosas que has visto, es la visión del Cristo glorificado; las que son, son las siete iglesias, y las que han de ser después de éstas es toda esta revelación del futuro, ¿verdad? Entonces Juan desde el principio recibió varias veces la orden. Cuando iba a escribir a las siete iglesias, le dijo: Juan, escribe al ángel de la iglesia en Efeso, escribe, escribe. Juan escribió; muchas veces se le manda a escribir a Juan. Juan escribe: Bienaventurado de aquí en adelante los que mueran en el Señor; o sea que Juan estaba viendo y escribiendo. Ahora él iba a escribir, pero no se le permitió escribir esta parte. Hay cosas que Dios le mostró a Juan, solamente a Juan. Juan sí oyó e iba a escribir, pero no le fue permitido; así como cuando el Señor le reveló quién era el traidor, sólo lo supo Juan, los demás no supieron. Sólo Juan lo supo.

Aquí también el Señor sabe quién es el traidor, el anticristo, etc. Él sabe todo. Continua diciendo el verso 4: “Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas”. Por eso el libro está sellado por dentro, que fue lo que se abrió, y sellado por fuera, que es los truenos que fueron sellados y que nadie sabe lo que dijeron; ponernos a especular es necedad. Si Dios selló, está sellado, ¿amén?


El tiempo se acabó
“5Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano derecha al cielo, 6y juró (Él sí puede jurar porque Él sí puede hacer blancos o negros los cabellos; nosotros no podemos jurar porque no podemos hacer blanco ni negro nuestros cabellos; no juréis, pero Él sí puede jurar; Jehová puede jurar por sí mismo) por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más”. Esta palabra tiempo, es cronos, no es kairos; o sea, es el tiempo normal de la historia humana común y corriente; otros traducen: ya no habrá más demora. Estamos en pleno Armagedón, estamos en plena gran tribulación aquí en el segundo ay, entonces el Señor dice: cuando estemos en esto, ya lo próximo es el final, no habrá más tiempo.

“7Sino que en los días (fíjense en ese plural “días”; o sea que la séptima trompeta no dura un instante, dura varios días. Cuando veamos la séptima trompeta veremos cuántas cosas están incluidas en las trompetas; inclusive las copas están incluidas en la séptima trompeta) de la voz del séptimo ángel”; este ángel se refiere a los siete ángeles de las siete trompetas, o sea al ángel de la séptima trompeta. El hermano Branham y los branhamistas dijeron que este séptimo ángel se refería al mensajero de la iglesia en Laodicea, y él (Branham) dijo que él era este ángel; pero este ángel es de la serie de los siete ángeles de las siete trompetas, ángeles celestiales. “En los días de la voz del séptimo ángel”; la palabra voz siempre aparece referida a truenos, a revelaciones, a trompetas; a la voz de la trompeta se le llama “voz” foné. “En los días de la voz del séptimo ángel”; este ángel toca la trompeta durante unos días; es algo que no es instantáneo, sino que abarca días; por eso dice: “En los días de la voz del séptimo ángel, cuando él vaya a tocar la trompeta, el misterio de Dios se habrá consumado, como él lo anunció a sus siervos los profetas”. Este juramento, como lo dije hace un rato, es semejante al del Apocalipsis del Antiguo Testamento, que es Daniel.


Vayamos a Daniel capítulo 12 y ustedes verán allí un fenómeno similar. Acuérdense de que la visión final de Daniel abarca los capítulos 10, 11 y 12. Para entender el capítulo 12 hay que empezar a leer desde el 10; en el 10, a Daniel se le apareció un personaje celestial, ¿amén?


Visión de los últimos días
Dice Daniel 10:5: “5Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. 6Su cuerpo era como de crisólito, su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. 7Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión; no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. 8Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. 9Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. 10Y he aquí una mano me tocó”. Aquí ya no se sabe si es de él o es de otro, porque había allí otros ángeles con este principal; entonces ahí comienzan a hablar a Daniel; y en el capítulo 11 continúa esta visión, y en el 12.

Cuando llegamos al capítulo 12, dice en el verso 4: “4Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin”. Como quien dice, Daniel, las cosas del fin no se van a entender sino cuando estén en ese tiempo; la gente va a leer de esto, de aquello y no va a entender; pero cuando estas cosas se cumplan al final la gente al final va a entender: “Cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá”; como ahora, hay hasta cohetes, aviones, carros; en el siglo XIX eran puros caballos; Simón Bolívar tuvo que andar en caballo hasta Bolivia. “Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará. (eso es para el fin, señal que estamos en el fin) 5Y yo Daniel miré, y he aquí otros dos (¿por qué otro? Porque estaba aquel varón que viene desde el capítulo 10, pero junto con él había otros dos) que estaban en pie, el uno a este lado del río, y el otro al otro lado del río. 6Y dijo uno al varón vestido de lino, (aquel que describió en el capítulo 10) que estaba sobre las aguas del río:  ¿Cuándo será el fin de estas maravillas?”


Fíjense en que cuando va a haber un fin, Dios da un juramento, hay juramento del cielo; cuando una cosa se va a terminar se termina porque Dios dice: Juro que esto se acaba; y dice aquí: “¿Cuándo será el fin de estas maravillas?” Aquí le mostró la visión; le muestra toda la historia hasta el anticristo y la venida del Señor. “¿Cuándo será el fin de estas maravillas? 7Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, (ese es un año) tiempos, (dos años, ya van tres) y la mitad de un tiempo”. O sea, tres años y medio, porque la gran tribulación es de tres años y medio; ahí se termina todo. ¿Cuándo será el fin? Juró, será por tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo; y noten por qué es tan importante que Israel esté en su tierra y que la Iglesia esté unida: “Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas”.


Profecía sellada hasta el tiempo del fin
¿Que está esperando el Señor? que el pueblo santo deje de estar disperso, esté unido, que Israel esté otra vez en su tierra y que la Iglesia esté esperando al Señor como una Iglesia santa y gloriosa; pura, santa y gloriosa; porque Él recibirá una Iglesia santa y gloriosa.

“Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, (el pueblo santo es Israel y es la Iglesia) todas estas cosas serán cumplidas. 8Y yo oí, mas no entendí. Y dije: Señor mío, ¿cuál será el fin de estas cosas?” Él no entendió; por eso Pedro dice que ellos administraban para nosotros estas cosas, no para ellos. “9El respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin”. Pero en el tiempo del fin, que es Apocalipsis 10, ahora el libro está abierto; cuando Daniel profetizó el libro estaba cerrado, pero ahora dice Apocalipsis: No selles las palabras de la profecía de este libro. En el tiempo del fin Apocalipsis no está sellado, solamente los siete truenos, los sellos de afuera es lo que está sellado, pero no todo lo que está adentro, la profecía ya es revelada en Apocalipsis. Daniel está cerrado; en Apocalipsis es la promesa diferente. El Señor le dice a Daniel: sella; se le dice a Juan: no selles; ¿por qué? porque el tiempo del fin es al abrir, por eso el libro está abierto en las manos del Ángel del Pacto.


Continua Daniel 12:10: “Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán”. ¿Para quién es el Apocalipsis? Para mis siervos, para mostrarles las cosas que deben suceder pronto; para los siervos; nosotros estamos en esto ahora, los otros están en otra cosa, el Señor está mostrando a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. “11Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, (la gran tribulación) habrá mil doscientos noventa días”. Tres años y medio, y un mes más, porque no son mil doscientos sesenta, sino mil doscientos noventa; ¿por qué? porque en ese mes siguiente ya Satanás es juzgado.


“11Y desde el tiempo que sea quitado el continuo sacrificio hasta la abominación desoladora, habrá mil doscientos noventa días.

12Bienaventurado el que espere, y llegue a mil trescientos treinta y cinco días”. Ahí ya entra en el Milenio, ¡aleluya! “13Y tú iras hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días”. ¿Se dieron cuenta de que una escena similar es la que acabamos de leer en Apocalipsis 10?


Regresemos a Apocalipsis 10:5: “5Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, 6y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, 7sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él vaya a tocar la trompeta, el misterio de Dios se habrá consumado”; ¿qué es lo que se habrá consumado? El misterio de Dios. ¿En qué consiste la cosa? En la revelación de Dios; es el misterio de Dios.


Consumación del misterio de Dios
Hay muchos misterios que forman parte del misterio de Dios; los misterios de Dios son muchos: hay el misterio de Dios el Padre: Cristo; hay el misterio de la piedad, el misterio de la voluntad divina, el misterio de la economía divina, el misterio del evangelio, el misterio de la fe, el misterio de Cristo: la Iglesia, el misterio del matrimonio, el misterio de los siete candeleros, el misterio de las siete estrellas, el misterio de Babilonia, el misterio de la mujer y la bestia que la trae, el misterio de la final trompeta, el misterio de iniquidad, el misterio del reino de los cielos, pero todos esos misterios se refieren al misterio de Dios. Los misterios de Dios son los capítulos del misterio de Dios. Todo lo que sucede es para revelar y dar a Dios.

Cuando suene la séptima trompeta, cuando se consuma el plan, quien será revelado será Dios; por eso dice: En vano se afanaron las naciones, dice Habacuc, y para el fuego trabajaron, porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Dios; o sea, quien será revelado y será por fin entendido, vindicado y toda boca se callará y sólo Él rugirá, será Dios. Hasta ahora he callado, pero después voy a hablar yo; como siempre hablamos de Job; 38 capítulos hablando Job y sus amigos, y Dios callado; cuando habló Dios se callaron todos; cuando ruge el león se callan hasta los grillos; mientras tanto todos están haciendo alboroto; entonces el misterio es de Dios; o sea, se revelará todo, todo lo que muestre a Dios en plenitud.


Dice al final de Apocalipsis 10:7: “como él lo anunció a sus siervos los profetas”. ¿De qué era que hablaban los profetas? Cuál era el tema de los profetas? El tema de los profetas era en relación al misterio de Dios. Todo  lo que los profetas hablaban era en relación a esto; y Apocalipsis es el que nos muestra la consumación, la última trompeta. Luego dice en el verso 8: “La voz que oí del cielo”; o sea la misma que le habló en el versículo 4: “oí una voz del cielo que me decía: sella las cosas que los siete truenos han dicho”; esa misma voz del cielo habla otra vez; la primera vez cuando le dijo: sella lo que los truenos han hablado, pero ¿cuál es la segunda vez que le habla esa misma voz? “8Habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el libro”; ahora ya no es sólo el librito, es el libro, ¿por qué? porque la profecía final está en relación con toda las demás: “Ve y toma el libro que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. 9Y fui al ángel, diciéndole que me diera el librito. Y él me dijo: Toma, y trágatelo”; ya no es sólo cómelo; el verbo es más fuerte que comer, le añade una raíz que es de tragarlo entero; “trágalo”, o sea, la cosa hay que digerirla completa. “Trágalo, y te amargará el vientre”.


Cuando se lo comió Ezequiel, a Ezequiel no le amargó el vientre, pero a Juan sí, porque son cosas terribles; hablar es muy bonito, pero pasar por esto es bien difícil; entonces dice: “te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. 10Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre”.


El libro que amarga el vientre
Vamos entonces a Ezequiel 2:8; le dice Dios a Ezequiel: “8Mas tu, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy”. Noten, no es que Juan se está copiando literariamente de Ezequiel, no; su experiencia fue similar, no es una copia literaria, no; es una identidad de experiencia; son experiencias semejantes, porque algunos dicen que Juan se copió del estilo; no es el estilo, sino que le pasó algo parecido: “abre tu boca, y come lo que yo te doy. 9Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro. 10Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; (el otro estaba sellado por detrás, pero éste estaba escrito por delante y por detrás, porque es un rollo) y había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes. 1Me dijo: Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve, y habla a la casa de Israel. 2Y abrí mi boca, y me hizo comer aquel rollo. 3Y me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel. 4Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras”.

El rollo que se le da a comer a Juan es para capacitarlo para profetizar; entonces aquí ahora está hablando del ángel fuerte, de que éste es prácticamente el fin; juró que al oír la voz del séptimo ángel el misterio será consumado; pero el Señor sabía que todavía tenía que profetizar los capítulos 11, 12, 13, 14, 15, hasta el 22; todavía no estaba concluida la palabra de Dios. Entonces Juan tenía que concluirla; por eso se le dio este librito abierto; el librito abierto es la revelación completa, la parte que completa la revelación de Dios.


Entonces por eso dice aquí en el capítulo 10:11: “Y me dijeron: (eso es plural, le habla la voz del cielo y el ángel que tenía que darle el librito) Es necesario que profetices otra vez;” hasta aquí ha sido una vez; desde el capítulo 1 hasta el capítulo 10, es una vez, pero se termina en la séptima trompeta. La séptima trompeta tiene las siete copas, tiene la culminación total de la historia. Es necesario, Juan, que vuelvas a profetizar. Es como cuando Daniel vio una visión, pero tenía que añadirle detalles y volvió a ver otra sobre lo mismo pero con más detalle. Después se le mostró otra sobre lo mismo pero con muchos más detalles. Ahora Juan ya profetizó, está en el séptimo sello, está a punto de tocar la séptima trompeta, entonces el libro está abierto, pero Dios sabe que Juan tiene que profetizar; entonces le da la parte final de este librito que se come Juan, que es el resto del Apocalipsis hasta el capítulo 22; así como el librito que se comió Ezequiel son las profecías de Ezequiel. Primero él se comió el rollo y luego comenzó a hablar las palabras y se completó el libro de Ezequiel; ahora Juan se come este libro abierto, la culminación, y empieza a profetizar otra vez, es decir, el resto del Apocalipsis. La séptima trompeta culmina todo, pero ya está incluido desde el 12 hasta el 22. “Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”.

Esa profecía es entonces la que culmina toda la Biblia y todo el Apocalipsis, que es la culminación de la Biblia.


Entonces, hermanos, esto se da en el contexto de la sexta trompeta, en medio de las preparaciones avanzadas del Armagedón, durante el segundo ay, para prepararnos para el fin. Gracias hermanos. Vamos a parar aquí.  ☐

1 comentario:

  1. La paz sea con todos...

    ¿Quién es el ángel Pacto?

    Jua 16:13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir

    El espíritu de verdad es el espíritu Santo y es quien haría saber las cosas que habrían de venir... y lo hizo, le dijo esas cosas a Juan... para que él las comunique a todos los siervos de DIOS.

    Apo 1:1 La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,

    Así es, el ángel dió a Juan el mensaje, la revelación de Jesucristo... la que él anunció.

    El espíritu Santo es el ángel del pacto.

    Jesucristo es el Señor que vinoa su Templo, es el a quien Dios puso por Señor de Todo.

    Juan el bautista es el mensajero que preparó el camino.

    Que Dios los bendiga.

    ResponderEliminar